𝐂𝐚𝐩9

1.9K 192 30
                                    


Un tiempo después...

   Ya habían pasado unos días desde que había comenzado el celo de Smiley. Ran no sabe decir si fueron días fantásticos o agotadores. No mentían cuando decían que era muy cansado cuidar a un omega en su celo o cuando decían que estos eran insaciables.

   Pasando por primera vez un celo, que no era el suyo con un omega, pudo entender lo complicado que era para éstos y lo mucho que sufrían, se siente un poco mal por no haber ayudado de forma correcta a su ex esposa después de ver lo que estos sufren? Sí, iría al pasado para ayudarla y cambiar sus acciones? No.

Confórmense con que se arrepintió.

   Ya eran casi las 3:00pm, y el estómago del Haitani rugía de hambre, así que con el mayor cuidado, se paró de la cama en la que yacía el mayor de los Kawata, y fue directamente a la cocina para poder prepararse un rápido alimento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Ya eran casi las 3:00pm, y el estómago del Haitani rugía de hambre, así que con el mayor cuidado, se paró de la cama en la que yacía el mayor de los Kawata, y fue directamente a la cocina para poder prepararse un rápido alimento.

   Bajo las pocas escaleras que tenía su casa, y fue directamente a la cocina. Está era bastante grande, tenía emcimeras de mármol y pisos de madera oscura, los gabinetes eran todos de un tono blanco casi grisáceo, para Ran era hermosa y para Nahoya era muy extravagante, agradecía que a Ran no se le había ocurrido una idea alocada para su casa.

   Habían pasado quizás unos 15 minutos, el Haitani había optado por prepararse un sándwich, por dos simples razones; la primera, no tenía ganas de cocinar y la segunda y la más importante, literalmente no sabía cocinar, apenas y si sabía hacer una Maruchan y eso de milagro, en momentos como esos agradecía a los cielos por haberse casado con Nahoya, el Omega no solo sabía cocinar, era un increíble cocinero, nunca probó una comida hecha por Nahoya que tuviera mal sabor, probablemente era un don, quién sabe, lo único importante, es que era un chef 10/10.

   Y como si los dioses escucharán sus pensamientos, un pequeño Omega, que llevaba encima una camisa mucho más grande que su cuerpo, se dirigía a la cocina con ojos aún entre cerrados.

— Mi bebé. — Haitani extendió sus brazos para que el menor se enredara con sus brazos.

— Ya estás mejor? — Pregunta sinceramente preocupado el mayor, después de estos días, en los que pasó por primera vez el celo con su pareja, pudo entender muchas cosas y a la vez preocuparse por muchas otras.

— Estoy bien..... — Pronuncia el menor en un susurro acompañado de un suspiro lamenteró. — Pero encerio me duele aquí. — Afirma, mientras sujeta la mano del mayor y la lleva hacía su vientre. — Podrías ayudarme, alfa? — Pregunta ahora con un tono seductor pero a la vez suave.

— Será un placer poder ayudarte, mi omega.

   El alfa alzó al menor por los muslos, y lo coloco sobre la mesada de la cocina, se abrió paso entre las piernas del Omega, y empezó a dejar provocativos besos en el cuello y mandíbula del menor. Besos, que pronto fueron a parar en la apetitosa boca del Kawata, los labios se movían, las lenguas jugaban y pronto la saliva comenzó a derramarse, poco después por la falta de oxígeno en sus pulmones, tristemente tuvieron que separarse.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘍𝘰𝘳 𝘉𝘶𝘴𝘪𝘯𝘦𝘴𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora