Sentir

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La luz que entra rauda en mi habitación, golpea de lleno en mí cara, me vuelvo para escapar de los rayos, siento una respiración en mis cabellos, abro los ojos, es Natsu. Siento como mi corazón trata de salir desbocado aumentando el tamborileo dentro de mi pecho. Observo detenidamente su rostro, no pude alejar el sentimiento de ternura al verle de tan cerca, y como las comisuras de sus labios esbozan una pequeña sonrisa. Él se encuentra aquí a mi lado, todo lo que paso esa noche no fue un sueño, era verdad, aun me cuesta creer que Natsu, mí Natsu, sintiera lo mismo que yo, me acurruque más entre sus fuertes brazos.

-Buenos días, me dijo con los ojos aun cerrados y con una amplia sonrisa.

-Buenos días- le conteste sintiéndome avergonzada.

Sus fuertes brazos envueltos en mi espalda, me arrastran hacía su cálido cuerpo, me deje llevar por ellos, acurrucándome en su firme y reconfortante cuerpo, sentía como la felicidad me inundaba, sus labios estaban en mi dorada cabellera, los podía sentir. Mi cuerpo volvía a reaccionar, sentía el calor insoportable que demandaba una satisfacción, pero debía controlarme.

Me di media vuelta para tratar de calmarme, fue inútil. Sus manos recorrieron mis piernas, todo mi cuerpo, palpando si era verdad que en la noche nos habíamos vuelto uno.

Sus manos aceleraron aún más mi corazón, creo que está jugando conmigo. Provocándome.

-N…Natsu, no hagas eso-  al menos eso pude decir antes de ser silenciada con un beso, sus labios me volvían loca de deseo, realmente estoy enamorada de él. Se separó de mí en busca de oxígeno.

-Lucy, no puedo contenerme contigo, te deseo en todo momento. Sus palabras resonaron por un rato en mis oídos el siente tanto deseo por mí como yo por él. Continuo:

-Te amo, Lucy.

No resistí mas, me abalance sobre el dejándolo de espalda, se senté a horcajadas sobre él, tomando el control, con las yemas de mis dedos recorrí cada centímetro de él, su respiración se aceleró, colocándose aún más duro entre mis muslos, con la luz del sol, pude vislumbrarlo en toda su gloria. ¿Cómo algo así pudo entrar en mí?  Con un rápido movimiento baje mi mano y lo tome, su miembro palpitaba contra ella, la comencé a mover rápido, desde la base hasta la punta. Sus gemidos hacen que me empape, no podré resistir más estos instintos, lo quiero dentro, lo necesito llenándome, completándome. Antes de que pueda bajar mi cabeza y tomarlo con mi boca, Natsu me alza y me saca de la cama, veo que se dirige hacia la pared.

Sus manos son demasiado fuertes y ahora, esas mismas manos me sostienen con tanta delicadeza. Mi espalda siente el tacto de la fría pared solo por unos instantes, hasta que ésta de la misma temperatura de mi cuerpo, mis brazos son colocados por sobre mi cabeza, dejándome totalmente expuestas, creciendo mi estado de vulnerabilidad.

Labios, sus labios me recorrían, devorando todo mi ser. Su mano jugaba con mi seno, mientras que la otra sostenía mis brazos, de tiempo en tiempo su legua salía en busca de mi piel, probándome. Mis gemidos probablemente eran escuchados por todos los habitantes de la ciudad, pero no me importaba, no en estos momentos.

Su cuerpo se apoyó contra el mío, su pene palpitaba en mi vientre.

-Natsu… Nat. Era lo único que podía repetir. Levante mis caderas, esperando que me penetrara, ansiando aquello, su babilónico miembro. –Te amo… Natsu…Nat.

Sentí como levantaba mis piernas sin mayor esfuerzo, una fuerte embestida me quito el aliento, toda su fuerza la sentí en la primera estocada a mi centro. Quede sin aliento, acelera y disminuye  su ritmo, me lleva al mismo cielo cada vez que me enviste, mi voz aumenta su frecuencia se hace más aguda, sus labios son los únicos que pueden callar mis grito de placer, el calor me consume cada vez más, no quiero que termine quiero seguir disfrutando de ello. Cosquillas se acumulan en mi estómago, bajan hasta mi sexo, mi voz entre cortada sale para decirle que acelere, quiero que ambos acabemos, pero lo disminuye. Lo veo a los ojos, quiere que le ruegue acelerar las arremetidas, mi corazón orgulloso se reúsa, mientras que mi cuerpo me traiciona.

-Nat…¡Ah!...Natsu…más…¡ah!...Rápido. Con mi cara roja aparto la mirada, pero la intensidad de su mirada me obliga a mirarlo, lo hago por el rabillo de mis ojos. Sus hermosos ojos verde olivo me contemplan como si fuera lo más hermoso, lo más preciado del universo.

-Te amo una infinidad Lucy eres todo para mí, ya no eres mi pareja de misiones, eres mi pareja para la vida.

Esas simples palabras desmoronaron el orgullo de mi corazón. Maldito Natsu, por qué unas simples palabras tuyas hacen que mi mundo se desmorone, todo mi orgullo frente a ti no vale de nada. Aumento su velocidad, cada vez más y más, era inevitable. Mi cuerpo y el suyo se relajaron, aun apoyada en la pared y el dentro de mi ser, se volvía a hacer grande. La lasciva mirada de Natsu, descontrolo mi cuerpo y corazón.

Una segunda ronda iba a comenzar, pero los golpes insistentes en mi puerta lo volvieron imposible.

La voz de Natsu salió como un rugido, está enojado por la interrupción, mientras que al otro lado de la puerta, estaba la voz de la persona que no quería ver en estos momentos. ¿Qué pensara de mí después de esto?

Caricias NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora