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-Bueno carnales, ya se la saben. –Un sujeto con clara pinta de cholo dijo eso. Todo mundo comenzó a sacar sus objetos de valor mientras que un adulto (Ya que tenía 20 años ya), agradecía haber seguido a esa "intuición" que poseía.

El adulto joven no era alto, de hecho era considerablemente bajo, tenía una cara no fea pero tampoco era bonito, en términos literalmente descritos por amigas de secundaria "simpática".

Él no se consideraba un héroe, mucho menos alguien con suficiente fuerza y velocidad física como para subirse al bus nuevamente, pelear con ese ladrón y luego bajarse nuevamente (Ya que esa era su parada), ¿Todo para simples agradecimientos? Los actos heroicos no eran muy bienvenidos en su país que se diga.

Una vez se intento hacer una revolución (o así lo llamo mucha gente), ¿Resultado? De los 100 que iban solo 30 regresaban ilesos, otros 40 heridos medianamente, otros 10 heridos de gravedad y 20 muertos por no "obedecer".

La vida había sido relativamente fácil y sencilla para él. Había estudiado, había aprendido, había encontrado un trabajo que le permitía sus lujos de vez en cuando y otras cosas, incluso habiendo tenido una pareja y su primera experiencia sexual (No tan placentera como sale en los vídeos +18, si opinaba él mismo).

Aunque todo iba bien él en realidad no le gustaba su vida.

No es para que lo malinterpreten, a él le gustaba vivir, solo... No vivía como le gustaría.

Aunque muchas personas lo consideraron su amigo en tiempos anteriores ahora ni recordaban felicitarlo por su cumpleaños ni por redes sociales mientras que él lo hacía con quién le importaba, aunque le costará.

Pero, dejando de lado lo lastimosa(Para él, ya que, siendo sincero él sabía que muchos envidiarián su vida, aspecto, tamaño e incluso manera de ser y pensar...) Que podía llegar a ser su situación él continuaba adelante con lo que debía, de todas formas era lo que debía hacerse, ¿No?

Eso ya lo era la escuela o secundaria, ahí no podía decir un simple "no quiero" y todo terminaría con un simple llamado de atención. La vida era así, debía trabajar para comer e incluso estaban dichos que decía que el no trabajaba no comía, así era todo y él lo entendía. No de quejaba... No es que una queja pueda cambiar al mundo, de todas formas.

Una vez dentro de su no casa se tiró en su cama. Su habitación estaba ordenada a pesar de todo lo que pasaba por su mente.

Abriendo una pequeña refrigeradora que se encontraba al lado de la cama metió la mano y saco lo primero que encontró, siendo un jugo de naranja.

Con el jugo en la mano se quitó sus zapatos y luego de dejarlos tirados allí tomo el control y encendió la TV, buscando a ver algo en la cosa esa que costaba dinero pero que casi no veía. Encontrando una serie en el programa de la N roja simplemente lo puso a reproducir, aunque ya había visto la serie unas docenas de veces aún le gustaba y se imaginaba a sí mismo con eso.

La casa la tenía para sí solo. Puertas cerradas con llave, trampas en las partes dónde podrían abrir y entrar a robar (literalmente una trampa de osos abierta en medio de la sala oscura y en otros lugares de la casa), aunque parecía tonto ya 4 personas habían sido pilladas intentando entrar a robar a su casa y luego de casi dejarlos desangrar los había dejado inconscientes de un golpe en la cabeza antes de pedirle a un conocido (a cambio de un poco de dinero) que los llevará al hospital. Hasta ahora nadie había muerto y él estaba bien. Esas trampas para osos eran caras... Si no las hacías tú mismo, claro está.

Habiendo comenzado a ver su anime favorito se había quedado embelesado (Y si alguien le pregunta simplemente ignoraría esa pregunta) viendo los hermosos, atractivos, bien desarrollados y llamativos cuerpos de las chicas en ese anime de zombies.

Hirano Kohta... ¿O no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora