Mara es una chica que trabaja en una cafetería, una joven de 25 años apasionada y una romántica empedernida que cambia su vida al ver al hombre de sus sueños
Sebastian stan y tú, sumérgete en un universo alterno donde te enamoras de este hombre
El invierno ha Nueva York, la ciudad se ve hermosa tocaba por esta época y como la mayoría de las personas es mi época favorita. Sebastián y yo la hemos pasado increíble estos meses, me ha presentado a su familia y gracias a Dios me lleve increíble con su madre, mi suegra una mujer excepcional que me trato como una hija al igual que su padre que parece ser un hombre muy serio pero es todo lo contrario.
En la cena con sus padres todo salió muy bien la idea de mi cafetería les pareció... Independiente y eficaz.
-¿Entonces linda trabajas en una cafetería?- Preguntó la Sra Stan bebiendo de su copa de vino.
-Si bueno, amo mi trabajo que puedo decir.
-Oh, ¿entonces es un trabajo estable y definitivo?- El Sr Stan me miraba con curiosidad
-Si, claro que lo es, he invertido toda mi vida en mi cafetería.
-Tu... ¿Tu cafetería?- Pregunto El Sr Stan y Sebastián me miró con una sonrisa de lado con satisfacción.
-Si... Es mía- Mire de un lado a otro con una sonrisa.
-Vaya me parece muy bien, es bueno que seas una mujer independiente que ama lo que hace de manera eficaz, mis felicitaciones- La Sra Stan alzo su copa y me guiño un ojo.
-Si mamá, ahí es donde la conocí, aunque ella no lo sabe... Cuando la ví el mundo pareció detenerse y solo era ella... -Sebastián tomaba mi mano cuando decía esas hermosas palabras y mi corazón se aceleraba.
-Y yo- Lo interrumpí e inevitablemente nos volteamos a ver con complicidad-.
*** Un día tranquilo, decidimos ir al parque a pasarla bien, una cita solo para nosotros. Decido grabar este momento y presumir a mi novio en mis stories.
-¿A dónde vamos ojos bonitos?- Le pregunto a Sebastián mientras lo grabó.
-Vamos al parque en un... Ah mmm ¿Cómo se dice?- Pregunta y hace una expresión tocando si barbilla con su dedo índice
-Ammm... Vamos de Pícnic amor.
-Ah si vamos de Pícnic- Sebastián sonríe e inmediatamente deposita un beso en mi frente
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Adoro las citas con Sebastián, quién diría que un día estaría con él, de admirarlo a lo lejos y desear poseer lo que no tenía a bueno... Estar con él.
Llegamos al parque, un día soleado pero no molesto, el sol es cálido y amable con la piel, sacamos todo lo que es necesario, una manta, nuestra comida y con algo de que hablar es todo lo que necesitamos.
El se ve tan apuesto, una boina que se le ve excelente, una chaqueta básica con su playera, lo hace ver cómo un niño y eso me encanta, y yo un vestido sencillo algo pegado, con un estampado de flores por todo el vestido, que deja a la vista mis clavículas, no es tan corto, está un poco arriba de mis rodillas.
Me recuesto y Sebastián se pone a mi lado, se recarga en su brazo colocando su mano en su cabeza y con su otra mano acaricia mi cabello.
-Te ves realmente hermosa- Sebastián me mira fijamente. Ante su comentario me giro de lado hacia él, le sonrió y tocó su mejilla delicadamente.
-Y tú... Apuesto caballero- Sonrió mientras me acercó más a él- Me encanta cuando apenas crece tu barba.
-¿Ah si?- Me pregunta mirándome fijamente con un tono coqueto, muerdo mi labio inferior con una sonrisa y asiento.
-Si, me encanta, todo de ti- Sin pensarlo me acerco más a él y lo besó de una manera tierna, lo tomo de su cuello con una mano y el me toma de mi cintura acercándome más a él.
Se separó de mi y me miró fijamente.
-Te amo- Dijo en un susurro.
-Seba...- Lo mire atónita
-Mara, te amo- Dijo sin esperar nada a cambio.
Solo sonreí ante su declaración.
- Sebastián...- Sonreí tocando su barba que apenas crecía y lo mire a sus ojos- Sebastián, mi hombre de ojos lindos... Te amo.
Ambos nos miramos de manera tonta, nos sonreimos como un par de adolescentes que tienen sentimientos mutuos.
-¿Quieres besarme o prefieres comer los sandwiches?- Sebastián mira fijamente mis labios.
-Me encantaría besarte pero me muero de hambre- Sonrió y saco los sandwiches de nuestra mochila.
Comenzamos a comer y hablar de cosas sin sentido, cosas tan sencillas que a ninguno de los dos nos incomoda.
-Crei que ibas a besarme- Sebastián me mira de lado con una sonrisa.
Dejo de lado mi sandwich y lo miró con media sonrisa.
-Bueno... Ahora elijo besarte- Me acercó a él y lo besó de manera corta.
