Madelaine Petsch I

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Narra _________

Ahí estábamos ambas. Conversando de todo y de nada.

Era un día como cualquier otro, un Lunes por la mañana temprano, desayunando a su lado nuevamente como estos anteriores días habían pasado. Estábamos en su oficina personal de la Comisaría. Si. Somos policías, orgullosas de serlo a decir verdad. Nada nos ha hecho falta o eso creemos.

— ¿Estás bien?— Me pregunta Mads.

— Si, por supuesto, solo me había perdido en mis pensamientos.— Río un poco para que no sospeche que solo la estaba admirando.

— ¿En que pensabas? Si se puede saber obviamente.— La miro a los ojos, esos ojos de color marrón, todos dirían que son normales, pero los veo con la mayor admiración del mundo.

— Si claro.— Río con gracia.— Me estaba acordando que me había olvidado de colgar la ropa que puse a lavar antes de venir hacia aquí.— Miento, pero no le voy a decir jamás lo que estaba pensando. Moriría.

Me queda mirando con una sonrisa que luego se convierte en risa. Me encanta su risa.

— A ver, cuéntame, ¿como pasaste ayer? Fue tu día libre por lo que vi en la lista.

— Pues, no mucho en realidad, agarré al enano y a Marcos y nos fuimos a la playa... El enano...

Me pierdo de lo que me está contando. Sonrío levemente. Aparto mi mirada de sus ojos para que no vea que eso me incomoda. El nombre Marcos resuena en mi cabeza. Su novio, porque no se han casado, o por lo menos jamás la he visto con el anillo en su dedo. La vuelvo a mirar atentamente, tratando de no clavar mi mirada sobre la suya.

— Entonces, ya eso de las 20 horas nos volvimos a casa. Fue un día precioso.

— Me alegra que la hayas pasado bien, Mads.— Sonrío ampliamente. Aunque yo no pueda estar con ella, me encanta ver lo feliz que es con su familia.

Así le comencé a llamar poco tiempo después que empezábamos a relacionarnos mejor, al principio se quería hacer la dura, pero soy muy sociable y me encanta conversar, no he visto a ninguno de nuestros compañeros que no se junte con mi alegría hasta que nos terminamos carcajeando de cualquier historia o cuento que nos realizan los más veteranos en esta función.

Pero no todo termina como uno quiere, un día, comencé a ver a Madelaine con otros ojos. Nuestros abrazos duraban más de lo esperado, sus besos en mis mejillas comenzaban a acercarse a la comisura de mis labios. Sus miradas intensas. Las veces que me contaron que ella preguntaba por mi y cuando volvería para su turno a trabajar. Mis horarios a veces son rotativos, por lo que no la veo todos los días de la semana, como me gustaría.

Entonces fue ahí. Ahí me di cuenta que mis sentimientos comenzaron a florecer. No pude pararlos. Es increíble como de unos meses, hasta el ahora, aún me sigue gustando, me atrae todo de ella. Pero ella... Nunca lo sabrá.

— _______.— La miro a los ojos cuando pronuncia mi nombre.

— Dime Mads.

Me mira atentamente, y le devuelvo la mirada, me examina, como si quisiera saber que es lo que estoy pensando tanto. A que le doy tanta vuelta. Solo puedo pensar en como... Como sería solamente probar sus labios con un simple beso. Maldición.

— ¿Que es lo que sucede? ¿Te haz peleado con Carla?

— ¿Que? No, para nada, solo... Me ha contado unas cosas que la verdad no puedo dejar de pensar. Realmente lo siento corazón.— Se me escapó ese apodo por lo que la miro enseguida con los ojos abiertos, sorprendida. Jamás se me habían escapado esas palabras. Las había sabido controlar perfectamente. ¿Por qué me pasa esto a mí?

One Shots - Famosas y Tu - Pedidos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora