La suerte la había abandonado. Neji había dado con ella. Sakura Haruno no sabía por qué, pero estaba segura de que el auto que estaba estacionado frente a la casa de los Sarutobi era de Neji. No tenía ninguna duda. Paró el auto al lado de la desviación sin reparar en los árboles cubiertos de nieve ni en el estrellado cielo de diciembre. Todos sus pensamientos, toda su energía, estaban centrados en la confrontación que iba a tener lugar. Porque no tenía ninguna duda deque iba a haber una confrontación.
Desde que Tsunade le telefoneó unos días atrás para decirle que Neji estaba buscandola, supo que sólo sería cuestión de tiempo que la encontrara en su refugio secreto de en las montañas de Hokkaido. Tal vez aquella fuera la razón por la que desde que se había levantando por la mañana notaba una extraña sensación en el estómago que nada tenía que ver con el bebé que crecía dentro de su vientre, sino con un sexto sentido que la advertía de que sus días huyendo de Neji Hyūga estaban apunto de tocar a su fin.
Sakura se armó de coraje y salió del auto.
Sacó las bolsas de las compras del asiento de atrás y se encaminó a la puerta de entrada. Una vez allí, aspiró con fuerza para llenarse los pulmones de aire fresco y controlar los nervios. Sabía desde hacía meses que aquel día llegaría, el día en quetendría que contarle a Neji lo del bebé y explicarle los planes que tenía respecto alfuturo de su hijo. Aunque en este último punto estaba igual de inconcluso como hace dos meses atrás, cuando se marchó de su hogar.
Lo único que tenía claro era que amaba a Neji, también a su familia. Y decidiera lo que decidiera, alguien sufriría. Peor todavía: Al tomar una decisión perdería a Neji o a los suyos. O posiblemente a los dos.
Sakura tragó saliva al pensar en ello. Y se preguntó, como tantas otras veces, porqué el destino le había preparado una sorpresa tan cruel. Tenía que tratarse del destino. ¿Qué otra razón podía explicar que el hombre del que se había enamorado era un Hyūga, el único hombre del mundo con el que le sería imposible compartir un futuro? Sakura suspiró al pensar en la situación. Por mucho que deseara que las cosas fueran distintas, no podía cambiar el pasado. Los Hyūga y los Haruno eran enemigos irreconciliables, y lo eran desde mucho antes de que ella y Neji hubieran nacido. La rencilla entre ambas familias, que había comenzado cuando el abuelo de Sakura se había fugado con su abuela en lugar de casarse con la tía abuela de Neji, dicha ofensa permanecía igual de vigente que setenta años atrás. En honor a la verdad, las cosas estaban incluso peor.
La maldición de los Hyūga.
Sakura se estremeció al pensar en aquella plaga terrible que perseguía a su familia desde hacia siete décadas. Todavía recordaba la primera vez que escuchó la historia, de niña, sentada en las rodillas de su abuela. Casi podía escuchar la voz de la anciana explicándosela.
«—Mei estaba muy enfadada, furiosa cuando Kenshin y yo le dijimos que nos habíamos casado y fuimos a casa de los Hyūga para contárselo y que nos comprendieran —explicaba Saori Haruno.
—¿Comprenderlos? —había exclamado Mei fuera de sí—. Lo que comprendo es que me han traicionado, a mí, a mi hermano y a toda mi familia.
—Nos amamos —le había dicho Kenshin Haruno—. Nunca pretendí hacerte daño, Mei.
—Bueno, pues me lo has hecho. Se lo has hecho a todos los Hyūga.
—Tal vez algún día lo comprendas y podrás perdonarnos y desearnos lo mejor —apuntó Saori.
—Nunca los perdonaré —les espetó Mei—. Y nunca les desearé la felicidad. De hecho, los maldigo. Se han casado en San Valentín, así que de ahora en adelante los maldigo a ustedes y a toda su descendencia para que siempre en ese día les ocurra algo que los haga sentir desgraciados, tanto como me han hecho sentir a mí.»
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Eterna Pasión |Nejisaku| COMPLETA
FanficNada le impediría llevarse a casa a aquella mujer... y a su hijo. La había encontrado por fin en las montañas nevadas de Hokkaido. Y en los ojos de su amante huida, Neji Hyūga descubrió que ella todavía lo amaba, todavía lo deseaba. Y en su cuerpo d...