🌹Mi Fantasma de la Ópera🌹💙Sustos Ocultos de Frankelda AU💙

💙🌹Mi Fantasma dela Ópera 🌹💙 Prologó

Todo empieza en el año 1866 con la muerte de la abuela de Francisca, quien contemplaba la tumba melancolía junto con su madre María, quien ya había perdido a su esposo un par de años antes gracias a la tuberculosis.
Ambas se lamentaban la pérdida de su ser amado, aunque eso no descartaba el hecho de soltar repentinos suspiros de alivio; ya que no tenían que seguir viviendo bajo el yugo de Maria Imelda, quien las limitaba a ambas con su pasión por las artes, ya que varias veces interrumpia a María mientras le cantaba a Francisca mientras le contaba algunas historias de terror, o cuando regañaba a la pequeña Francisca cuando la atrapaba escribiendo o tarareando sin hacer sus deberes.

Madre e hija se alejaron poco a poco de la tumba tomadas de la mano, hasta una parte del panteón donde podrían separarse y descanzar; Francisca saco uno de sus libritos de su abrigo, sentandose en una pequeña banquita y permitiendose tan añorado momento, María comenzó a cantarle a Francisca mientras ella escribía gustosa, ambas dejandose llevar por el ambiente tranquilo y el cariño entre ellas dos; lo que no sabían, es que un pequeño y escurridizo príncipe con apariencia de búho las veía desde lejos, tratando de leer lo que Francisca hiba escribiendo.

Por capricho del destino, una ráfaga de viento se llevó algunas de las páginas del librito de Francisca, ella rápidamente se levantó para intentar atraparlas, deteniéndose inmediatamente al ver que el pequeño príncipe atrapaba las páginas y descendía poco a poco al suelo, para luego percatarse que era observado por ambas madre e hija; el príncipe recobró la postura, y tímidamente se presentó ante ambas.

-Ho-hola, am... perdón si las llegue a asustar, yo...yo soy Herneval, Príncipe de los Sustos, y... estoy aquí porque admiro las historias de Fransisca- El pobre príncipe estaba en pánico, temiendo que ambas pudiesen reaccionar de mala manera y hecharlo de ahí por el susto que les provocó, pero se sorprendió de que no fuera así, recibiendo en cambio la reacción de Francisca, que inmediatamente se acerco a Herneval y comenzó a mirarlo con curiosidad, examinando sus razgos distintivos, como sus alas y su apariencia antropomorfica, haciendo que Herneval se pusiera nervioso y avergonzado de sentir la fija mirada y el constante revoloteo de Francisca sobre él.

-¡¡¡Wow!!!, ¡ya viste sus alitas mamá!, son hermosas, es como si el fuera una criatura como los de mis cuentos- La pequeña Francisca estaba facinada con Herneval, con unos ojitos de ilusión de todo niño viendo algo sorprendente, como si viesen el nuevo jugete novedoso, o probar algun sabor de golosinas que les hace soltar una cara de felicidad.

-Francisca, por favor, calmate un poco, que pones nervioso a tu nuevo amigo- María se levantó de la banca de manera calmada, y tomo de manera cariñosa los hombros de Francisca para que dejara de revolotear y darle un respiro a Herneval.

-Es un gusto conocerlo Herneval, mi nombre es María, y ella es mi hija Francisca, perdona la reacción de mi hija, es la primera vez que ve a un susto en persona- Con esas palabras Herneval se relajo, y se acerco para saludar de la mano a María y a Francisca, con otra reacción de sorpresa por parte de Francisca, quien se maravillo al ver que Herneval solo tenía tres deditos, con un resultado de Francisca sin querer soltar la mano de Herneval por un par de minutos, con el pequeño ruborizandose por la acción, y un par de risas por parte de María, quien veía con ternura aquella situación tan peculiar.

Aquel primer encuentro fue el inicio de la bella amistad entre Herneval y Francisca, quienes comenzaron a pasar todos sus días juntos, con Francisca leyendole sus historias a Herneval, mientras que el le compartía experiencias y datos interesantes acerca de los sustos a Francisca, mientras que María consentía a los niños con postres de chocolate, e instalandoles una pequeña cueva de sabanas, cobijas y almohadas en el ático de la casa, o entre los tres jugando por toda la casa, como jugar a la búsqueda del tesoro, o a las escondidas; tambien, donde ambos niños se sentaban en la sala mientras María les tejia todo tipo de ropa, como gorritos, guantes, bufandas y abrigos mientras les cantaba, y animaba a los niños a cantar con ella.