Ghost of You (Renga - SK8 The Infinity)

7 (editado y completo:D)

Nota y explicación: Hola:D este cap ya estaba aquí, solo que en una versión diferente. Como mencioné antes, lo iba a editar porque el resultado anterior no me gustaba. Ya lleva meses guardado en mi compu y recién me animé a seguir publicando, so... aquí está:3 Obviamente no es perfecto, así que pueden dar sugerencias y correcciones si gustan. En lo que respecta al trigger warning que había dicho que habría, estará en el cap siguiente. Espero que les guste.

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Después de un agitado día organizando, limpiando y comprando, Langa por fin pudo ir hasta la casa de Reki a llevar a cabo su plan.

Traía camisa, corbata y traje, estaba despeinado, con una mochila en la espalda, con golpes en la cara y un ramo de girasoles entre manos. Su nerviosismo se notaba en su andar errático sobre la patineta. Incluso se cuestionó si no era mejor ir en taxi debido al traje, pero aquello seguramente aburriría al pelirrojo.

Todo debía ser una perfecta escena de reconciliación amical y, si no había patinetas involucradas, Reki no se divertiría al máximo.

Cuando se detuvo frente a su puerta, comenzó a sudar en frío, pues mil escenas trágicas se armaron en su mente. La ansiedad comenzó a apoderarse de su confundido cerebro.

¿Qué pasaba si él decía que no podía o no quería ir? ¿Y si pensaba que era ridículo? ¿Y si había decidido nunca más volver a hablarle después de su fuerte discusión?

En su imaginario fatalista, solo existían finales en los que él acababa con el corazón roto. No se sentía merecedor del perdón de su mejor amigo, no después de haberlo tratado con tal brusquedad.

Se cuestionó la situación de mil maneras, pero no tuvo mucho tiempo para pensar en todo eso con profundidad, ya que la puerta de la casa se abrió de repente. El pelirrojo era quien salía de la casa, distraídamente y con su patineta entre manos.

– Iré por una soda. –anunció Reki, cerrando la puerta tras de sí.

Este volteó para ir a la tienda, pero terminó encontrándose al nervioso Langa al inicio de su camino. El canadiense esperaba una crítica o una ignorada letal por parte de su mejor amigo, tras el teatro triste que su mente había ideado minutos antes, como si desconociera a la persona con la que trataba.

– ¡Oh, por Dios! –Reki dejó caer su patineta al suelo y se acercó a Langa para tocar su rostro. Pasó delicadamente sus dedos sobre los raspones y el pequeño moratón en la mejilla del otro–. Ayer no se notaba casi nada. ¿Te duele mucho?

– No, no te preocupes. –contestó sorprendido de que el pelirrojo siguiera preocupándose por él.

– ¿Es por eso que no viniste a clase hoy?

– Eh... Sí, claro. –mintió con descaro, pero todo era para bien. No le iba a contar lo ocupado que había sido su día yendo de un lado a otro para darle un regalo digno de su perdón.

Reki se alejó un poco para darle espacio personal a su amigo y pronto se percató de su extraña apariencia. Cabello alborotado, golpeado, traje, patineta, una mochila y unas flores. Su mirada curiosa hizo que Langa se sintiera como un chiste con patas.

– ¿Vas a ir a la fiesta? –inquirió. Como Langa no procesó rápido la pregunta, prosiguió–. ¿Con quién irás?

De nuevo, no hubo respuesta.

– ¿Es de nuestro salón?

– Eh... Sí. –alcanzó a decir el canadiense.

– ¡Genial! ¿Quién de todas?

Langa no podía elaborar respuestas con facilidad, su mente no concebía la idea de que estaba ejecutando su plan. Los nervios le estaban jugando una mala pasada.