Querida Kitty:
Llegó el día terrible en que hemos tenido que huir de casa y refugiarnos en el famosos condite de papa.
Todo comenzó porque llegó una carta alemana donde llamaban a mi hermana. Yo estaba aterrada, todo el mundo sabe qué significa una carta de esas.
Me imaginé los campos de concentración y las celdas solitarias. ¡Malditos! ¡Querían enviar a una joven, de tan solo dieciséis años, a un campo de concentración! Por supuesto, mi familia no permitiría eso; así que, apresuradamente tomamos solo lo necesario y salimos de casa para ocultarnos. Ocultarnos... ¿A dónde iríamos a ocultarnos? ¿En la ciudad, en el campo, en una casa, en una choza, cómo, cuándo, dónde...? Yo no podía responder estas preguntas.
Yo estaba muy asustada. Me angustiaba pensar en dónde podríamos escondernos para que no nos encontrarán.
Evitamos llevar nuestras pertenencias en grandes maletas para que no nos descubrieron, cada quien se vistió con toda la ropa qué pudo y lleno sus bolsillos lo más posible. ¡Parecía que íbamos a un viaje al Polo Norte! Ningún judío, en estas circunstancias, hubiera podido permitirse salir de su casa con una maleta llena. Yo llevaba puestas dos camisas, tres calzones, un vestido, encima una falda, una chaqueta, un abrigo de verano, dos pares de medias, zapatos cerrados, una boina, una bufanda y otras cosas mías. Me ahogaba antes de partir, pero nadie se ocupaba de eso.
Nos pusimos en camino bajo una lluvia tupida, papá y mamá llevando cada cual una bolsa de provisiones llena de Dios sabe qué, y yo con mi cartera repleta a reventar.
Hasta pronto
Tuya. Ana
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El diario de Ana Frank
Short StoryAna Frank era una niña judía de origen qué se refugió en Holanda junto con su familia para escapar de una terrible persecución durante esos dos años y a pesar de su corta edad, Ana plasmó en su diario, con sumo detalle y con la enorme sensibilidad d...