ii.

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—¡Vamos, Innie!—chillaba Jisung mientras agitaba de un lado a otro el brazo de Jeongin. —Será divertido, mis papis invitaron a mucha gente, mis papis compraron una fuente de chocolate, mis papis rentaron al mejor DJ de la ciudad. ¡Por favor! ¡Ve a mi fiesta de cumpleaños!

Mis papis, mis papis, mis papis...

Jisung llevaba al menos 20 minutos insistiéndole que fuera a su fiesta de cumpleaños, numerando cada cosa que sus papis habían comprado para que los invitados de el único hijo varón Han tuviera contentos a sus invitados.

Sentía que si dejaba otro segundo sin respuesta al mayor, lo seguiría torturando hasta su muerte.

—¡Bien, iré, pero suelta mi brazo!

El chico soltó otro chillido, esta vez de felicidad al saber que de nuevo había conseguido lo que se propuso.

—¿A qué hora será?

—Será a eso de las 10:00 p.m. en adelante... Y bueno, ya sabes donde vivo.

Jeongin soltó un bufido e, ignorando a Han, quién se fue corriendo, comenzó a adelantar sus tareas, si es que quería conseguir el permiso de salir. Realmente no le veía nada interesante a ir, pero si eso lo libraba unos momentos de Han necio Jisung, todo estaría bien. Buscaría algo o a alguien con quien entretenerse esa noche y todo saldría de maravilla.

—¡Yang!—alguien gritó desde el otro lado de el aula, específicamente Seo Changbin, quien se acercaba con pasos lentos y una sonrisa hacia Jeongin. —Así que... Irás a la fiesta de Jisung.

Jeongin sólo asintió y bajó la mirada desinteresado hacia sus apuntes de clase para seguir contestando las preguntas que tenía de tarea. Segundos después, los pasos de Changbin se sentían más y más cerca, hasta que finalmente, un dedo en su barbilla dirigió su rostro hacia el del contrario que seguía con una sonrisa y estaba parado frente a él.

—Mis amigos no quisieron asistir, pero yo sí —acercaba cada vez más sus rostros, hasta que finalmente ambos se separaron—. ¿Tú quisieras acompañarme?

—¿Yo? ¿Acompañarte? —Jeongin soltó una carcajada. -No lo creo.

—¡Oh! Vamos. No te atreverías a rechazar este galán—Seo fingió dolencia—. ¿O sí?

Otra cosa que Jeongin odiaba de sus compañeros de clase en aquel costoso colegio, era que todos se creían la última soda de el desierto, haciéndose sólo valer por su físico o por la fortuna de sus padres. Él sabía que no era un santo, que también llegaba a tener sus actitudes superficiales, pero cuando las mostraba, ni siquiera era intencional. En cambio, un 90% de el alumnado del colegio donde estudiaba era todo lo contrario.

—Está bien, yo seré tu compañía... ¡Pero! Tendrás que ir por mí a mi casa a las 10:30 p.m. en punto y llevarme de nuevo al terminar la fiesta.—especificó haciéndose el difícil.

—No podría estar más de acuerdo—mencionó el chico de cabello negro, tomó la mano de Jeongin y besó los nudillos de esta—. Hasta la noche, bonito-y se fue por donde llegó con una notoria sonrisa.

Yang sólo rodó los ojos, sonrió y procedió a terminar aquellas complejas preguntas que el profesor les dejó como tarea.

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La noche había llegado. Igual que la anterior, estaba estrellada, con un ligero viento y el clima templado. Perfecta era como Jeongin prefería llamarla.

Se había arreglado con una playera de franjas gruesas, intercalando los colores azul y blanco, mientras que en el pecho resaltaba la palabra "Gucci", dejó caer su pelo sobre su frente desordenándolo un poco y colocándose unos lentes sin aumento algo grandes. Silbó al verse en el espejo y bajó las escaleras.

Miró el reloj que siempre usaba: 10:34 p.m.

Changbin debió haber llegado 4 minutos antes, claramente Jeongin especificó que sólo iría si lo recogía a las 10:30 en punto.

Una notificación en su celular lo hizo sacarlo de su bolsillo.

Changbin

>Perdón, bonito.

>No podré ir por ti.

>Conseguí a otra persona para ir.

>¿Recuerdas a Seungmin?

Yang rodó los ojos. No estaba decepcionado, de todas formas Seo eran un idiota, pero ya estaba arreglado para salir. Pensó un momento en qué hacer ya que su madre sí le había dado el permiso, hasta que en su mente se visualizó recorriendo las calles de aquel fraccionamiento donde se encontraba su casa y tomar algunas fotos al paisaje nocturno con la cámara polaroid que tenía en su habitación. Subió por ella y, después de despedirse de su madre, emprendió camino hacia su "Aventura Nocturna".

Hizo el mismo recorrido que el día anterior cuando iba siguiendo las hojas de árboles color café naranjoso, color debido a la estación del año en que se encontraba. Tomaba una que otra foto a los árboles alumbrados por la luz de la Luna, a las calles donde pasaban autos -con cuidado de no ser atropellado- aprovechando las luces que provenían de estos, a los Pocky's que se compró en una tienda de conveniencia en su ataque de hambre nocturno junto con la leche de fresa, y demás.

Su reloj marcaban las 10:59 p.m. Aún no había pasado mucho tiempo, así que no se preocuparía por llegar a casa. Se dirigió a el parque que ayer visitó y se sentó en el columpio color rojo.

Con cuidado, abrió sus Pocky's y su leche de fresa y cuando dio el primer trago a esta, casi lo escupe, ya que a su lado, en el columpio azul, a las exactamente 11:00 p.m. apareció el chico pelinaranja con un cigarrillo apagado entre sus dedos y palpando el bolsillo trasero de sus jeans negros un tanto desgastados, dispuesto a encender el objeto antes mencionado.

Si no fuera por...

—¿Tienes fuego?—preguntó el desconocido hacia Jeongin como si fueran amigos de toda la vida, viéndolo directamente a los ojos; causando nerviosismo en el antes mencionado—. Es que olvidé mi encendedor en casa.

Sin embargo, los ojos de el chico sobre el columpio azul, mostraban una particularidad que Jeongin no pasó por alto: aquellos ojos color café oscuro, algo irritados y lindos, tenían... Una mirada triste. Muy distinta a la suya que constantemente mostraban dulzura y brillo.

Y con una sonrisa por parte de el contrario, el chico con playera Gucci y unos lentes sin aumento, que planeaba estar en una fiesta en ese momento, se vio completamente hipnotizado ante el pelinaranja.

     ᥫ᭡ 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐖𝐁𝐄𝐑𝐑𝐈𝐄𝐒 & 𝐂𝐈𝐆𝐀𝐑𝐄𝐓𝐓𝐄𝐒 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora