La historia avanza, los imperios se alzan y se derriban. Nada durará para siempre. Pero ni Berk ni sus aliados quieren aceptarlo, quieren seguir incluso si la lógica dice que debieron de caer décadas atrás. Habrán de romper sus tradiciones para cons...
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Hiccup regresa a Berk con la mirada pérdida en el vacío, la nariz y los ojos enrojecidos y el corazón destrozado en millones de afilados y sangrientamente pedazos que se clavan en sus entrañas con la crueldad de un centenar de demonios. Se desmonta de Toothless con la mirada de confundidos pueblerinos sobre él, escuchando a hombres y mujeres mandando a llamar a su padre y a sus amigos a gritos preocupados.
Ve al resto de jinetes y a su padre llegar junto a la mujer desconocida, ahora sin armadura, con la preocupación deformando sus rostros. Los ignora a ellos y a sus dolorosas preguntas para avanzar en completo silencio hasta su carbonizada casa... la casa que iba a ser para él y Elsa, la casa que acogería a su descendencia, la casa que iniciaría el legado de los Haddock-Bernadotte.
Mientras se acerca al cúmulo de cosas que se rescataron del incendio se pregunta por qué la jinete desconocida está tan cerca de su padre, por qué se ve tan preocupada por él y por qué ya no lleva su peculiar armadura, pero su garganta le arde y la cabeza le da vueltas que le imposibilitan formular una pregunta coherente. Se resigna a buscar entre todos los objetos parcialmente quemados o llenos de cenizas con una sola mano, permitiendo a los atentos observadores notar de que dentro de su mano derecha un objeto dorado es apretado. Es Astrid quien lo reconoce, por su tamaño y por la parte azul que en su mitad brilla, se trata del anillo de Elsa y lo hace saber en un susurro... Un susurro, se muestra en ese preciso momento, es todo lo que basta para que todos los presentes crean lo peor. Una posible muerte se empieza a sospechar, felizmente están alejados de la realidad.
Hiccup finalmente encuentra lo que buscaba. La espada nueva de su boda, aquella que forjó junto a su esposa, debería de haber aparecido ante ellos brillando y reluciendo la promesa de un gran futuro, pero el arma está manchada de ceniza, la punta está levemente derretida y el mango se había deformado por completo. Hiccup aprieta la espada con su mano derecha, se quita el anillo de bodas y se vuelve a encaminar en silencio lejos de las insistentes preguntas de los angustiados vikingos.
Recuerda todo vivido hace unas horas. Recuerda la confusión que sintió al notar que el barco lo había dejado muy atrás, demasiado como para que algo normal estuviese ocurriendo. Recuerda haberse escabullido por la ventana en la habitación de su amada, dispuesto a llevársela allí. Recuerda su rostro precioso carente de cualquier prueba de haber sido secuestrada por dragones. Recuerda su pelo sedoso desatado de las complicadas trenzas vikingas. Recuerda cómo se acercó levemente para no despertarla bruscamente. Recuerda el apresurado plan que hizo en su cabeza para que hacer luego de que volviese a Berk con su mujer...
Aprieta los labios e intenta no recordar lo siguiente, porque sabe que se romperá a llorar en cuanto piense en eso. Pero, ahora mismo, con el pueblo entero a sus espaldas, con los símbolos de su amor en las manos, a dos pasos de una acantilado, sabe que necesita esa memoria para armarse valor y firmeza.
Voltea levemente y dice sus primeras palabras desde que llegó.
—Nos ha traicionado —anuncia con la voz ronca—. Elsa nos ha traicionado.
Hiccup comienza a llorar nuevamente mientras Escucha preguntas y negaciones absolutas. Hiccup sencillamente no podía decir eso de ella, no era posible. Él era quien más la amaba, él era quien nunca dudaría de ella, él siempre lo había dado todo por ella... Hiccup era quien ponía siempre a Elsa por encima de todo... si él decía que Elsa los había traicionado es porque Elsa definitivamente los había traicionado.
Hiccup se cuestiona cómo su vida llegó a ese punto. Se da cuenta de que todo fue tu culpa, culpa suya y de su terquedad. Huyó toda la vida del destino que Agnarr e Iduna habían trazado para él, jamás se detuvo a pensar que amar a Elsa, casarse con ella y formar una familia eran parte también de los planes de los reyes de Noruega.
Hiccup toma aire mientras deja escapar un patético llanto.
La historia de Hiccup y Elsa concluye cuando el vikingo tira al vacío sus anillos de bodas y la espada de su unión.
La historia de Hiccup y Elsa concluye trágicamente.
Con un corazón roto.
Una mente trastocada.
Una hermana acosada por la culpa.
Una madre que se vuelve mejor.
Una madre que se vuelve peor.
Un padre que cree no haberse equivocado.
Un continente que no recuerda.
Un pueblo destrozado nuevamente.
La historia de Hiccup y Elsa concluye con el posible inicio de una nueva guerra.
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