Capítulo 04

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—¡Oh, tienen un aspecto estupendo! —exclamó Kurenai algunas tardes después, cuando Sakura sacó las galletas del horno y las colocó sobre la encimera.

—Y saben aún mejor —contestó la joven.

Agarró el cuenco de helado que había preparado y se dispuso a pintar la parte superior de las galletas todavía calientes con aquella mezcla a base de azúcar, leche y aroma de anís. Las galletas italianas siempre habían sido sus favoritas y eran además una de las piedras de toque de Cherry Maiden. No podía ser de otra manera, pensó con orgullo, porque la receta era la misma que había utilizado su tatarabuela. Preparar aquella hornada para el bazar de caridad, la había ayudado a mantenerse ocupada pero también le hacía sentir nostalgia de su familia. Uno de los primeros encargos que su abuela le había asignado en CM cuando era pequeña fue colocar helado sobre las galletas, recordó Sakura. Pensar en su abuela le provocó una nueva punzada de nostalgia. Si siguiera viva, ¿qué pensaría de Neji y de lo del bebé? ¿Se sentiría traicionada?

—Esto…Sakura, pequeña, creo que te has pasado un poco con el helado en esta galleta.

Sakura centró de nuevo la atención en lo que estaba haciendo y soltó un gruñido. En lugar de tener unas bandas ligeras de helado, aquella galleta era toda ella una masa verde. Sakura se regañó a sí misma entre dientes por su descuido y comenzó a retirar el exceso de helado con ayuda de una espátula.

—¿Por qué no la dejas como está? —bromeó Kurenai—. Estoy segura de que a Asuma y a Neji no les importará comérsela.

Sakura torció el gesto ante aquel comentario. Habían pasado cinco días desde que rechazó la proposición de Neji y desde entonces él había ido todos los días a casa de los Sarutobi. No había vuelto a mencionar el asunto de la boda ni la había presionado de nuevo para que le contara a su familia lo del bebé, pero se las había arreglado para ganarse el aprecio de la pareja y entrar a formar parte de su vida diaria. Sakura tuvo que admitir que aquello no le gustaba. En ningún momento se había tragado aquella pantomima de tregua que estaba llevando a cabo Neji. Sakura colocó el helado sobrante en un plato.

—¿Sabes qué? A lo mejor podías embadurnar algunas más —comentó Kurenai con una sonrisa—. Así tendríamos postre para esta noche.

—Creí que habías decidido poner a Asuma a dieta y renunciar a los postres —le recordó Sakura.

—Y así es, lo tengo a dieta —aseguró la mujer asintiendo con la cabeza—. Pero ya que esta noche vamos a tener un invitado a cenar deberíamos ofrecerle al menos un postre. Además, ya sabes que Asuma nunca desaprovecha una oportunidad para romper el régimen alimenticio. No creo que pueda resistirse a estas galletas.

—¿Qué invitado? —preguntó Sakura.

—Neji —respondió la mujer con inocencia, dándole momentáneamente la espalda para mirar el horno—. La otra bandeja de galletas estará lista enseguida.

—Kurenai, sólo porque Neji y yo… porque Neji sea… —Sakura suspiró profundamente y comenzó de nuevo. —No tenías porqué invitar a Neji a cenar por mí —dijo finalmente, mientras retomaba la labor de cubrir las galletas de helado.

—No lo he hecho por ti. Quería agradecerle que me hubiera ayudado a arreglar la valla —aseguró la mujer—. Neji es un buen hombre, pequeña. Y te quiere. ¿Por qué no le das una oportunidad?

—¿Qué posibilidades hay de que saliera bien si nuestra relación nos separa de nuestras familias?

—Creo que te subestimas, y también a él. Sakura, eres una mujer fuerte y valiente, y por lo que lo conozco puedo decir que Neji también lo es. ¿Por qué no lo intentas al menos?

Eterna Pasión |Nejisaku| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora