Sayonara, bye bye

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Men tao había cumplido 15 años y se sentía tan incómodo con la adolescencia como era humanamente posible. No se daba cuenta, pero era más que obvio para otro que no fuera él, que no toleraba estar cerca de alguien sin terminar de mal humor. Incluso con su papá, al que adoraba. Si Men Tao quería a alguien era a su padre, había pasado mucho tiempo con él y desde que habían comenzado a vivir juntos, se habían entendido de forma inmediata. No era un secreto que Ren le dedicaba mucho tiempo, incluso había abandonado su carrera como artista. Ren le leía, jugaba los domingos juegos de mesa, algunos aburridos. También le había enseñado a tocar el piano hasta que Men se había aburrido. Habían vocalizado un par de veces, no tenía el talento de su padre para la afinación. Su voz era demasiado aguda y nada armónica. Tal vez con la edad cambiaría un poco, Ren no lo descartaba, pero Men era muy impaciente y si no podía hacer algo en los primeros intentos lo dejaba ir.

Según Ren, ni él ni Jeanne tenían un carácter así, pero su crianza era completamente diferente, En Tao no dudaba en golpearlo y castigarlo duramente si no "obedecía", Jeanne había crecido en un orfanato. El cariño de un hogar no era algo que ellos conocieran.

Men y Ren, tenían algo muy parecido a una vida feliz, incluso con la ausencia de Horohoro. Ambos lo extrañaban de diferente forma, pero su nombre había dejado de sonar en la casa de los Tao. Men, sabía que a su padre le gustaba incluso había un sentimiento más grande que solo gustar. Muy en sus adentros le gustaba Horokeu no hubiera regresado, verlos juntos le hacía sentir bastante incómodo. Horohoro, fue su primer amor de infancia, y aunque lo había superado, sentía celos, si Horohoro le prestaba atención a Ren que a él.

Y era peor, si Ren le prestaba más atención a Horohoro que a él. Era egoísta y lo sabía y no le importaba, se sentía con todo el de derecho de ser así y hasta ese momento, nadie le había negado nada. Ren era tan tolerante que incluso los amigos cercanos del artista le decían que men, era su único punto débil. Men lo aprovechaba, y hasta un año atrás todo estaba bien, hasta que su relación con Hanna estaba en la cuerda floja.

Hanna se había convertido en su prioridad. Al principio era perfecto, el rubio era dulce y bastante tierno pero dos años después Hanna había madurado y adoptado el carácter "desagradable" de Anna.

El menor de los Tao, lo había comprendido, pero ahora tenía una irritación que no podía tolerar. Hanna jamás había querido tener intimidad con él. No había pensado en eso hasta que en una de las tantas veces que lo había visitado en su habitación encontró revistas pornográficas, con mujeres de pechos grandes. Men, se había sentido no solo insultado, sino despreciado. Su novio, el que tomaba de la mano, con quien tenía citas y quien había dejado de besarlo con frecuencia, ahora tenía "eso" en su habitación.

Men tao, había querido actuar como todo un adulto y hablar con su novio rubio tonto, confrotarle y preguntarle si lo que deseaba era sexo. Él lo haría.

Hanna, ni siquiera le había respondido. Incluso había levantado la revista que Men le había arrojado en la cara y la había colocado de nuevo en su lugar. Luego con una frase una poco fría y hasta cortante le respondido "No te metas en esto Men".

Lo demás era historia, habían pasado casi un mes peleando, incluso su IPhone lo había estrellado contra la pared, por aquella frustración cuando le había colocado unos condones en el escritorio y Hanna, le había contestado bastante molesto, por un mensaje que lo dejara de molestar.

Men Tao, no se sentía capaz de hablar de eso con su padre. Con nadie en realidad.

Ya había pensando varias veces como sería la famosa primera vez, pero ahora, estaba seguro que Hanna no le correspondía y ese amor que decía tenerle, se había acabado. Y le dolía, tanto que hasta respirar le costaba trabajo y era incapaz de llorar. No podía llorar por algo como eso, cuando en comparación con la muerte de Jeanne y Tamao, había soportado tanto.

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