Capítulo XI

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Canción: Broken - lovelytheband


Dahlia

   —George, lo siento mucho. —Pobre Corgi, el dolor se podía ver en su rostro.

   —Llegamos. —El lugar era horrible.

   —Tenías razón, pero no se puede poner peor. —Apenas terminé la oración, unas camionetas de la policía y de federales, se detuvieron justo en la entrada del bar. Estaban allanando el bar. Tenía que aprender a callarme.

   —Creo que tienes una respuesta.

   —Lamento hacerte perder tu noche.

   —La noche es joven, conozco un lugar que te puede gustar —me acarició la mejilla y encendió el auto. No merecía que dedicará su tiempo en una basura como yo.

   —No estés triste, hay muchos empleos y mi propuesta sigue en pie. —Sólo le sonreí de respuesta, envié muchas solicitudes, en alguna me tenían que llamar, si no enviaría más. Encontrar un trabajo no podía ser tan difícil, ¿cierto?

   —Cierra los ojos. —Y así lo hice, pude sentir que el coche se estacionaba.

   —Espera, aún no. —George abrió mi puerta, puso sus manos en mi cintura y me ayudo a bajar, después de unos pasos me indicó que ya podía mirar.

   Estábamos en la feria del muelle.

   —Espero que te guste. —Que si me gustaba decía, jamás fui a una feria, todos esos juegos, las luces, el lago en el fondo, era más bonito de lo que lo imaginaba.

   —¡Es hermoso! —Desde niña deseaba conocer una, incluso tenía una bola de cristal con una mini feria dentro.

   —Hay tiempo, cierran a las doce. —Eran las nueve y media, habíamos llegado más temprano al bar para que vieran mi interés. Tomó mi mano y nos adentramos, habían muchas personas y muchísimo juegos.

   —Vamos a la rueda, por favor.

   —A dónde quieras.

   Luego de una corta fila, logramos entrar, pasamos solos a la cabina, era grande y había una banca de cada lado.

   —Mira que linda se ve la ciudad. —Miré a George, su rostro estaba a unos escasos centímetros del mío, tanto que podía sentir su respiración. Me miró a los ojos por unos segundos que se sintieron eternos, bajó su mirada hacía mis labios, y ahí olvidé como respirar.

   —Se ve mejor en festividades, cuando todo está decorado. —Aunque retiró su vista, podía sentir la tensión. La cabina llegó al punto más alto y era totalmente hermoso, la mezcla del mar con la ciudad, no podía ser mejor. De pronto un estruendo sonó y las luces de la ciudad se apagaron, la rueda se detuvo.

   —¿Crees que tengan un generador?

   —Seguro que sí, no te preocupes, linda, ya debe de estar por funcionar. —Algo en su voz me daba la sensación de que no estaba seguro de lo que decía. Empecé a reír, ¿de verdad está sucediendo? Era patético.

   —¿Por qué te ríes?

   —Vamos George, esto es divertido, vinimos por una prueba para un trabajo y al llegar había un puto allanamiento, ahora estamos sin luz en el punto más alto de la rueda.

   —Esto es digno de una novela. —Ambos reímos, no podíamos hacer otra cosa.

   —A pesar de todo, es una noche divertida, gracias, Saltamontes. —Mi visión era casi nula, la única luz era la luna, pero podía sentir el calor de su respiración muy cerca y el ambiente se puso tenso.

Si Decides Marcharte (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora