Capítulo 08

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Neji la sorprendió con un magnífico pollo marinado acompañado de pasta, ensalada verde y un poco del pan casero que preparaba Kurenai descongelado y untado con mantequilla de ajo. A Sakura le vino a la cabeza de repente la idea de que durante el año que llevaba saliendo con Neji nunca habían compartido una cena íntima que hubiera sido preparada por alguno de los dos. Por supuesto que habían comido juntos, pero siempre había sido algo que traía el servicio de habitaciones de algún hotel o en algún restaurante alejado en el que no había posibilidad de que los viera alguien conocido.

—Una moneda por tus pensamientos —dijo Neji mientras le pasaba la salsa.

—Estaba pensando en que he compartido más comidas caseras contigo aquí en Hokkaido que durante todo el año pasado en Tokio.

—No porque yo no quisiera—le recordó él.

Aquello era cierto. Neji le había rogado en incontables ocasiones que se quedara a dormir con él en su casa y ella siempre se había negado ante el temor de que alguien pudiera verlos juntos.

—Ya sabes por qué he insistido en mantener en secreto nuestra relación —se defendió Sakura.

—Sí, lo sé. Pero nunca estuve de acuerdo. En cualquier caso no tiene sentido que nos sigamos preocupando de que alguien se entere. Todos lo sabrán pronto, y cuanto más tardemos en contárselo más difícil será —aseguró Neji secándose las manos antes de colgar de nuevo el trapo—. No tenemos nada de qué avergonzarnos, Sakura. Nada.

—No estoy avergonzada.

Y no lo estaba. Estaba sencillamente asustada. Tenía miedo de decepcionar a su familia, de decepcionar a Neji y de poner en peligro a su hijo.

—Entonces dime que te casarás conmigo e iremos juntos a ver a nuestras familias para contarles lo del bebé —dijo él agarrándola suavemente de los hombros.

El ronroneo de la gata frotándose contra las piernas de Sakura la sacó de su plática.

—Tengo que dar de comer a Lin —aseguró ella aprovechando la interrupción.

—Yo lo haré —dijo Neji frunciendo la boca y soltándola sin presionarla para que contestara.

—Gracias.

—Estaría bien que escucháramos el último parte meteorológico —sugirió él.

—Pondré la televisión.

Sakura salió de la cocina y encendió la tele del salón. Tras escuchar la última hora que aseguraba que las carreteras seguían cerradas y se esperaba que siguiera nevando, la apagó y puso el último disco de Coldplay. Mientras el cantante hablaba del amor, Sakura se acercó a la ventana. Apartó las cortinas y se quedó mirando en la oscuridad aquel mundo cubierto de blanco. Aislados como estaban, resultaba fácil olvidarse de Tokio, de sus familias, de los problemas a los que tendrían que enfrentarse. Alejados del mundo y de la gente, Sakura podía fingir que eran una pareja normal de enamorados que estaba esperando un hijo, y que podían compartir una vida juntos como pretendía Neji.

—¿Alguna novedad con el tiempo?

Sakura soltó la cortina y se giró. Neji entró en el salón llevando una bandeja.

—No. Más nieve y más carreteras cerradas. Era deprimente, así que he puesto un poco de música.

—¿Te apetece un chocolate caliente? —preguntó arrodillándose para colocar la bandeja en el suelo, frente a la chimenea.

Neji le pasó una taza y ella la saboreó lentamente con la mirada clavada en el fuego.

—Tienes un poco de chocolate ahí —aseguró él señalándole con el dedo la comisura de la boca.

Eterna Pasión |Nejisaku| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora