¿Quién podrá ser? Pensaba la peli plata mirando a todos los del gremio a través del rabillo de sus ojos, todos actuaban normalmente, como siempre lo hacían, comenzó contando a los presentes, se pudo dar cuenta de que alguien faltaba, y ese alguien podría ser la sombra. Dirigiéndose a la barra donde se encontraba su hermana mayor preguntó:
-Hermana, ¿dónde se encuentra Juvia?- creí que ella estaría aquí. Te encontré maldita sombra.
-Juvia se fue con Gray a una misión esta mañana temprano, volverán en una semana, ¿por qué lo preguntas?, ¿querías acompañarlos?- Preguntó Mirajane con curiosidad.
-No, sólo quería saber por qué no había llegado aún- respondió con una falsa ternura. Sí no fue ella quien se entrometió en mis planes ayer... no importa cuánto me cueste lo voy a silenciar. Sé cómo salirme con la mía, nadie quiere perderme después de todo el tiempo en que me creyeron muerta. Todos me creen una blanca paloma, pero nadie me conoce como realmente soy. Ventaja para mí.
La noche del conjuro, estaba esperando por alguien en la biblioteca, nos reuniríamos ahí para hablar, o eso creía. Ambos llegamos temprano, antes del anochecer, mientras aún había luz natural.
Me sentía...no puedo describir el sentimiento que me invadía en esos momentos. Felicidad, extrañeza y sobre todo nerviosismo, mis manos sudaban, mis piernas temblaban. Nos dirigimos atrás de la estantería principal, donde hay un sillón para relajarse mientras se lee. Nos sentamos y comenzó a hablar.
-¿Sabes la razón por la cual quería hablar contigo?
No, no tengo esa clase de magia- Realmente no, pero ¿ocurrió algo?
-Durante este tiempo... su voz se detuvo para mirar mis ojos. Lo que quiero decir, es que desde hace un tiempo, me siento extraño, me duele el pecho cuando te veo entrar, no sé qué me ocurre, pero... con un movimiento rápido entra en mi espacio personal y me besa, el calor de sus labios, hacen que mi cuerpo se relaje, correspondiendo a su accionar. Nos separamos y dice: la razón de todo esto eres tú.
Mis ojos se abrieron como faros de puerto, me besa otra vez, sus besos son cálidos, expertos con un toque demandante y posesivo, nos recostamos en el sillón, nuestras manos se encuentran recorriendo el cuerpo del otro, explorando un universo que era desconocido para el tacto, pero familiar a la vista, con las manos entrelazadas recorre mi cuello con sus húmedos labios, se aparta de pronto para observarme, ambos teníamos la cara sonrojada, y nuestra respiración entrecortada, me abalanzo sobre su cuerpo en busca del néctar de su boca, no quería separarme.
Con mis colmillos, apreté delicadamente su clavícula, pude sentir como se estremeció, me alegro saber que puedo provocar de esa manera. Nuestras manos no se separaron en ningún momento, sus ojos me devoraban de la misma forma en que yo devoraba su figura. Pasión.
Mi mente o paraba de repetirme que me detuviera, mientras que mi cuerpo lo único que rogaba era que continuara, ¿qué estás haciendo, todavía no te dice que te quiere o sus verdaderos sentimientos? Ante este pensamiento me detuve en seco, retirándome a duras penas.
-¿Qué sientes por mí?
Silencio
-¿Me quieres?
Desviando su mirada hacia la pared- Si no te quisiera, no estaría haciendo nada de esto... o crees que soy esa clase de persona que lo hace sólo por querer un buen rato nada más, sus ojos era una mescolanza de tristeza, vergüenza, confusión y ¿amor?
No podía dejar de mirar, me acerque nuevamente sin apartar mis ojos de sus luceros, delicadamente posé mis pétalos sobre los suyos, envolviéndonos en una nube de ternura, la ropa lentamente se fue desvaneciendo de nuestros cuerpos, pude palpar su gruesa belleza, como también tanteó la suavidad de mi piel.
Con todas mis fuerzas traté de controlar el sonido de mi voz, pero un pequeño miau se desprendió de mí, provocando una pequeña risita que compartimos como el atardecer que descendía en la ciudad.
Se acerca a mí oído, susurrándome sus sentimientos sin apresurar el momento, confesando que se enamoró de mí desde el momento en que luchamos codo a codo. Acurruque su cuerpo, sintiendo su peso, textura y calor.
-Te amo, fueron las palabras que salieron de mi alma.
Levantó su cara, reclamando mis mejillas para avanzar hacia el centro de mi cara, tomando mi boca explorando el interior como si no hubiera un mañana, se acercó más y más, hasta que nuestros sexos se tocarán, pude sentir como golpeaba mis muslos, quería entrar en mí y no iba a detenerlo, me levanto para quedar a horcajadas, su miembro golpeaba mi parte trasera, instintivamente mi cuerpo reaccionó a su toque.
-Nunca he hecho esto, no seas rudo conmigo por favor.
-Descuida, seré gentil. Su vos sonada confiada, tenía experiencia, se notaba. Sus palabras dejaron una interrogante rondando en mi cabeza, ¿desde hace cuánto tiempo está teniendo sexo?
Mi mente no callaba, mis labios se separaron por si solos para decir la maldita pregunta.
-Nunca lo he hecho con la persona que amo, primero fue por curiosidad, luego como un juego, pero nunca con verdaderos sentimientos, esta también es mi primera vez.
Volvió a besarme, su respiración esta agitada, su corazón acelerado. Mordí su boca juguetonamente, quitando mis inhibiciones, con mucho cuidado fue entrando en mí, haciéndome derramar algunas lágrimas, pero no se detuvo hasta entrar por completo, chillé.
-¿Te duele mucho?, ¿quieres qué me detenga?
-No, sólo espera un poco hasta que acostumbre a ti- No demoró mucho tiempo para que mi cuerpo se complementara con el suyo- Por favor continua.
Me recostó boca abajo en el sillón para tener más acceso a mí. Sus manos jugaron con el resto de mi cuerpo, comencé a sentir placer con cada envestida que realiza en mi interior, disfrute de cada una, mi voz se volvía aguda imposible de controlar, las estocadas que comenzaron lentas y suaves, cambiaron para volverse rápidas y duras, mi cuerpo lubricado por el sudor de ambos se volvió lascivo, pidiendo por más.
-Ma...más rápido- mi voz salía entrecortada y jadeante- Aumento el ritmo, pude sentir las mariposas dentro de mi estómago, en un abrir y cerrar de ojos nos corrimos al mismo tiempo, desplomándonos en el sillón. Cuando nos dimos cuenta de la hora ya era muy tarde y el gremio probablemente estaba cerrado, decidimos quedarnos en la biblioteca hasta la madrugada.
Pero para mala suerte de nosotros, fuimos testigos de un horrible hechizo, escuchamos todo con respecto del encantamiento, hay una forma para romperlo, pero es difícil, además de la presencia de otra persona ajena del o de la interesada se debe buscar un objeto, pero dicho objeto se haya perdido desde hace 15 años, imposible de encontrar. La voz nos resultaba familiar y no pudimos evitar brincar de la impresión, mi cuerpo aún se recuperaba bien, mis piernas se doblaban por si solas, me tomo en brazos y salimos velozmente encubiertos por la noche y la oscuridad, viéndonos como una sombra
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Caricias Nocturnas
FanfictionSus sentimientos, los que guardo por tanto tiempo para conservar la amistad que sostenía, se ve truncada cuando él da el primer paso. Aquellos latidos apasionados de ambos corazones son recíprocos, comenzando de esta manera una relación, pero no tod...