POV AMY
Estaba en la plaza y estaba llorando. Ahora entendía todo, el odio de mi mama ella sabía todo, Steven me quería a mí y no a ella. Todo lo que me dijo no dejaba de repetirse en mi cabeza. No sabía qué hacer, que pensar estaba asustada mi papa trato de violarme y mi mama se había ido con mis hermanas. Estaba sola, sin nadie. No dejaba de llorar y de preguntarme porque me toca esto a mí. En estos años nunca tuve cariño que solo el de mis hermanas y amigos, salía todos los fin de semanas para algo de una sola noche, no eran novio y eso, no creo que sea ese tipo de chica para estar de novia tierna y eso, es muy empalagoso, eran chicos de pasada , no los voy a volver a ver así que no me importa. No tengo mucha gente que me quiere, dos amigos basta, son únicos me apoyaron en todas las crisis que tuve a lo largo de estos que los conocí aunque ellos no supieran mucho de lo que paso. Algo me impide la luz del sol y siento una mirada. Lo único que quería era que no fuera Steven.
Cuando me doy vuelta hacia la persona que me está mirando. Era un hombre no muy alto pero musculoso y tenía traje de policía y me estaba mirando con unos ojos color café.
- ¿Hola? -me atreví a decir pero sonó más a una pregunta, estaba nerviosa.
-Hola, soy Robert O'Connor.- dijo tendiéndome la mano.
- Amy Smith- estreche mi mano con la de él.
- ¿Estas bien? – me pregunto mientras deshacía el apretón de manos y miraba con preocupación.
- sí, ¿por qué pregunta? -
Se preguntaran porque mentí la respuesta es simple: estoy acostumbrada. Cuando era chica y llegaba con moretones o raspones al colegio todos me preguntaban que me había pasado, nunca se los contaba claro, respondía con mentiras. Siempre inventaba cosas como que me caía o tropezaba, lo normal, pero tantas veces era raro, entonces crean que era muy torpe y con eso me cargaban. Nunca me deje intimidar por aquellos que me cargaban, tenía a un Jake que siempre me defendía, mi mejor amigo.
-Vi que estabas llorando. –dijo sentándose a mi lado- ¿Te puedo ayudar?-
No pude aguantar y me largue a llorar. El me rodeo con sus brazos y me acariciaba el caballo. Algo me dijo que él no era un hombre como Steven. Él me iba a apoyar e iba a cuidarme, que no haría nada malo conmigo, podía confiar en él y lo haría.
Cuando ya llevaba un tiempo llorando y ya estaba bastante tranquila, Robert se alejó y me miro diciéndome que podía contarle lo que me sucedía, así que empecé.
-Steven quiso violarme y Chloe se fue, me traiciono, llevándose con ella a mis hermanas.- Él estaba quieto y me miraba pero no interrumpía - Y ahora estoy sola pero no quiero volver a esa casa.
-¿Quienes son Steven y Chloe?
-Oh, claro tú no sabes. - susurre. - Ellos son mis "padres". – Hice comillas con mis dedos en padres.
-¿Cuántos años tienes, pequeña?
-17, voy a cumplir 18 este año.
-Bueno, quieres ir a la comisaria conmigo.
- ¿Para que la comisaria?- pregunte alarmada
- Para que podemos hacer una denuncia y meter a ese hijo de puta en la cárcel, te aseguro que él no volverá a hacerte daño, pequeña.
- Esta bien. Vamos. -Dije dudosa. No soy una persona que confía rápido pero ya no tengo nada que perder.
Llegamos a la comisaria y ahí Robert me ayudo con todo el tema te la denuncia y demás. Tuve que contar cada detalle de la historia que fue y es mi vida.
Al llegar a la noche no sabía que podría hacer. Podría quedarme en la casa de Les pero no sé si hoy entraría en su casa, hoy es sábado y podría estar de fiesta o en algún club con chicos como yo lo estaría haciendo, si no estaría aquí.
-¿Vamos?- Robert apareció de repente haciendo que yo pegara un grito de sorpresa.
- ¿A dónde?- pregunte ya calmada.
- A casa. No creas que te vas a escapar de este viejo tan fácil, pequeña.
Por alguna razón Robert me hace acordar a mi abuelo por parte paterna, lamentablemente, ahora que lo veo eran parecidos. Cabello tostado con canas, ojos cafés y la manía de decirme pequeña.
Mi abuelo cuando falleció me dejo el auto, que tanto amo, con el conducía en las careras ilegales que hacen afuera de la ciudad.
-Muchas gracias...por hacer esto. Significa mucho para mí.- dije ya en su camioneta.
- Oye, esto no es nada, pequeña. Quiero que veas a mis hijas.- dijo sonriente.
- Oh, ¿Tiene hijas?- ya decía yo que era muy paternal.
-Sisi, tengo 2. Mis dos princesas.
-¿Y su esposa?- note que su sonrisa se deshacía y en sus ojos había dolor y melancolía- Perdón...No quería ser entrometida.
- Pequeña no pasa nada, te contare como tú lo hiciste conmigo.
Sonreí
-Rose y yo nos conocimos desde adolescentes. Me enamore perdidamente de ella cuando la vi en esa plaza que hoy nos conocimos, llorando como tú, nos conocimos, salimos, nos pusimos de novios y nos casamos. A los 27 tuvimos a Emma, nuestra primera hija, que ahora tiene 16 y luego a la segunda Diana de 6 años. Con el tiempo Rose enfermo de cáncer y murió cuando Diana era chica, 3 años tan solo.
- Lo siento.
-Yo también. Ana no la conoció pero yo les digo que ella nos está cuidando desde arriba y que la ama.
- Y es así, señor O'Connor.
-¿Amy que te he dicho? No me digas señor O'Connor no me gusta, dime Robert.
- Claro, Robert.
Sonrió y eso causo que yo también lo haga.
-Llegamos.
Bajamos de su camioneta y allí estaba una mansión con decorado de piedra y césped mucho verde con árboles y plantas muy bien cuidadas, un hermoso y algo grande estanque con canteros con flores de diversos colores. Era hermosísimo.
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Te conocí en mis sueños
Novela JuvenilAmbos, Amy Smith y Noah Kennedy, tienen una historia que cambio su vida. Amy Smith: Golpeada y abusada por su padre. Traicionada por su familia. No tiene en nadie en que confiar en este mundo en el que todos las decepcionan, salvo en ese chico de ca...