Capítulo XXIII

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Ya en casa, más precisamente en la habitación, nos encontrábamos callados: él sentado en la silla escribiendo en su ordenador; y yo, acostado en la cama mirándole. Hacía media hora que habíamos llegado del funeral de Rubén y no tenía mucho que hacer así que fui a mi cuarto y me acosté en mi cama, más tarde llegaba Miki a darme un beso y a ponerse a escribir en su portátil.

-Miki, ¿Cuándo me dejarás leer lo que escribes?

-Algún día, pero aún no- Se dio la vuelta en la silla y me guiñó el ojo izquierdo.

-¿Ese algún día no será en nuestro aniversario no?- Levantó los hombros y se puso a reír para volver a darse la vuelta para seguir escribiendo. Me giré sobre mí mismo para darle la espalda a mi novio y agarré el móvil para ver Instagram. Minutos más tarde, Miki se acostó junto a mi abrazándome en la espalda.

-Te quiero- Dijo besándome el cuello.

-Y yo.

-Lo siento.

-¿Lo siento?¿Por qué?- Le pregunté girándome para mirarle. Sus ojos no me miraban, sino que miraba hacia abajo.

-Pues que no he hecho las cosas bien, todo lo que te hice por mi estupidez en el instituto, fue de hijo de la gran puta.

-Miki, no te culpes, tenías miedo de lo que sentías, qué es verdad que no hemos tenido la mejor de las suertes y que no lo hiciste bien, pero yo tampoco.

-No es lo mismo, lo tuyo es normal lo que hiciste, lo mío no.

-Yo te quiero como eres, no sufras por ello- Me acerqué a besarle, pero antes de que pudiera hacerlo, Samuel entró corriendo a la habitación.

-Acaban de arrestar al asesino de Rubén, tu acosador David- Me levanté lo más rápido posible, alterado, seguido de Miki.

-¿Seguro?- Samuel asintió contestando mi pregunta. Bajamos las escaleras al salón y vimos a Eric en el sofá confundido ya que no entendía lo que pasaba. Miré hacia la televisión donde hablaban de la noticia del día, que era adornada con un titular llamativo: "Detenido el acosador del cerdo" y todo por la sangre en la pared. Miré a Miki como miraba la pantalla donde volvía a aparecer las imágenes del pendrive.

Salí del cuarto rápidamente con gran presión en el pecho. Me senté en una de las sillas de la cocina con mis manos apoyadas en mis rodillas. Miki apareció segundos más tarde, se puso delante mía y me abrazó por la cabeza acariciándome el pelo.

-Ya se ha acabado, amor- Me dijo susurrando.

-¿Qué pasa si sale? ¿Y si no hay pruebas suficientes?

-Tranquilo David- Alzó mi cara y me hizo mirarle a los ojos- Ese cabrón estará entre rejas más de 20 años- Me volvió a abrazar e hice lo mismo entre lágrimas.

Volvimos con Samuel y Eric al salón. Nos miramos entre todos, ya sabían quién era, la mirada de mi hermano me lo decía con la mirada. Giramos la vista a la televisión para poder ver la cara del presunto asesino. Esa cara, le conocía a la perfección, no podía creer que fuese así, que fuese él. Miki me abrazó de nuevo, mientras yo estaba inmóvil. Lo que viví con él, ese tiempo que aprecié, hasta que se marchó de mi vida, se marchó para después volver. Solo podía recordar sus besos, ese beso que me dio la vida, y ese otro que me la quitó. Las lágrimas recorrían mis mejillas sonrojadas por la fricción de antiguas lágrimas. Mi cuerpo pesaba, sentía que desplomaba. Cerré los ojos y caí hacia Miki.

Abrí los ojos, mi habitación. Todo pereció ser un sueño. Me levanté de la cama y ví que la luz del cuarto de aseo estaba enchufada. Abrí la puerta lentamente y ví a Miki secándose el pelo con una toalla rodeada por la cintura. Terminé de abrir la puerta y le miré. Al percatarse de mi presencia, me miró a través del espejo. Me sonrió y se dio la vuelta para darme un beso corto.

-He tenido un sueño muy raro, salía en las noticias quien es el asesino de Rubén- Su cara cambió drásticamente.

-David, no ha sido un sueño, ya sabemos que ha sido él- Se acercó a mi para abrazarme. Le seguí el abrazo mientras pensaba en por qué lo habría hecho, y más él, que fue quien se fue de mi vida.

Me separé de Miki para que terminara de secarse, salí del cuarto de aseo y bajé al salón, seguían estando Samuel y Eric.

-David, ¿Estás bien?

-Si, solo tengo que asimilarlo- En ese momento tocaron a la puerta de la entrada. Al estar de pie fui a abrir. Me encontré a Hugo, llorando, sabía lo que había pasado, le invité a pasar y nos sentamos en los sofás junto a Samuel y Eric.

-¿Te has enterado ya?- Preguntó Hugo.

-Claro, por las noticias.

-Entiendo, ¿Cómo estás?

-Sería mejor preguntarte a ti como estás, ¿no?- Dijo mi hermano, que se había sentado a mi lado mientras que Eric al lado de Hugo.

-Yo ahora mismo no estoy, no sé cómo sentirme, he dormido con él, es un hijo de la gran puta.

-Solo piensa que Mark no va a volver a sentarse junto a nosotros, que en el único sitio que lo vamos a ver es entre rejas- Digo y Hugo suspira.

-En eso tienes razón, pero no entiendo cómo fue capaz de hacer todo lo que ha hecho.

Miki entró en el salón ya vestido con unos vaqueros y una camiseta amarilla. Miró a Hugo seriamente.

-¿Qué haces aquí?

-¿Tú que crees?- Le dice Hugo. Miki gruñe y se sienta al lado de Samuel, pero en cambio, no mira a Hugo, sino a la tele para ver que dicen. Seguimos hablando con él para tranquilizarlo hasta que suena el teléfono fijo. Miki contesta y nosotros nos callamos para que pueda hablar bien.

Mientras estaba en llamada, su cara iba cambiando, de una sonrisa de oreja a oreja, a una cara de enterrador. Colgó y me miró.

-David, era el inspector de tu caso. Quiere que vayas a hablar con él- Le miré con los ojos como platos.

-¿Cómo que yo?

-Si amor, tú, por eso eres el principal afectado.

-Ya, ¿Cuándo te ha dicho que vaya?

-Mañana por la mañana a ser posible- Asentí y me recosté en el respaldo del sofá. Miré la hora, las 20:48.

-Oye, cenamos ya, ¿No?-

-Bueno, nosotros nos vamos a ir a cenar fuera- Dijo Samuel mirándome a mi y luego a Eric.

-Y yo no tengo mucha hambre, me preparo un sándwich y me voy a comerlo a mi habitación- Asentí y miré a Miki.

-Pues yo me quedo contigo a cenar mi niño- Sonreí y fui a la cocina a preparar la cena para mi. Miki, de mientras, se encargaba de poner la mesa para los dos.

Cenamos, uno frente al otro, huevos al horno con salsa de tomate con pimientos. Hablamos sobre cosas varias como su podcast, TikTok o algunos programas de televisión. Terminamos y lo recogimos para después subir a la habitación a dormir.

La Persona Correctamente IncorrectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora