Pista 11 Destiny the lovers

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Pista 11 Destiny the lovers

Parte I

Ser un adulto era lo más estúpido que podía suceder. Ren Tao, con 36 años y como director ejecutivo de una industria de electrodomésticos que pertenecía a su familia desde hace más de 60 años, estaba exhausto.

Con una migraña terrible y un dolor de cabeza magistral había regresado a su casa, donde había sido recibido por los gritos de su hijo. Con 15 años y la adolescencia a flor de piel, Men Tao estaba pasando por la quinta ruptura amorosa.

Aunque habían comenzado como algo muy inocente, el noviazgo con Hanna Asakura parecía ser un poco más "serio" con el paso del tiempo.

Se llevaban únicamente tres años, pero ese era el problema, Hanna ya era considerado un adulto y Men era aún un pequeño mimado que rozaba los límites de la paciencia del rubio (y de casi cualquier persona).

Si era honesto, en ocasiones, él tampoco aguantaba los arranques de su hijo, pero los podía sobrellevar. Pero allí estaba con un terrible dolor de cabeza y con Men gritando por el iPhone nuevo, que después de colgar había azotado contra la pared. Ese era el tercer IPhone en ese año.

— No te compraré otro — se regañó mentalmente por decir esas palabras justo en ese momento, lo más sabio sería hacerlo después.

Recibió de lleno y directo a la cara toda la furia de su hijo con gritos iracundos y lo que soltaba más a menudo:

— ¡Tú no me entiendes! No estás nunca de mi lado ¡alejaste a Horokeu y ahora solo estoy con el peor padre podría existir! ¡Te odio! —

Ren ya había recibido varías de esas frases, la primera vez le había dolido bastante, incluso había bebido alcohol en su habitación.

Ahora era incómodo, seguía doliendo un poco, pero lo resistía mejor. Sabía que en esos momentos necesitaba ser firme.

— Ve a tu habitación Men, cambiaré la contraseña del internet por un mes y esta vez si quieres un celular trabajarás por él —

Más gritos.

Y la migraña. Sólo quería ir a su habitación y cerrar los ojos. Le ardía el estómago, la gastritis había regresado. Miró su celular un momento y tal como lo había prometido cambió la contraseña de internet ya había aprendido y no necesitaba usar un tutorial.

Tenía al lado de su cama, agua y pastillas para el dolor. No las tomó solo se hundió en su almohada y apretó los puños. Estaba agotado, y no podía tener ni un solo día en paz.

La compañía estaba siempre en algún tipo de problema, si no era eso, su padre lo irritaba con la insistencia de formar una familia nuclear. Lo que implicaba casarse con alguna mujer china aprobada por su familia.

Extrañaba sus fines de semana de sus veintes, música y alcohol. Cuando estaba "deprimido" y curiosamente desentendido de la realidad. Actualmente su vida era mil veces más complicada, pero no tenía tiempo para deprimirse.

Aunque lo deseaba.

Había cierta añoranza que lo hacía sentir viejo, para esos momentos solo podía entrar Instagram y stalkear a Horokeu Usui. Él siempre aparecía con una sonrisa enorme, en muchas fotos estaba su hermana y el hotel que administraba.

Sabía que esa era la opción para su vida y le alegraba que la hubiera tomado. Después de todo, ellos nunca habían congeniado.

Ni si quiera en el ámbito sexual. Era tan amargo, por que los sentimientos apenas estaban acomodándose y dejando ir a Jeanne, cuando el Usui ya lo quería montar.

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