10. Primos

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-Maia-

Caminé entre la multitud buscando al amigo de Hugo y a su prima. Cada paso era más complicado que el anterior, tuve que dar más de un codazo y recibí alguno que otro también.

-¡Maia! -escuché que me llamaban sobre el revuelo de las personas hablando y antes de que me diera cuenta el señor de las muletas estaba a mi lado.

Lo miré sin saber qué decir, eso de socializar no parecía ser para mí.

-Irina está por allá -rompió el silencio incómodo que se había creado señalando a un punto de la multitud que estaba sentada en la primera fila-. Vamos, no creo que sea buena idea que esté aquí con las muletas, me muero de ganas de sentarme por fin -terminó empezando a caminar hacia donde había señalado.

Dudé un segundo antes de seguirlo, la situación con Aarón me había dejado medio aturdida y me preocupaba la idea de encontrarme con Brent. Aún así caminé siguiendo a Rodri hasta donde una chica cuidaba dos sitios.

-Irina -la saludó él y ella apartó la vista del campo para obsérvanos a nosotros -, te presento a Maia, la amiga de Hugo, la de la librería.

-Oh, hola Maia, mucho gusto, soy Irina -me sonrió antes de ponerse de pie y acercarse a estrecharme la mano -. Me alegro de ya no ser la única chica entre tanto simio -bromeó ella mientras yo aprovechaba para detallarla.

Mi mirada pasó por su pelo rubio ondulado idéntico al de su primo y luego por sus ojos azules. Era muy guapa, tanto como su primo y eso hizo que me cuestionara si le venía de familia.

-Mucho gusto -me limité a responder cuando me di cuenta de que esperaba a que dijera algo.

-Sentaos que ya salen -nos mandó Rodri y yo obedecí a instante con tal de no tener que ser yo la que empezara la conversación.

Le tienes miedo al éxito.

No sé de lo que hablas.

Ajá.

No te hagas, las dos sabemos que saldrá mal, solo nos estoy ahorrando el mal trago.

-Estás deseando estar ahí -afirmó Irina mirando a Rodri que no paraba de mover con nerviosismo su pierna buena.

-Sí.

-No haberte lesionado -lo molestó Irina divertida.

-¡Oh! ¡Claro! ¿Cómo no lo había pensado? -le respondió sarcástico Rodri cruzándose de brazos.

-¿Cuánto tiempo estarás sin jugar? -le pregunté al rubio intentando terminar la discusión, no tenía ganas de estar en medio y había acabado sentada entre ambos así que sería complicado.

-Supuestamente el yeso me lo quitan en dos días.

-Esperemos que el médico no diga que tienes que estar una temporadita más con él.

-Cállate, no seas mal agüera.

-No lo soy, solo te digo las cosas como son.

-Pues no me las digas y cierra la boca.

-Cuanta amabilidad para tu prima favorita.

-Estoy replanteándome por qué eres mi favorita-se quejó él y de un momento a otro estuve en medio de una mini discusión que no se terminó hasta que los gritos del público hicieron que prestáramos atención.

Los tres miramos al campo a la vez y a mí se me paró el corazón cuando lo vi salir del vestuario con la equitación de fútbol y un balón en la mano.

Brent estaba idéntico, eso me asustó, ver su pelo negro teñido en mechas y su sonrisa coqueta hizo que los recuerdos amenazaran con salir a flote.

Mi mente colapsó por un segundo, era como si volviera a aquellos momentos y eso me bloqueó, era incapaz de reaccionar.

-Maia -me llamó Irina con delicadeza poniendo una mano sobre la mía, sobresaltándome, y haciendo que diera un respingo -. Hey, ¿estás bien? Estás pálida. Si quieres vamos al baño para que te eches agua en la cara.

Quise aceptar pero la voz de Hugo llegó como un susurro a mi mente impidiendo que lo hiciera. Tenía razón, Brent ya debía de saber que estaba ahí y mi antiguo yo se habría ido aterrada. Mi actual yo empezaba a estar cansada de estar asustada.

No era justo, era él quien debía sentirse mal, no yo. Yo no había hecho nada, él sí.

Respiré hondo cerrando los ojos en un intento de despejarme. Puede que estuviera aterrada pero él no me haría nada con tanta gente delante. Además, estaba Hugo, él no dejaría que Brent se le acercase. No sé de dónde saqué las agallas pero me quedé en mi sitio.

Tal vez Irina notase mi debate interno, porque en cuanto abrí los ojos con renovada decisión tomó mi mano y la apretó en señal de apoyo.

No mucho después, cuando ya empezaba a plantearme cuánto aguantaría ahí sentada, la puerta del vestuario del equipo de Hugo se abrió. Vi salir a Cole y a Noah acompañados del resto del equipo salvo por Harry.

-¿Por qué Hugo no sale? -le pregunté a los primos que compartieron una mirada y una sonrisa que yo no comprendí antes de responderme.

-Es el capitán -se encogió de hombros Rodri.

-A veces César, el entrenador y el hermano de Rodri, mi otro primo, le da charlas -parpadeé confusa.

-¿Tú hermano es el entrenador?

-Sí.

-Pero, ¿estáis toda la familia metida en el club de fútbol o algo? -pregunté yo con los ojos muy abiertos intentando no sonar sorprendida -¿Es vuestro o algo?

-Que va, pero nos quedamos sin entrenador y mi hermano fue jugador del club así que lo cogieron -me explicó él -. Estudia para ser psicólogo, aquí solo gana un extra para no depender del todo de mis padres.

-Ah -murmuré yo intentando no sorprenderme, por mi mente no había pasado la probabilidad de que Rodri fuera a tener un hermano, para mí con uno como él era suficiente.

Como sea la mitad de guapo que Rodri voy a empezar a plantearme cómo llegamos tan tarde a la repartición de belleza.

Yo también.

Pensé en intentar decir algo más ahora que había encontrado un tema de conversación, pero, como si lo hubiéramos invocado, la puerta del vestuario se abrió otra vez.


●●●

Holaaa

Hace mucho tiempo que no venía por aquí y un par de días que tenía este capítulo escrito sin editar. Menos mal que ya está aquí, ya extrañaba a Maia y Hugo.

¿Cómo estás? Como de costumbre, espero que estés bien y que te haya gustado.

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A. Álvarez

Amor entre libros (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora