Canción: Red (Taylor's version) - Taylor Swift
—Háblame. —George repitió.
Frente a mí, en la antigua laptop estaban todas las fotos que me habían dejado, con mis manos temblando comprobé la fecha y eran de días anteriores a cuando yo las recibí, habían más, de mí en el apartamento, en el dormitorio, algunas dormida, en el trabajo, prácticas, eran cientos.
George se intento acercar, ahora verlo sólo me revolvía el estómago, antes de que pudiera estar más cerca me quité del taburete cayéndome.
—¡No, no te acerques! —Le grité como pude, ni siquiera podía respirar, estaba tan confundida que no podía ni pensar.
Necesitaba irme, necesita respirar, tenía que irme.
—¿Qué pasa? —En sus ojos habían lágrimas por lo poco que pude ver, en los míos también.
—¿¡Por qué!? ¿¡Cómo pudiste!?
—Cálmate, solo respira, lo que sea lo solucionaremos, princesa.
—¡No te atrevas! Lo que hiciste ya no se puede arreglar...
Mi celular ya estaba en mi mano, no sabía cuando lo había tomado o si todo el tiempo estuvo ahí, tomé mi abrigo e intenté pasar a la puerta.
—Dahlia... por favor, lo puedo explicar. —Su voz estaba quebrada, entre sollozos lo pude esquivar y salí corriendo de ese lugar.
Podía escucharlo gritar, pero no me importaba, ya no.
¿Cómo pudo hacerme esto? Todo este tiempo él estuvo de acuerdo o pudo haberlo orquestado, las cosas pérdidas, el estuche, la persona que entró, lo de esa noche, las notas. Era una estúpida, mil veces estúpida, por pensar que esto podía ser real, por pensar que alguien podía interesarse en mí, por creerle, por ingenua. ¡Dios mío! Ahora estaba sola en el mundo, era una indigente, estaba corriendo sin rumbo.
Corrí incluso cuando mis pulmones empezaron a quemar por el esfuerzo y el llanto. No sabía dónde estaba, no podía ver, los puntos negros volvieron, no podía respirar. Le marqué a Elodi, pero no respondió, probablemente era mejor así, si la viera en este estado le hubiera contado hasta el último detalle, pero sería ponerla en riesgo. Ya no estaba segura, nunca lo estuve. Ese fue su plan desde el principio, o quizás fue un oportunista.
—Respira. ¿Qué sucede? —Katie me abrazó, no pude responder.
Dijo algo más, pero no la escuché, de pronto todo el mundo estaba en silencio, ella parecía moverse en cámara lenta.
No tenía ni idea de como llegué ahí, pero Katie me estaba poniendo una taza de té en las manos, miré a mi alrededor, era una casa, supongo que su casa. El recuerdo de verla en la calle era muy borroso.
—Perdón... ni siquiera recuerdo como llegué aquí. —Susurré.
—Estabas muy mal, estás en mi casa. Tómate el té y la pastilla. —Había una píldora en mi mano.
No quería pensar, no quería nada así que le obedecí, al fin del cabo era mi jefa. Ya no me importaba que me pasará, cuidándome del enemigo, cuando me metí en su casa. ¿Cómo me pudo hacer eso? Yo lo adoraba, y ahora yo no tenía nada.
El medicamento estaba haciendo más efecto del que esperaba, Katie me ayudó y acomodó en una habitación del primer piso, no tarde en quedarme dormida, todo me daba vueltas.
Podía sentir mis ojos llorosos y unas pequeñas gotas de sudor en la frente, no debí de aceptarle eso a Laylani. Escuché como intentaban abrir la puerta del baño, pero le había puesto llave.
—Ocupado. —Grité porque la música estaba muy fuerte, dejaron de forzar la puerta.
—Eres muy bonita, corazón. —Me congelé al escuchar una voz, haciéndome la valiente giré hacia la dirección de la voz, ahí estaba el chico que nos miró morbosamente en la residencia, parado en la puerta con una sonrisa cínica.
—Me están esperando. —Intenté pasar a su lado mientras mis manos temblaban.
