Capítulo XIV

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El día amanecía para nosotros a las 5 de la madrugada, la noche seguía prolongándose hasta las siete u ocho de la mañana. Las dos semanas se habían pasado volando, tras terminar nuestra estancia en Orihuela nos fuimos la siguiente semana a Alicante, donde pudimos disfrutar de tranquilidad en un hotel cerca de la playa. Durante esa semana en Alacant, como se dice en la Comunidad Valenciana, pudimos ir a visitar el Castillo de Santa Bárbara, ir a los bares y restaurantes de por allí y también a algún bar gay que había por la zona.

Nos despertamos como anteriormente he dicho, a las 5 de la madrugada, bueno, realmente me desperté yo, Miki seguía durmiendo tras hacer los cafés.

-Miki, despierta cariño- Le dije con voz suave y moviéndolo lentamente. Gracias al balanceo se comenzó a despertar- Buenos días mi niño, aquí tienes café- Le dije mostrándoselo.

- ¿Qué hora es? - Preguntó adormilado mientras se restregaba los ojos para quitarse las legañas.

-Las 5 y 36, tenemos el ave a las 6 y media, así que venga que queda poco y es un trozo largo caminando- Le dije y se comenzó a tomar el café para poder coger nuestras cosas que las habíamos recogido el día anterior y no ir con prisas por la mañana. Nos terminamos el café y nos cambiamos la ropa para ponernos otra con la que no hubiésemos dormido la noche anterior y salimos del hotel para echar un vistazo a la playa que tantos amaneceres románticos nos ha regalado. Recorrimos las Ramblas del lugar y luego por la calle donde había un Fnac y ya llegar al Corte Inglés que se encontraba en frente de la estación. Entramos y vimos las tiendecitas del lugar donde entramos en una para comprar unos cafés y algunas chuches: dos corazones, dos fresones, dos nubes y unas diez chuches de colores redondas; además compramos una bolsa de palomitas y una de pipas. Entramos a la parte de los trenes y quedando diez minutos para que saliera, nos montamos en un vagón vacío. Lo bueno del tren es que era directo y si no se montaba no habría nadie en todo el vagón.

Sonó la coz de una mujer avisando que el tren se ponía en marcha. Por suerte no había nadie montado en el vagón cuando comenzó a moverse. Miki y yo nos miramos sonrientes porque podríamos ver una película sin los cancos. Puse la Tablet en la mesa que moví para los asientos contrarios y así poder apoyar nuestros pies en los otros asientos. Pusimos Disney plus y comenzamos a ver la cenicienta, una de mis películas favoritas. Otra cosa buena de este tren es que permitían comer en el lugar, porque el trayecto duraba bastante tiempo, unas 5 o 6 horas, porque era lento y además iba hasta Barcelona y luego de recargar ahí ya partiría a Madrid.

Comenzamos a verla y abrimos las palomitas. Comenzamos a comer mientras veíamos la película. Comíamos palomitas y entre eso algún roce. con las manos, nos mirábamos y nos sonreíamos mutuamente.

-Gracias por este viaje David.

-No es nada amor, quería pasar un tiempo contigo a solas- Le cogí de la nuca y lo acerqué para besarle a lo que él me lo siguió.

-Te quiero.

-Y yo- Nos dimos otro pico y ya seguimos viendo el resto de la película.

Al terminarla nos miramos sin saber que hacer. así que cogí de nuevo la Tablet para poner la película Love Simon. Con esta película conseguimos llegar hasta Barcelona. La voz de la misma mujer nos indicó que quedaban dos horas a Madrid.

-Tiempo justo para una película de terror- Asentí, y buscando en Netflix una película de terror cogimos las chuches y las pipas y seguimos comiendo mientras ahora veíamos REC, una película española protagonizada por Manuela Velasco.

La película acabó 10 minutos antes de que el tren llegará a la estación de Madrid. Bajamos y con ello cogimos un taxi que nos llevaría hasta nuestra casa. Al llegar a nuestra parada abrimos la puerta y nos encontramos a todos los integrantes de la casa en el salón hablando con cara de preocupación.

- ¿Qué pasa? - Pregunté dejando las maletas en la entrada.

-David- Suspira Samuel a punto de llorar- Aitor... No aparece.

- ¿Como que no aparece?

-Lleva desde hace dos semanas que no aparece- Comentó Nuria.

- ¿Y por qué no nos avisasteis? - Preguntó Miki.

-No queríamos joderos la escapadita romántica- Respondió Alba. Miki y yo nos miramos.

-Joder... ¿Habéis denunciado la desaparición? - Todos asintieron. Samuel salió del salón para subir las escaleras. Se escuchó un portazo y fui a ver qué pasaba. Toqué la puerta y me respondió una voz en llanto.

-No quiero hablar con nadie- Dijo Samuel detrás de la puerta.

-Abre para hablar o quemo todos tus libros- Se abre la puerta y tras ella un Samuel con los ojos rojos de tanto llorar.

-Es mi culpa, le dije que me dejara en paz y se fuera de mi vida... Y lo ha hecho- Vuelve a llorar y por inercia le abrazo.

-Seguro que no ha sido por eso, no sabemos lo que ha pasado- Sigo abrazándome mientras lloraba.

-Ha sido por mi- Posó un beso en su frente.

-No llores, todo se va a arreglar, te lo juro- Hago que me mire -Pero ahora tienes que dejar de llorar- Asintió y se limpió las lágrimas dejando de llorar y tranquilizándose -Muy bien, ahora vamos a bajar y a comer, que vengo con hambre del viaje-

-Pero si las dos veces que te he llamado estabas comiendo de todo- Dijo Samuel riéndose mientras le acompañaba a la puerta.

-Ya, pero soy una persona hambrienta, y tú vas a hacer la comida.

- ¿Yo? - Asentí y bajamos juntos a la cocina para preparar la comida para 7 personas, una menos desde hace dos semanas.

La Persona Correctamente IncorrectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora