—¿Jimin?
—Hola, mamá... —El joven pelirosa dejó cuidadosamente las llaves sobre la mesita del impecable recibidor, y caminó lentamente hacia la sala del té en la cual su madre pasaba el setenta por ciento de su tiempo.
—A que no sabes quién acaba de pasar por aquí. —Comentó su madre con voz estridente, sin despegar la vista de la ventana.
En la habitación no había televisores. En toda la casa no había televisores, pues los televisores eran otro invento más del diablo para presentárseles, por supuesto.
—¿Quién? —Preguntó Jimin tontamente, pues obviamente sabía quién había sido.
Hacía ya tres horas y media que había salido de su casa, y algo así como dos horas y media desde que era novio de Jeon Jungkook. Luego de su inesperada declaración, Jungkook lo había llevado a por un helado, algo gracioso, pues el tipo de salida que él preferiría era a por una cerveza. Pero él conocía bien al pelirosa, y Jimin seguramente arrugaría su pequeña nariz y lo miraría con desconfianza apenas sintiera el olor a alcohol que impregnaba el bar al cual solía ir.
—Lee Hewon. ¿Quieres saber qué me dijo? —Park Mi Sun por fin se dignó a mirar a su hijo, recorriéndolo de arriba a abajo con la mirada, llena de reproche. —Que tú andabas besuqueándote con Jeon Jungkook cerca de ese bar horrible en el que trabaja. —Respondió sin esperar respuesta de su hijo, que pasaba el peso de un pie al otro, incómodo, parado bajo el marco de la puerta. —Le dije que era mentira, que estaba delirando. ¡Mi hijo no anda besuqueándose, y mucho menos con Jeon Jungkook, por todos los cielos!
—Mamá...
—Pero insistió tanto en que era verdad que tuve que creerle. Ahora quiero que tú seas sincero conmigo, Jimin. ¿Es verdad?
El pelirosa bufó, cruzándose de brazos y desviando la mirada.
—Sí.
Park Mi Sun, una mujer sumamente infeliz y sexualmente frustrada, escondió el rostro entre sus manos, sintiendo como la humillación se cernía sobre ella.
¿Qué diría su esposo? ¿Sus amigas? ¿El pueblo? ¿Por qué su hijo le hacía esto?
—¿Por qué me haces esto, Jimin? ¿Es para castigarnos por no haberte comprado esa computadora?
El muchacho alzó ambas manos al cielo, y bufó con más fuerza.
—¡Por supuesto que no, mamá! ¡No tiene nada que ver con eso!
—¿Entonces por qué? ¿Acaso fui una mala madre? —Preguntó la mujer, poniéndose de pie y mirando a su hijo, el cual la sobrepasaba por unos cuantos centímetros, de frente.
—No tiene nada que ver contigo, mamá.
—¿¡Entonces qué sucede!?
—¡Sucede que estoy enamorado! —Y por primera vez en su vida, Park Jimin le gritó a su madre. Le gritó con fuerza, descargando la frustración que sentía debido a las actitudes extremistas que Mi Sun había tenido para con el todos esos años. —¡Me enamoré, mamá!
—¿E... Enamorado?
—Sí, mamá. Enamorado. Pero seguramente tú no sabes lo que es eso, ¿Verdad? Claro que no. —Jimin sabía que entre sus padres podría haber respeto, quizás algo de cariño, pero nunca, nunca amor.
—¿De Jeon Jungkook? —Mi Sun abrió los ojos como platos y luego, inesperadamente y dejando a Jimin totalmente confundido, comenzó a llorar.
Y no fueron simplemente lágrimas deslizándose por sus mejillas, fue un llanto ronco y profundo, que la hizo caer de nuevo sobre el sillón color beige, y cubrirse el rostro con las manos.
ESTÁS LEYENDO
Tattoo - Kookmin
Fanfiction-¿Un tatuaje? ¿Acaso estás loco, Park? Espera, ya sé, Satán te ha poseído, no eres tú mismo en este momento, -¿Verdad? -¿Sabes qué, Jeon? Vete a la mierda-. Jungkook observó su precioso trasero alejarse de él. Park Jimin nunca, pero nunca, maldecía...