[ 15 de Febrero, 2021 ]La luz de la ventana alumbró mi cuerpo sobre la cama, mis ojos se apretaron buscando sacar la molestia en ellos causada por el sol entrante en mi ventana. Mi pelo largo estaba esparcido por la almohada dando un aspecto desordenado, como todo recién levantado.
Me encontré a mí mismo en posición fetal, apretando la frazada entre mis manos, tapando mi cuerpo hasta mi rostro con ella. Buscando calor.
Miré mi habitación, tan gris y aburrida como siempre la había visto en mis diesiséis años de vida. Me levanté de la cama, sentandome en la orilla, mi vista clavada en el piso mientras pensaba. Otro día agotador llegaba a mi vida, me preguntaba que cosa mala me pasaría hoy y si sabría afrontarlo como siempre hacía. Sacudí mi cabeza.
Tiré mi cabello hacia atrás y me puse de pie, busqué mi ropa dentro de aquel placard color blanco.
Una remera negra grande, un pantalón de buzo igual de grande y mis converse de todos los días. Tapando lo que con demasiada frecuencia me atormentaba y me obligaba a esconder con capas de ropa suelta. Lavé mi cara, ví mis ojeras y mis ojos inchados en aquel espejo, el negro debajo de ellos, los huecos de mis mejillas, mi cara pálida y mis labios partidos. Lastimados.
Suspiré con pesar.
Bajé las escaleras agarrando la baranda con fuerza, buscando con la mirada la compañía de casi todas las mañanas, pero no estaba. Desde que tenía catorce años ya no estaba, cada mañana me preguntaba si acaso volvería algún día.
Tomé un poco de leche tibia, agregué dos cucharadas de azúcar y encendí la televisión, la voz de el noticiero haciendo que mi mañana no sea tan vacía, al menos no sintiendo la incomodidad del silencio.
La soledad en el lugar abrumaba los sentidos, te hacía sentir tan frágil, tan vacío, solo y abandonado.
Dejé la taza en la bacha de la cocina cuando terminé, como de costumbre, la mochila en mi hombro y las llaves entre mis dedos mientras cerraba la puerta fué el único sonido a la hora de salir de mi casa. La caminata hasta mi secundaria era un poco larga, pero me servía para despejar mi mente, para cuestionarme cosas, para calmar mis problemas.
Mi capucha negra junto con mi pelo en el rostro tapaban cualquier rastro de mi cara. Los niños que cruzaban frente a mí me miraban extrañados, yo los miraba con ternura aúnque no lo supieran, deseando volver a ser como ellos. Vivía a diario queriendo cambiar un poco las cosas, librarme de las preocupaciones que día a día hacían peso en mis hombros, cierta presión en mi pecho.
Aunque incluso en esa edad mi mente estaba atormentada y en constantes líos, no debió ser así, sin embargo lo fué.
Mi vista después de unos minutos fué al edificio frente a mí y a los gritos que provenían de ahí. Mis pasos continuaron avanzando,entrando a lo que era mi secundaria.
A lo que era una carga más sobre mis débiles hombros, un problema más en mi cabeza, otra decepción más.
Las personas a mi alrededor reían y disfrutaban su presente, disfrutaban estar ahí, la compañía, el ambiente, disfrutaban tanto ser ellos. Me gustaría por un momento disfrutar ser yo, sentirme como ellos, ser como ellos. Era una de mis metas en la vida.
Mis ojos ardieron en angustia, mis pasos aumentaron para llegar rápido a mi salón, poder sentarme bruscamente en el lugar de siempre y hundirme en mi burbuja. Todo era mejor ahí, donde me encontraba tranquilo, al menos si usaba auriculares y cerraba mis ojos.
El fuerte sonido del timbre me despaviló, mis ojos fueron a la entrada del lugar donde estaba, la gente ingresaba de a poco, chicos y chicas tomaban asiento en su lugar. Algunos golpeaban mi hombro con su cuerpo al pasar a mi lado, generandome otro dolor más.
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Trouvaille. // KTH + JJK
FanfictionÉl sólo esperaba que alguien lo salvara, anhelaba recibir amor e imploraba no esperar mucho tiempo por ello. Porque temía muy en el fondo de su ser, que cuando eso pase sea demasiado tarde. Trouvaille. ¿Qué es eso? _Historia Taekook Kth↑ ↓Jjk _Yoo...