Canciones: What a Time - Julia Michaels, Niall Horan
Saturno - Pablo Alborán
Let Her Go (Acoustic) - PassengerGeorge
—¿Al final probaste tu laptop? —Me preguntó.
—Sí, funciona bien, pero tengo que pedirle a Seth que le pase los documentos.
—Si quieres yo los puedo pasar.
—Eres toda una genio. —Le di un beso en la cabeza, y fui por las computadoras.
Puse las dos portátiles en la banqueta y empecé a cocinar, quería celebrar su empleo. Escuché como se alteraba.
—¿Qué sucede, princesa? —Estaba llorando. Me iba a acercar, pero por su mirada de pánico me paralicé, lo había descubierto.
—Háblame. —Repetí.
Me intenté acercar, ella no podía respirar y yo... yo tampoco. Al acercarme se lanzó del taburete.
—¡No, no te acerques! —Me gritó.
—¿Qué pasa? —Le pregunté. Las lágrimas invadieron mi rostro, había pasado, la había perdido.
—¿¡Por qué!? ¿¡Cómo pudiste!?
—Cálmate, solo respira, lo que sea lo solucionaremos, princesa. —Mentí.
—¡No te atrevas! Lo que hiciste ya no se puede arreglar...
—Dahlia... por favor, lo puedo explicar. —Dije con voz quebrada, quizás si se lo explicaba podría perdonarme, aunque ni siquiera yo me perdonaba.
Pasó a mi lado y se fue, le grite rogándole que se quedará, pero era tarde.
Me derrumbé en ese momento, me había preparado todos los días para cuando no estuviera más a mi lado, pero no fue suficiente. El llanto no me dejaba respirar. Tomé mi celular y vi el fondo de pantalla, era una foto de ella distraída, ese día se veía tan preciosa que no pude evitar tomarla. Yo sabía que estaba robando oxígeno, pero cada segundo de mi vida también lo había robado, los abrazos, las cenas calientes, las sonrisas, las miradas que hacen temblar el alma, los regalos, cada gota de lluvia que he visto, los rayos de sol que entran por la ventana, la ventana, las paredes que me resguardan, las puertas que me protegen, los autos, los aviones, la ropa, los amaneceres, los atardeceres, los partidos, los amigos, Kage, Lauren, Shivani, Jonas, cada momento, absolutamente nada era mío, ni ellos eran míos, no me correspondían a mí, los robe como una alimaña y lo único que merecía era que me recordarán lo que hice, porque estaba viviendo una vida que no era para mí, merecía que Dahlia, mi pequeña princesa me detestara, pensé tantas veces en dejar todo, quizás hacerlo parecer un accidente, pero no podía, iban a sufrir y yo tenía que vivir cada segundo recordándome que no eran míos, no debía escapar de está vida, no me lo había ganado.
Fui a la habitación, y tome su almohada, olía a su perfume, la abracé hasta que mis brazos dolieron y dejé de sentirlos. Intentaba memorizar su rostro, su voz, su risa, su llanto, nuestra historia, estaba atemorizado de olvidar cualquier detalle, estaba perdido en ella, y ahora ella sólo podía ver la maldad en mí, mi verdadera versión. No soportaba saber que lloró por mi culpa cuando se dio cuenta que quien estaba a su lado no era más que una vil mentira. Debí morir ese día. Antes pensaba que toda la maldad del mundo debía caer en mí, pero ni todo eso dolería tanto como me dolía perderla, daría mi vida entera por un más segundo a su lado.
Quería buscarla y suplicarle que se quedará a mi lado, aunque sea odiándome, pero ella no merecía el castigo de verme el rostro y recordar lo que hice. Era egoísta, pero deseaba volver el tiempo y nunca escribir esa carta, volver a cuando la atrapaba mirándome, cuando la hacia sonrojarse, cuando me buscaba para llorar, para besarme y abrazarme, volver a esa rueda de la fortuna, a esa feria, a ese cancha donde por primera vez en años mi corazón se agitó, una sonrisa se atravesó en mi rostro y no podía retirar la mirada de esa chica. Quiero despertar, y que me diga que todo es una pesadilla, que me prometa de nuevo que no me va a dejar, y que está vez sea cierto...
Me fui de nuevo a la sala con la almohada aún en brazos, quería ver que fue lo que vio exactamente, quizás, solamente quizás podía arreglarlo, explicarle de alguna manera. Sabía que no tenía que haberle escrito eso, pero ella quería saber la verdad.
Casi me desmayó cuando vi unas fotos de ella en mi laptop, "Ratoncita" era el nombre de la carpeta, habían cientos de fotos de ella desde lejos, como cuando el idiota de Greivin la espiaba. La almohada cayó a mis pies, esto era mi culpa, yo no quise creerle cuando me dijo lo que le estaba pasando, es que Greivin era un cobarde, jamás pensé que se atrevería a tanto con nosotros aquí. Esto sólo podía ser obra de Keres. Corrí por mi celular.
—Papá, papá, es ella ha vuelto, y Dahlia, tengo que encontrarla. —Dije volviendo a sollozar.
—Pastelito, necesito que te calmes y me expliques que pasa.
—Keres ha vuelto... y creo que tiene a Dahlia. Si le pa... —No pude terminar la oración, ni siquiera quería pensarlo.
Era mi culpa, de nuevo.
—¿Dónde están tus hermanos?
—No sé, salieron. Necesito encontrarla. —Tomé las llaves del auto, mis manos temblaban, no podía controlarme de sólo pensar en el riesgo que pasaba. Si tan sólo le hubiera dicho la verdad.
—¡Espera ahí, es una orden!
—No tengo tiempo que perder. —Le colgué y corrí al estacionamiento.
Subí y comencé a manejar lo más rápido que podía. ¿Dónde estaba?
No respondí las llamadas de mis padres, le marqué y le mandé mensajes a mi princesa como loco, intentando explicarle todo, que no confiará en nadie, pero su celular ya estaba apagado.—Luke, ¿Dahlia está con Elodi?
—No, Elodi esta dormida y sola. —Le colgué, le marqué a las porristas, a Mckenzie nadie tenía razón de ella.
Miraba a todos lados, parques, la librería, hasta que una bocina me hizo mirar al frente, las luces ya estaban sobre mí, pude escuchar el sonido de las latas arrugándose.
Estábamos en la rueda, Dahlia se veía hermosa, me estaba sonriendo.
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Si Decides Marcharte (+21)
Novela JuvenilSi estás leyendo esto significa que vas a saber toda la verdad sobre mí. Dahlia decide comenzar la universidad en otro estado buscando una nueva vida, pero pierde el control de su vida debido a constantes eventos que no parecen ser al azar. Antes ba...