Capítulo 1: La pulsera

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Hermione

Una pacífica aura envolvía esa noche la Madriguera, hogar de los Weasley. Hermione dormía serenamente en el cuarto de Ginny. Cuando era pequeña, le costaba dormir en camas que no fueran la de su habitación, hasta que llegó a Hogwarts. Al principio la pasaba lo mismo, no conseguía acostumbrarse a aquel lugar, sin embargo, todo mejoró cuando la amistad entre ella, Harry y Ron creció. Como consecuencia se acostumbró a pasar los últimos días de las vacaciones en la Madriguera. Allí su primera noche fue un regalo, no sólo por los cariños de Molly Weasley, sino también porque la casa parecía una extensión de su hogar, con sus mejores amigos haciendo vida junto a ella.

Ron la despertó temprano en la mañana, cosa que no pudo extrañarla más, lo normal era que Ron durmiera hasta bien entrado el día o hasta que Molly se cansaba de tenerlo vagueando con invitados en casa. Hermione se recogió el pelo con una goma midiendo si su mejor amiga se había despertado por lo poca consideración que había tenido su hermano, podía estar tranquila, Ginny respiraba con pesadez sumida en sus sueños.

Una vez fuera de la habitación dio una colleja a Ron por haberla despertado con tan poco tacto y le amenazó con usar la varita la próxima vez que lo hiciera. Ron asentía a cada frase que decía sin prestarla mucha atención con una sonrisa enorme, lo que obligó a Hermione a interrumpir su regañina.

- ¿Ya ha llegado? - preguntó cayendo en la cuenta.

- Esta madrugada. Al parecer Dumbledore lo rescató de sus "aburridas vacaciones" y lo trajo aquí - Ron se dirigió a la habitación de Fred y George, al estar vacía Molly la había preparado para Harry ya que los gemelos vivían encima de su tienda: Sortilegios Weasley.

- ¡Espera! No irás a despertarlo, llevará solo un par de horas durmiendo.

- Es que le he echado de menos.

Y antes de que Hermione pudiera detenerlo Ron abrió la puerta con entusiasmo, es decir, más fuerte de lo normal. Hermione le hubiera lanzado un desmaius con gusto si hubieran estado en Hogwarts, aún era menor de edad como para utilizar magia fuera del Colegio, así que pensándolo bien, la amenaza de antes no tenía mucho sentido. No tuvo más remedio que entrar tras él, dándole otra colleja al ver que Harry se estaba incorporando en la cama.

- Me alegro de veros - dijo Harry sonriente -, aunque me podíais haber dejado dormir un poco más - comentó rascándose la nuca mientras miraba por la ventana.

Ron se sentó en la otra cama del cuarto, Hermione abrazó a su mejor amigo y se acomodó a los pies de la suya.

- Pensaba que vendrías a la vez que yo Hermione. Es más, hasta que anoche no vi a Crookshanks en las escaleras pensé que te había ganado - comentó Harry restregándose los ojos para ponerse las gafas.

- Ginny me escribió hace cinco días, se estaba volviendo loca, necesitaba mi ayuda, el deber me llamaba - contestó como única explicación.

- Cómo que ayuda, ¿ha ocurrido algo? - preguntó alternando la mirada entre sus dos amigos.

- Bueno... Digamos que la Madriguera este año está más llena de lo normal. No queremos arruinarte la sorpresa, así que tendrás que esperar al desayuno.

Harry no insistió así que los tres empezaron a relatar que tal fue su verano. Parecía que habían sido unos meses tranquilos para el trío, se habían limitado a descansar tras sus TIMOS, excepto Hermione ninguno había estudiado tanto como el curso pasado.

- Oye Harry, ¿qué tal están tus padres?

- En su salsa, Sirius se ha quedado casi todo el verano en casa, Lupin se ha dejado caer también. Ha sido un verano genial- los tres sonrieron.

Voy a quedarme a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora