Capítulo XXXII

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 Canción: Back To You- Selena Gomez

   —¿Cómo me encontraron?

   —Puedes encontrar la dirección por el número... Tienes que reposar, es hora de tu antibiótico.

   —No quiero.

   —¿Por qué?

   —Dan sueño y no me quiero dormir.
 
   —Ya no tenemos que preocuparnos por nada.

   —Me siento horrible. —Estaba recostada de lado, mi brazo ya me dolía por esa posición.

   —Los medicamentos te ayudarán a sentirte mejor voy a prepararte algo de comer, te amo. —Me dio un beso en la frente y se retiró, estaba triste. Yo también, aunque aún no me decidía.

En la mesa de noche estaban los papeles, me estiré con mucho esfuerzo para tomarlos.

Para mi ratoncita: Si estás leyendo esto significa que vas a saber toda la verdad sobre mí, te dejé sola para que puedas tomar una decisión sobre nosotros, comprenderé si decides marcharte. Sé que en este momento debes de estar pensando que no será así y me gustaría creer en tus palabras, pero no sabes la magnitud de mis actos, si la entregas a la policía también lo entenderé.

Te hice una promesa, y aunque no esté a tu lado te ruego me dejes cumplirla, si no te puedo cuidar físicamente ni emocionalmente, permitirme hacerlo económicamente.

Fuiste mi primer amor real y el último, aunque sea una parte mala en tu estadía aquí, serás siempre lo más bonito de mi vida. Lo siento, lamento mucho no poder ser el hombre que mereces.

Limpié las lágrimas que últimamente se habían vuelto parte de mí, proseguí a leer la siguiente página.

Mi vida era relativamente normal, mi padre era un buen hombre, trabajaba e iba a casa al terminar, un buen padre, tenía tiempo para nosotros sin importar el cansancio.
Mi hermano, Zack era asombroso, a pesar de que la diferencia de edad, éramos mejores amigos.
Mi madre, ella era complicada, pero seguía siendo mi madre. Éramos como una familia común, tenían problemas, como cualquier matrimonio, o eso me decía Zack, luego viendo el matrimonio de mamá (Shivani) y papá (Jonas) me di cuenta de que no era así, en cada disputa Keres explotaba, lanzaba cosas, lo cacheteaba y los gritos no faltaban.

Esto cambió cuando una tarde de verano, mi padre nos llevó a la Feria, fue un día hermoso o al menos lo que recuerdo, me subí en los juegos, Zack se turnaba con papá para acompañarme, probamos cada comida que vendían para ese punto estaba tan lleno que no podía caminar entonces descansamos en la playa, la brisa de verano, el sol, el sonido del agua, era perfecto, hasta que decidieron que era hora de irnos.

Zack manejaba porque había conseguido su permiso de conducir, yo iba en los asientos de atrás, Casi íbamos a llegar a la casa cuando un estruendo se escuchó, una mano me tiró a la otra parte del asiento, mi cabeza golpeó la puerta y desperté en el hospital, mi hermano estaba a mi lado, su rostro estaba lastimado, sus ojos llorosos y lo único que pudo pronunciar es que papá se había convertido en una estrella y que desde ahí nos cuidaría. Tuve una contusión menor, pasé unos días en el hospital y volvimos a casa.

Keres no nos dirigía la palabra, él se encargo de mí todos esos días, no tenía que ir a la secundaria por la pérdida así que esa semana pasamos cocinando juntos, viendo caricaturas, después del accidente no podía dormir solo, entonces dormíamos juntos. Pero llegó el día en que no habría vuelta atrás. El olor a avena nos despertó, bajamos extrañados, algo había cambiado en ella, era como si nada hubiera pasado, la tensión en el rostro de Zack desapareció, pero no por mucho tiempo. Después de esa comida nos llevó al sótano y ahí sólo uno salió vivo, pasaron muchas cosas de las que no soy capaz de hablar, tan solo pensarlas me hace querer vomitar, pero en mi dolor y desesperación porque no sabía que pasaba ni que hacer, asesiné a Zack, me gustaría pensar que sólo ayude a que no sufriera más. Con su muerte me sacaron del sótano, incluso me dejó salir una vez para llevarle un pastel a los nuevos vecinos, pero no me volvió a dejar salir y los abusos eran constantes, las formas de lastimarme eran muchas, eso te podría explicar mis cicatrices. Ella no me hablaba, y cuando lo hacía era para tratarme mal, siempre decía que no era nadie, que nadie me iba a me iba a querer, nadie merecía tener que soportarme, entre muchas otras cosas. Cuando me preguntaste sobre mi tatuaje no tuve el valor de decirte la verdad, un día para ella las palabras no fueron suficientes, y me lo tatuó, para que siempre lo tuviera presente.

Luego de un tiempo me salí por una ventana porque tenía mucha hambre, ella no me cuidaba en ninguna forma, caminando por el barrio Shivani me vio y mi deterioramiento era demasiado marcado, desde ese día me volví parte de la familia, después de unos cuantos procesos no tan legales fui inscrito como su hijo, era uno más de ellos, incluso dormían conmigo porque no podía hacerlo sólo, Lauren siempre me consentía, hasta que ya no pudo hacerlo.

No pude superar lo ocurrido porque la culpa siempre me ha acompañado, nada de esas cosas me pertenecían, eso le hubiera correspondido a Zack, pero tenía que vivir por agradecimiento a todos ellos. Keres había desaparecido desde mi escape, pero su ausencia no podía durar para siempre. Volvió el día que me gradué de la secundaria, ya tenía el proceso realizado en Chicago para Negocios entonces me enviaron en secreto. Los años pasaron y yo seguía como un zombi en la vida, tenía que vivir por agradecimiento a todos ellos, pero no quería. Este año había decidido cambiar, intentar vivir, volví a cocinar, y aunque no era mucho lo que logré, era feliz en esos pequeños momentos.

Empezó el año escolar, fui a entrenar como de costumbre, en medio del entrenamiento una chica estaba con las porristas, mis ojos dejaron de ser míos, no podía dejar de mirarla, era la chica más hermosa que había visto, sus ojos tímidos se cruzaron con los míos, sólo basto un segundo para tenerme a sus pies, todos notaron lo distraído que estaba, y la sonrisa tonta en mi rostro. No pude evitar preguntarle a Mckenzie si la iba a invitar a la fiesta de esa noche, a pesar de que nunca asistía, quería hacer una excepción.

Me cambiaste, ya no era un zombi, ya no necesitaba cocinar para estar feliz, incluso llegué a pensar que podía olvidar el pasado, pero Keres me encontró de nuevo y comenzaron las amenazas.
Mereces la verdad, pero yo no te merezco por eso intente ocultarla hasta que no pude más. Lamento haberte arrastrado en todo esto, lamento que ahora tengas que cambiar todo tu primer año solo porque mi pasado nos persigue, te prometo que intenté ser el mejor hombre que pude. Te amo Ratoncita, incluso cuando tú ya no lo hagas.

   Oficialmente tenía el corazón en la mano. Intentaba no llorar, pero no podía, y eso me hacía sollozar más porque estaba dolida tanto emocionalmente como físicamente. Me mataba que estuviera tan seguro de que lo iba a dejar, que se sintiera tan mal con él mismo, que le hicieran tanto daño a un niño, y a pesar de ser un hombre, su niño interior seguía tan asustado como el primer día que su vida cambió.

   Puse todo en donde estaba, limpié mi rostro e intente calmarme, pero mi corazón se aceleró aún más cuando la mamá del Corgi entró.

   —¿Cómo estás Florecita? —Ese era su apodo para mí.

   —Bien.

   —Sólo quiero que estés tranquila, ya todo está resuelto. —Se sentó a mi lado, y acarició mi cabello.

   —Gracias.

   —Lamento que hubieras tenido que pasar por todo esto. —No sabía que decir, tan solo le di una sonrisa. Mi Corgi entró con una bandeja con comida, y llena de envases.

   —Los dejó para que hablen. —Se fue. Me senté con mucho cuidado, y me dio la bandeja.

   —Gracias. ¿Ya comiste?

   —Sí, Ratoncita. Son las tres de la tarde, dormiste demasiado. —Parecía cansado.

   —¿Y tú dormiste? —me dio una sonrisa de medio lado, era claro que no lo había hecho— George, no eres un monstruo, eras un niñito en manos de una loca, no fue tu culpa, y te mereces todo lo bueno de este mundo. —Le di un beso en la mejilla.

   —Es difícil pensar así.

   —Pero es la verdad, eres el mejor hombre que he conocido, no podría ser más afortunada, para mi nadie es más importante que tú, y te amo —sus ojos se volvieron cristalinos, pero su sonrisa era honesta al igual que yo—. Lamento haber desconfiado de ti.

   —Hasta yo desconfíe de mí, quizás me había vuelto loco. —Se rio. Él estaba mintiendo.

   Lo que él y yo teníamos era diferente, no podía dudar de él. Ella era una psicópata muy calculadora, cada paso que dio fue especialmente para destruirlo a él aunque eso significará llevarme en el camino.

Si Decides Marcharte (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora