Capítulo XXI

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Por la mañana, ya entrado el mediodía y habiendo desayunado junto a Miki, Samuel, Hugo y Aitor. Daniela seguía viviendo con nosotros, pero intentaba no encontrarse ni con Aitor ni con Samuel, por eso no desayunó aquí. Alba y María se fueron de viaje durante unos meses y Mark abandonó la casa ya que nadie quería que se quedara. Hugo lo estaba pasando mal y quería ayudarle.

-Hugo, ¿puedo pasar? - No oí contestación, toqué la puerta de nuevo y ahora ya escuché una voz que me decía que entrara.

Accedí al interior de la habitación y vi a un Hugo triste y depresivo acostado de lado mirando a la ventana. Me senté en el otro lado de la cama y le acaricié el brazo.

- ¿Como estás?

- ¿Por qué no tengo suerte en el amor?

-No es que no tengas, aún no has encontrado al amor de tu vida.

-El amor de mi vida es Mark, y el muy imbécil lo jodió todo violando a Miki, que no entiendo ni porque lo hizo.

-Nadie lo entiende Hugui, nadie lo entiende- Decía mientras que el acariciaba la espalda que se encontraba cerca mía.

-Has tenido suerte, David- Dijo entre un sollozo.

-Yo suerte, qué raro suena, no tengo suerte, Hugui.

-Mira Miki, te quiere muchísimo.

-Si, ¿Pero no te acuerdas de la vez que "estuvimos" juntos? ¿Lo mal que lo pasé después de descubrirlo todo?

-Claro que me acuerdo, que ostia te hubiese dado un día de esos- Rio y puse una mueca de felicidad que no se dio cuenta.

- ¿Sabes qué?, Desde que descubrí que estabas con Mark tenía envidia tuya. Porqué tú tenías a quien yo tanto quería.

-Lo siento David, yo- Pausó- yo estaba ya con Mark cuando tú lo conociste. Por eso estaba así contigo.

Ahora entendía porque se puso así cuando les dije quién era ese chico de camiseta de rallas y pelo rubio que se había mojado en la fuente porque salpicaba. Cuando lo conocí, que se me había roto el móvil y los árboles estaban en plena crecida de árboles.

Suspiré y miré a Hugo que seguía dándome la espalda, me levanté de la cama y de la vuelta a toda la cama para poder verle la cara. Levantó la mirada y nuestras miradas chocaron, desde tiempo Hugo no había sido de mis grandes amigos, siempre había roces con cualquier cosa, pero ahora con solo una mirada se habían olvidado todos los problemas, todo lo que nos hicimos, todas las putadas, todo, nos perdonamos con una mirada. Sus ojos marrón-miel cristalinos a punto de llorar me transmitían una mirada honesta.

-Hugo, en algún momento encontrarás al amor de tu vida.

-O no, ¿Quién sabe? - Cerré los ojos y recordé los momentos que viví junto a Miki, cuando descubrí la cruda realidad y como poco a poco volví a creer en él. Volví a mirar a Hugo, se encontraba abrazado a una almohada grande. Tenía la mirada perdida.

-Mírame- Me hizo caso- Tú quieres a Mark, ¿Verdad? - Asintió- Pues ve a buscarle, Pregúntale por qué lo hizo, eso hará ver las cosas como son, y ya decides si quieres seguir con él o no.

-Si, será lo mejor, saber por qué lo hizo.

-Si lo arreglas solo te voy a pedir una cosa, como amigo que eres mío, no volváis a vivir aquí.

-Ya, eso sí que lo tenía en mente, no sería lo mejor, ni para ti... Ni para Miki- Suspiró- Gracias, voy a llamarle e iré a verme donde esté.

Salí del cuarto dejando a un Hugo con su teléfono en la mano marcando a Mark. Al ir hacia la planta de arriba vi luz en mi cuarto, entonces me asomé cuidadosamente sin hacer mucho ruido. Al meter la cabeza por la puerta vi a Miki sentado frente al ordenador escribiendo. Iba sin camiseta y con los auriculares de insonorización puestos. Sigilosamente me acerqué por detrás y estando detrás suya me agaché un poco y le di un beso en el cuello. Se sobresaltó y giró la silla con ruedas y me sonrió. Me senté en sus piernas y giró la silla hacia la mesa. Puede leer el título del documento: Recordando el pasado.

- ¿Que escribes amor?

- ¿Eh, esto? Nada, una tontería- Cerró el documento. Me extrañé y le miré confuso a lo que él me dio un beso como respuesta.

-Pues te vas a quedar con esa curiosidad, porque ahora me tengo que ir, tengo cosas que hacer en el estudio del podcast, voy a empezar a incluir invitades.

-Ah, bueno, pásatelo bien con tus cosas.

- ¿Estás bien?

-Claro- Reí- ¿Pensabas que me podría enfadar porque no me enseñas algo? Nunca- Volví a reír, le di un pico y me levanté.

-Bueno, ahora me voy a preparar cosas para la primera entrevista, que no me moleste nadie, bueno, solo tú puedes molestarme.

-Venga en un rato voy a verte.

Miki salió del cuarto y yo me senté en la cama. A solas con mis sentimientos, con mis pensamientos. Suspiré y me acosté en la cama. Cerré los ojos y me llamaron al teléfono. Lo miré, un número largo. Contesté pensando que podía ser del médico o algo por el estilo.

Me equivocaba por completo, era de la policía, querían hacerme unas preguntas: ¿Que hacíamos esa noche? ¿Por qué salimos? ¿Si sabíamos algo del encapuchado? Le respondí lo que sabía y cómo podía ya que recordar ese episodio aún tan reciente era más traumático aún. Antes de colgar, el inspector que estaba al teléfono me comentó que el entierro sería al día siguiente por la tarde y que ya estaba en el tanatorio de Villalba. Colgué y miré hacia el techo iluminado con la luz que entraba por la ventana. Volví a cerrar los ojos para intentar desvanecer los recuerdos de la noche más horrible de mi vida, donde mataron a Rubén, donde volvió el episodio de Yo & D 4ever, donde volvió mi pesadilla. Dónde tendría que volver a ir más adelante y donde lo descubriría todo.

La Persona Correctamente IncorrectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora