4. Rincón de paz

24 8 8
                                    

Estamos acostumbrados a protagonistas con vidas perfectas, no a adolescentes reales, estamos acostumbrados a compararnos con protagonistas de series y películas de pasados truculentos pero perfectos a fin de cuentas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estamos acostumbrados a protagonistas con vidas perfectas, no a adolescentes reales, estamos acostumbrados a compararnos con protagonistas de series y películas de pasados truculentos pero perfectos a fin de cuentas.

Yo no soy perfecta.

Nunca lo fui.

Las voces de mi cabeza me lo dicen a menudo.

No comas esto, engordarás, no salgas hoy, tienes que estudiar, no eres suficiente para tus amigos, estarán mejor sin ti, solo estorbas, no vales para nada.

Voces que no consigo callar, voces que ya no se separan de mí ni cuando estoy acompañada, voces que logran que cuando estoy rodeada de gente me sienta tanto o más sola de lo que ya lo estoy.

Hugo no había parado de sonreír amable pero no sincero desde que llegó, había hablado con casi todos en clase y había hecho algunos amigos, me alegré por él. Me alegré pero también me pregunté por qué yo no tenía esa capacidad de socializar con las personas. 

Tocó la campana del fin de clases y yo había tomado una decisión.

Hugo había ido con un grupo de chicos de la clase así que tomaría ejemplo de él e intentaría volver a hablar con mis amigos, pediría perdón e intentaría resolverlo todo. Tal vez no todo fuera como antes, pero después de todo yo había tenido la culpa de que todo pasara así.

Caminé por los pasillos del instituto con decisión hasta que llegué a la zona en la que siempre nos poníamos.

Yo no era visible para ellos, pero ellos sí para mí, así que me acerqué con la cabeza en alto por primera vez en semanas.

—...Lo sé... es muy irritante—  dijo Aarón y me quedé plantada en mi sitio aturdida y curiosa por saber de quién hablaba.

La curiosidad mató al gato...

Pero el gato murió sabiendo...

Pero tú eres el gato más inútil de todos, no lograrás escuchar nada que te interese sin que te destruya por el camino.

Siempre sonriendo de esa forma, metiendo la pata hablando y siempre queriendo llevar la razón— se rio Aarón y ahí empecé a darme cuenta de quién era el objetivo de sus burlas— siempre leyendo... como si fuera una rata de biblioteca...

Quise llorar.

Querer es quedarse corta.

Lloré.

Mi antiguo mejor amigo me estaba poniendo verde cuando prometió siempre defenderme y lo peor de todo es que tenía razón en todo lo que había dicho, yo no era más que una rata de biblioteca inútil.

Corrí por los pasillos al único lugar del instituto en el que me sentía completamente a salvo, la biblioteca, el único sitio que nadie conocía mejor que yo y en el cual ninguno de mis amigos pondría un pie ni aunque les pagaran.

Amor entre libros (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora