Capítulo XX

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Rubén se acercó hasta donde estaba y me abrazó. En ese momento el pasillo se sumió en un oscuro momentáneo donde sonó un estruendoso disparo. Un disparo que llegó hasta el fondo de mi corazón, que latía tan deprisa, y luego tan lentamente con sangre en mi pecho, sangre que no podía ver.

Mi pecho con la sangre del contrario manchaba todo mi torso desnudo. Miré a Rubén que estaba aún abrazándome. Le separé y miré como su torso estaba agujereado por una bala de la pistola del enmascarado.

Rubén cayó al suelo y comenzó a toser, me agaché lo más rápido posible para que no los cerrará.

-Rubén, escúchame, no cierres los ojos, mírame y háblame- Rubén me miró.

-David-tosió -Es hora de que sepas de qué trabajo- Suspiró volviendo a toser -Soy policía... Policía secreta.

-Rubén, eso da igual, tú tienes que recuperarte.

-Ya es tarde David, solo te pido una cosa, se feliz, con Miki o sin él, pero se tú, se feliz, David- En ese momento cerró los ojos y acostó su cabeza en mi mano que le sostenía.

-No, no te mueras Rubén, por favor no- Brotaron lágrimas de mis ojos al escucharle expirar su último aliento junto a una lágrima que recorrió sus mejillas y cayó desde la barbilla al suelo. Cerré los ojos y abracé el cuerpo ya muerto de mi amigo.

No paraba de llorar cuando miré al extraño enmascarado corriendo. Intenté ir a por él, pero mis fuerzas me anularon por completo y me quedé junto al cuerpo inerte de Rubén hasta que los cuerpos de policía llegaron y me sacaron del hotel. Minutos más tarde sacaron el cuerpo de Rubén en una bolsa haciendo que volviera a llorar.

Los guardias me llevaron hasta mi casa donde me esperaban todos mis amigos, o eso pensaba hasta que llegué y solo encontré a Samuel y a Miki en el salón. Abrí la puerta de la entrada para acceder de nuevo a esa vivienda que tan buenos momentos había pasado. Miré a mi alrededor y vi las cosas igual que estaban, y aunque había pasado menos de una semana se me hacía una eternidad dejé la maleta en la entrada y caminé hasta el salón para ver si había alguien. Como ya he comentado, Miki y Samuel se encontraban en el salón cuando entré. Los dos se levantaron de sus respectivos lugares y se acercaron a mi para abrazarme, aunque Miki antes de hacerlo se le adelantó Samuel. Le miré como retrocedía preocupado. Samuel se separó y miré a Miki. Estaba dudando si abrazarme y se lo notaba, así que fui yo quien dio el primer paso y le fui a abrazar, abrazo que siguió en el momento. Un abrazo que yo necesitaba, ambos necesitamos. No aguanté más y comencé a llorar en su hombro mientras me aferraba a él. Mientras, Miki me intentaba consolar.

-Vamos a la habitación, por favor- Fue lo único que pronuncié y eso hicimos. Miki me agarró de la mano y subimos las escaleras hasta nuestra habitación, en completo silencio. Miki me llevaba de la mano y con la otra llevaba mi maleta. Entramos a la habitación y cerró con pestillo, me comencé a desvestir para ponerme el pijama de espaldas a Miki. Hizo igual, y al terminar nos giramos y nos quedamos mudos, nos mirábamos a los ojos y con eso lo sabíamos todo.

-David, lo siento, por el numerito del otro día, no fueron las formas, también le quiero pedir perdón al chico, ¿Rubén no? - Escuchar a Miki hizo que me faltara el aire. Me senté e intenté respirar de nuevo. Miki se acercó a mí y me acarició la espalda. Me tranquilicé y miré por la ventana levantándome para abrirla y apoyarme en el marco de ésta.

-Rubén... se ha... se ha muerto- Dije con lágrimas en los ojos de nuevo mientras miraba por la ventana. no se escuchaba nada, solo el andar de Miki hacia mí y lo sentí, sentí a Miki abrazándome por la espalda mientras me besaba el hombro y el cuello. Me giré para verle y le besé, beso que correspondió. Lo quería, me quería, nos queríamos. Era algo inevitable que, como muchas parejas se va desgastando con el tiempo, aunque por lo visto, lo nuestro no iba a terminar.

Me separé lentamente pero aun quedándome cerca de él mirándole a los ojos, brillaban de ilusión y de amor, en cambio los míos brillaban de tristeza.

Nos acostamos en la cama en silencio, me abrazó por la espalda y yo me acurruqué en su pecho como si de un gato indefenso se tratase. Me besó la frente y la nos dormimos poco a poco en un sueño profundo.

Tras unas horas de una pesadilla pesada donde me encontraba a Rubén en el hotel y le comenzaba a salir sangre por el mismo sitio donde había sido disparado desperté bruscamente haciendo que Miki se asustara y levantará rápidamente. Al ver que no pasaba nada me miró como tenía la respiración agitada y los ojos cerrados mientras me apoyaba en la pared.

-David, ¿Qué pasa?

-Es Rubén, no me lo puedo quitar de la cabeza- dije abriendo poco a poco los ojos mirándolo. Su cara era de preocupación.

-Es normal mi amor, acabas de pasar por una situación dramática- Me acarició la espalda mientras me daba un beso en la frente.

-Perdona- Dije simplemente.

- ¿Por qué? No tengo nada que perdonarte, no has hecho nada.

-Si, no confiar en ti cuando me dijiste que no habías hecho nada con Mark.

-Bueno, pues yo te tengo que pedir perdón por pensar que habías hecho algo con Rubén y no escucharte. Tenía miedo David.

- ¿De qué?

-De perderte y que te enamores de otra persona y me olvidarás. Sabes que te quiero y nunca dejaré de quererte.

-Eso ya lo sé, Miki, te amo muchísimo y nunca pensaría en dejarte por otro- En ese momento nos dimos un último beso.

-Venga vamos a dormir amor.

La Persona Correctamente IncorrectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora