Pansy
Pansy resopló mientras se recogía el pelo intentando que algo de aire acariciara su cuello, agradeció internamente que la clase de Cuidado de Criaturas se celebrara bajo los árboles del bosque, habían salido tarde de Defensa contra las artes oscuras teniendo que correr para llegar a tiempo a la siguiente clase, aunque sus largas piernas la sirvieron de apoyo extra habían llegado por los pelos y sudando desagradablemente. Su panda se había adueñado de una gran piedra en la que estaban apoyados intentando disipar el bochorno de sus cuerpos. Todos los miraban y susurraban extrañados por su comportamiento. Los gryffindors rodaron los ojos, siempre tenían que dar la nota. Pansy decidió ignorarlos mientras estabilizaba su respiración y su temperatura. Notó la mirada de cierta leona decidiendo evitarla. No quería que leyera su vergüenza por haber pedido ayuda ni su ira por no haberla dado una respuesta en días.
Hagrid había presentado la clase mientras se acababan de acomodar. Al sentir que empezaba la lección sacaron los pergaminos y las plumas esperando a que el semigigante les introdujera a las primeras criaturas que estudiarían. Aunque Pansy ya sabía cuáles eran no pudo evitar asombrarse cuando los abraxans aterrizaron ante ellos. Solo los cuatro adultos.
— Impresionante — dijo Theo a la derecha de Pansy mientras se revolvía el pelo, sus rizos se deformaron al toque haciendo parecer que tenía el pelo más largo. Pansy sonrió mirando a su amigo, sabía que disfrutaba mucho de los animales fantásticos, puede que empezara a entender por qué Luna y él habían hecho buena combinación.
Los caballos se habían colocado uno al lado del otro guiados por Hagrid, ocupando gran parte del espacio y obligando a algunos alumnos a alejarse de los animales y sus enormes alas. Pansy reconoció a Ferguson y sonrió feliz. El profesor comenzó a explicar la historia de gigantescos animales mientras buscaba algo de comida en uno de los cobertizos cercanos poniendo a los caballos un poco nerviosos, "son bellamente inteligentes" pensó Pansy.
— Bien, ¿alguna pregunta? — preguntó. Nadie se pronunció — De acuerdo, ¿qué tal si los damos de comer? Lo que siempre os digo chicos, antes de acercarse a cualquier criatura hay que ganarse su confianza — Hagrid empezó a buscar entre los alumnos deteniéndose en ella —. Pansy, ¿quieres probar? — la slytherin parpadeó un par de veces sorprendida. Sus amigos se miraron entre sí interrogantes.
— Sí — dijo Pansy más bajo de lo que la gustaría, se aclaró la garganta —, claro — se acercó hasta donde estaba el semigigante quién le sonrió con confianza. Ferguson que la había visto acercarse relinchó intentando llamar su atención.
— Parece que alguien se acuerda de ti. Toma — Hagrid depositó en su mano una especie de golosina —, acércate a él, sin miedo que ya os conocéis.
Pansy tragó saliva y observó la chuchería en su mano. Podía notar las miradas de toda la clase en ella, ¿por qué la afectaba? Estaba más que acostumbrada a ser el centro de atención, sin embargo, esto era diferente, quería hacerlo bien, notaba la expectación recorriendo su espalda esperando su próximo movimiento. Miró a Ferguson, tenía la cabeza algo ladeada estudiándola con curiosidad siendo participe de esa expectación. ¿Desde cuándo ser notada la paralizaba así?
— ¡Vamos Pansy! — alguien gritó desde atrás. Unos vítores se sumaron. Sus amigos la animaban desde la piedra. No quiso girarse a la multitud, no podía enfrentar todos los ojos puestos en ella, menos aún los de color chocolate. Optó por mirar a su profesor que guiñó uno de los suyos con cariño acabando de asentar su confianza. Empezaba a agradarle el semigigante.
Como si ésta no hubiera sido mermada se acercó con paso seguro a los animales, específicamente a Ferguson. Subió la mano que no tenía la golosina al tiempo que el animal agachaba su enorme cabeza, aquí no había vallas a las que subirse sintiéndose pequeña ante el imponente animal. La sensación de suavidad llegó a su mano. Sonrió de nuevo disfrutando la calidez aterciopelada en su palma.
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Voy a quedarme a tu lado
RomanceEl unicornio oscuro era un animal que aparecía cada muchísimos años, una rareza en el mundo mágico. Se dice que este animal refuerza el vínculo que existe entre dos seres, sea del tipo que sea. Ese año, un precioso ejemplar se dejó ver en Hogwarts...