La señora Yang avisó a su hijo, Jeongin, que en la noche del día en curso asistirían a una fiesta; por lo tanto, el chico se vistió con su mejor traje color negro, acompañado de una colonia que lo hacía sentir fascinante ante su olfato.
Digamos que Jeongin no era muy fan de esas fiestas, ya que su madre lo dejaba para irse con sus amigas, su padre charlaba con los socios de su trabajo y él... Bueno, él era arrastrado por alguna chica que no era para nada de su interés; como justo ahora.
— ¿Quieres platicar en el balcón?— cuestionó una castaña de cabello ondulado, cuyo nombre era YuQi, una china de veintiún años -que realmente era muy linda-, hija de los dueños del evento.
Yang no vio razón alguna para rechazar a aquella chica, era muy educada y tierna, así que, con un asentimiento, fue llevado de la mano hacia una habitación del segundo piso en aquella mansión, para luego dirigirse al balcón de esta. Había un par de sillas y una vista increíble de la Luna que alumbraba esa noche, de fondo se podía apreciar la música instrumental que rodeaba toda la mansión.
¿Esperaban detalles de su charla? ¡Ja! Lamento decepcionarlos, pero es que Jeongin no puso atención a nada de lo que dijo. ¿Por qué? Por que desde los primeros segundos sólo habló de por que su padre era el mejor padre del mundo al comprarle todo lo que quería, la mimaba y demás, además de que presumía a su lindo novio, cosa que a Yang sinceramente no le importaba. Sólo rogaba por salir de ahí.
Realmente las apariencias engañan, YuQi podría, por su posición en el estatus social, aparentar saber mucho de muchos temas de conversación, sin embargo, su cerebro no podría formular ni siquiera una respuesta sobre qué color resulta al mezclar naranja con blanco.
Una vez fuera de las insistentes palabras que le daba la chica para que se quedara con ella, logró encontrarse a sus padres, y como buen hijo, les hizo compañía. Podía divisar de todo, desde señores alcoholizados, hasta señoras fumando un cigarrillo y criticando a las hijas de sus competencias en la empresa. Recordó a esas películas que veía su madre en la televisión, cuando estaba peleando con alguna sirvienta -que, desde los 10 años de Jeongin, no habría vuelto a ver una-, ya que según la señora Yang, eran inútiles, así que ella prefería hacer las cosas.
Se dio cuenta de las ironías de la vida; cuando aún el fraccionamiento donde vivía no era privado, si no que cualquier persona vivía ahí importando poco si era millonario o no, lograba ver familias completamente en situación de pobreza andar por ahí, sin embargo eran felices y disfrutaban lo poco que poseían. En cambio, familias como la suya o las que ahora presenciaba, eran completamente distintas, regularmente los padres eran ajenos a lo que pasara con sus hijos, las críticas y desprecio hacia los demás no faltaban, y por supuesto, tampoco las botellas de licor.
Jeongin no era alguien que odiara el alcohol o cualquier otra cosa por el estilo, al contrario, la tentación de probar un trago lo carcomía, aunque nunca lo hacia por su misma cobardia de hacerse un adicto, y él no quería ser alguien así; tan dependiente de sustancias nocivas para su salud. Pero cualquier cosa que sonara divertido de ingerir, era claro que no era bueno -exceptuando los dulces que Minho le daba y la leche de fresa-. Según las tareas que tenía en la escuela, las adicciones arruinaban a las personas, las hacía cambiar su comportamiento y demás cosas, y lo comprobó la primera vez que vio a su padre ebrio y estuvo a punto de golpear a su madre. Desde ese día, el señor Yang se mantenía relativamente alejado de su familia.
De el resto de la noche no hay mucho que contar, fue aburrida como siempre, hasta para su madre, así que volvieron a casa junto con su padre. Le gustaba ver hacia fuera por la ventana de el auto negro que era propiedad de el señor Yang, todo de noche lucía tan tranquilo, tan puro; se podía divisar la luna alumbrando la ciudad, además de la brisa fresca entrar por la pequeña abertura que había entre el vidrio y el auto en sí. ¿Ya había mencionado que Jeongin amaba cualquier tipo de paisaje. Reflexionó sobre lo lindo que era poder disfrutar del silencio nocturno sin nadie molestando, entonces recordó a Minho.
Con Minho la buena compañía era totalmente garantizada, escucharlo hablar de temas tan diversos; cómo cada palabra salía de esa alma que, desde que lo conocía, parecía tan hundida, tan manchada. Entonces una duda floreció en él... ¿Por qué la vida era tan injusta?
Nadie merecía vivir tan infelizmente, ya que sí, Minho no era la felicidad andante, sino todo lo contrario. La experiencias que había vivido eran tan lamentables, y lo peor es que nada dependía de él. Eso lo alarmó un poco, ya que claramente todo lo que se vive deja cicatrices muy grandes en la gente. Entonces recordó lo que el pelinaranja dijo días atrás:
"— Fumar tanto te va a matar. ¿Acaso quieres morir?
— Creo que sería interesante experimentarlo."
Jeongin no quería que Minho muriera, es decir, simplemente no quería. Pero que Minho lo dijera tan tranquilo, hasta casi divertido, no lo hacía tranquilizarse en lo absoluto. Aún era muy joven, le faltaba vivir muchas cosas, experimentar, soñar, cumplir, cualquier cosa que alguien de su edad estaría dispuesto a hacer.
Seguia mirando por la ventana cuando ya estaban a punto de llegar, pasaron por ese parque que se estaba volviendo su locación desde días anteriores para platicar con su mayor. Rápido miró el reloj:
11:26 p.m.
Sonrió y miró una vez más hacia el parque.
Ahí estaba quien era el dueño de sus pensamientos, dilemas y dudas, el tan nombrado Lee Minho, fumando un cigarro como se podría esperar. Se sintió un poco triste por no estar a su lado esa noche, pero es que su madre era muy necia y lo obligó a asistir a esa tonta fiesta.
Definitivamente pasar el tiempo con Minho era mucho mejor que cualquier otra cosa.
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ᥫ᭡ 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐖𝐁𝐄𝐑𝐑𝐈𝐄𝐒 & 𝐂𝐈𝐆𝐀𝐑𝐄𝐓𝐓𝐄𝐒 !
Fanfictionㅤㅤㅤㅤ┈. ๑🕊️̷﹗°𝘀𝘁𝗿𝗮𝘄𝗯𝗲𝗿𝗿𝗶𝗲𝘀 𝗮𝗻𝗱 𝗰𝗶𝗴𝗮𝗿𝗲𝘁𝘁𝗲𝘀 ₊ ๑ ㅤㅤㅤㅤ a minjeong fanfiction ㅤㅤㅤㅤ original de hyukind ㅤㅤㅤㅤ━━━━━━━━━━━━━━━ ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤ 𖠗 𖦹 ࣪─── ❝ siempre me dejas queriendo más... las fresas y los cigarrillos siempre saben a...