Pista 9: Fidelify

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The Ren

Especialmente para Mezz~

Horox Ren por siempre~

The Ren

●Capítulo 9 : Fidelity ●

I never loved nobody fully
Always one foot on the ground
And by protecting my heart truly
I got lost in the sounds
I hear in my mind
All these voices
I hear in my mind all these words
I hear in my mind all this music

Escasos diez días habían pasado desde que los Tao habían salido del hospital, y a pesar de que una serie de eventos habían pasado, parecía que Men Tao estaba soñando. Aún sentía un dolorcillo en el pecho cada que estaba a punto de respirar. Se suponía que el dolor de la operación era lo que en serio debía doler, sin embargo era lo que menos le importaba. Sus manitas estaban sudando y no dejaba de tamborilear los dedos mientras gruñía un poco.

– Si no quieres ir, deberías llamarle para cancelar– Ren, el padre del pequeño Tao estaba a su lado en la limusina negra. Lo había acompañado, la verdad es que él tampoco estaba muy feliz con la idea, pero sabía que un Tao no se retractaba. Y debía admitirlo, ese niñato de Hana había insistido bastante bien, desde que ellos estaban en el hospital, no había faltado ni un solo día a visitar al pequeño Men. También había llevado los famosos chocolates.

El día que finalmente les habían dado de alta, Men Tao había aceptado tener una "ridícula cita" con el rubio. Ren lo había aprobado.

Lo cual era curioso. ¿No se suponía que los hombres tenían citas como hasta los 16 ó 18 años? Esperaba que su hijo saliera con una chica, pero Jeanne había educado a Men con "ese" tipo de pensamientos liberales. No pensó que fuera un problema, además ese niño Hana,era hijo de Anna, si algo salía mal, solo se desquitaría con ella.

De cualquier forma, ver a su pequeño niño nervioso y con un sonrojo en sus pálidas mejillas parecía ponerlo de buen humor.

– Odio a Hanna– Ren rodó los ojos y solo asintió, ese pequeño era más complicado que él. A esa edad lo único que le importaba era ser el más fuerte, el más importante de la dinastía, el mejor de todos los Tao. Men... era diferente. A pesar de que tenían una forma de ser muy similar, no tenía idea de lo que pasaba por la cabeza del pequeño Men.

– Si lo odias podemos, dar la vuelta. – musitó un poco el Tao mayor y luego miró por la ventana, ahí estaba el rubio con el ceño fruncido peleando con su padre y pateándole la espinilla. – Se nota que ese rubio golpea fuerte. –

– Es un tarado, que todo soluciona con fuerza bruta– el pequeño niño de ojos rojos bajó del auto y azotó la puerta tras de sí. Caminó con paso firme hasta donde estaba el rubio, miró a su padre, Yoh, y luego apunto a su "cita" con el dedo acusador.

– Más te vale que me lleves a un restaurante de comida francesa, y apúrate que tengo hambre– Hana no tardó ni dos segundos en sonreír, y olvidar por completo a su padre. Se metió las manos en los bolsillos y caminó despreocupado por la calle en compañía del pequeño. Por supuesto que tenía todo preparado. Y no, no irían a un restaurante de comida Italiana... o ¿era Francesa? Igual, el ya tenía la cita planeada, iría a la colina, donde había un ridículo mantel de cuadritos rojos y blancos, unos emparedados y un poco de jugo de manzana. Los cerezos estaban en la mejor época del año y Men tenía que ver eso.

Yoh y Ren soltaron un suspiro al unísono al verlos caminar por la calle, Jamás pensaron ver una escena como esa. El castaño soltó una risita boba mientras Ren se acomodó sus lentes oscuros.

– Ren, aunque ya te consideraba parte de la familia, ahora si será oficial– No era muy tarde, y justamente ese sábado por la mañana tenían el día libre. De hecho Yoh siempre tenía el día libre. Ren, aún no había regresado y aunque tenía bastantes canciones en la cabeza, sólo tenía en mente cuidar de Men antes de ir a China y presentar a su pequeño hijo con su familia. Al menos debía de agradecer a su padre. Y... después de todo, regresar a su natal China y tomar las riendas de la dinastía. Como debió de ser desde un principio. Más, los comentarios poco atinados del castaño siempre lo dejaban con la guardia baja.

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