—Creo que pueden esperar un poco. —Dio un paso hacia mí, lo tome a mi favor para darle una patada, pero me empujó manteniéndome dentro del baño con un mueca de dolor colocó una mano en sus partes íntimas y con la otra cerró la puerta tras de sí, podía sentir mi corazón latiendo a mil.
—Sigue así y lo vas a lamentar —Tomó mis muñecas y me lanzó contra la pared, mi cabeza rebotó en ella, caí al piso, mis oídos zumbaban. Recibí varios golpes en el estómago que me dejaron sin aire, sólo intentaba respirar mientras sentía como su peso me aplastaba, estaba sobre mí y yo solo podía pensar en el aire que le faltaba a mis pulmones.
Sentía sus manos en mi cuerpo, estaba intentando voltearme, pero el peso fue liberado de mí. Me arrastré a una esquina mientras lloraba, alguien había más había entrado.
—Ven, todo estará bien. —Unas manos se posaron a mi alrededor para levantarme delicadamente, sus movimientos eran suaves para no asustarme. Vi a ese maldito sangrando en el piso, entre sollozos me fui con el chico de los ojos verdes.Un dolor insoportable en mi cabeza me despertó, intente sentarme en la cama, pero algo me impedía levantarme, mis manos... algo sostenía mis manos.
—¿George? —Abrí suavemente los ojos, y a pesar de que la luz era casi nula me molesto. No recordaba nada hasta que todo vino de golpe, el muelle, las fotos, corrí, Katie.
Esto tenía que ser obra de George, probablemente era parte de lo que había planeado. Pobre Katie, espero que esté bien. Estaba en una especie de sótano, muy descuidado, el olor a humedad golpeó mi nariz, las paredes estaban llenas de lo que parecía moho. No habían muchos muebles, tan solo la cama, un televisor, una manguera y una maleta. Intente soltarme, pero estaba tan cansada que no tardé en desvanecerme.
No había ni una sola ventana en ese lugar, las escaleras debían dar a una puerta, pero estaba fuera de mi visión, no podía calcular cuánto tiempo había pasado. Ojalá esto fuera una pesadilla.
La puerta se abrió, las escaleras retumbaba con cada escalón que bajaba, mis manos temblaban, mi corazón se aceleró, mi pecho se apretó, y la respiración se me corto, estaba a merced de un monstruo, su rostro se encontraba cubierto por una máscara sonriente, en su mano traía una bolsa de plástico.
—¿Qué quieres? —le dije jugando a ser valiente. Se detuvo enfrente de la cama, y solo me miraba, una tela delgada me impedía ver sus ojos—. ¿Para qué la máscara? No eres tan valiente después de todo, George.
Saco una botellita de medicamento y una jeringa.
—Aleja eso de mí, déjame ir, no diré nada. Por favor, George.Mis súplicas pasaron desapercibidas, aunque intente patear y evitar que me inyectará, no tenía la movilidad suficiente para lograrlo, las lágrimas corrían por mi rostro. Sólo quería que esto fuera una pesadilla y despertar, que me dijera que esta bien, que nada de esto pasó, que fue una mala jugada de mi mente, pero eso no iba a pasar...
Pasaba de la consciencia a la inconsciencia fácilmente, me sentía atontada, ya no podía pensar, no podía moverme bien, lo único que podía recordar de esos momentos es que mis manos dolían, luego se calentaron, y por último se adormecieron. No sabía cuando, pero ya no me encontraba en la cama, estaba colgada frente al televisor, ni siquiera podía sostener mi cabeza, aunque intentara mantenerme despierta no lo lograba.
¿Por qué? Porque me tuvo que hacer pasar por tantas cosas, ¿Era divertido para él? ¿Me odiaba? No encontraba una explicación racional, pero es que su actuar fue irracional desde el principio, y como una estúpida caí en su juego.
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Si Decides Marcharte (+21)
JugendliteraturSi estás leyendo esto significa que vas a saber toda la verdad sobre mí. Dahlia decide comenzar la universidad en otro estado buscando una nueva vida, pero pierde el control de su vida debido a constantes eventos que no parecen ser al azar. Antes ba...