10 •Lawliet•

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N/A: Después de mil años volví, y les traigo otro de Lawliet porque sé que es su favorito 👁️👁️

No he podido sacarme esta canción de la cabeza y mi Tiktok también está lleno de ella, así es como esto surgió.

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Teacher's pet

Todo lo que se veía alrededor era lluvia, también el sonido de esta invadía todo el lugar. Las gotas golpeaban incesantemente la ventana y algunos relámpagos ocasionales iluminaban el aula que estaba algo oscura por la falta de luz natural.

—Señorita _________, ¿sería tan amable de depositar su goma de mascar en el bote de la basura? —su voz te sacó del trance y lo miraste con seriedad.

Te pusiste de pie y caminaste lentamente hasta el pequeño bote de basura en dónde tuviste que depositar tu goma de mascar, aprovechando para cerrar la puerta del aula. Caminaste de regreso entre los pupitres vacíos pero en vez de detenerte en tu asiento, llegaste hasta el escritorio en donde te apoyaste con ambas manos.

—¿Era muy molesto el sonido de mi boca? —preguntaste mirándolo y él correspondió a tu mirada, serio.

—Es de mala educación comer durante las clases, señorita —respondió manteniendo su profunda mirada en ti.

—No creo que tenerme completamente a solas en un salón haciendo un trabajo extra se considere como clase, señor Lawliet —respondiste, comenzando a esbozar una sonrisa. —Además, no creí que le molestara que comiera un dulce, ¿acaso es que prefiere que ocupe mi boca en algo más?

Las insinuaciones eran tu segundo idioma, especialmente cuando se trataba de hablar con tu profesor favorito de la universidad.

Él dejó en su escritorio el libro que leía y acercó su rostro al tuyo, tanto que a pesar de la confianza que poseías en ti misma, comenzaste a sentirte nerviosa.

—Hágame favor de abrir la puerta del salón, no es correcto que un profesor y su alumna estén encerrados en un aula, completamente solos.

Los nervios se convirtieron en algo más y esbozaste una sonrisa.

—No creo que hayan muchas personas que puedan percatarse de esto, o que puedan escucharnos siquiera. Nunca lo han hecho, ¿o sí?

Recordar los momentos tan interesantes que habías pasado anteriormente con tu profesor de Derecho Penal era uno de tus pasatiempos favoritos. Era tan interesante recordar cómo todo había comenzado con un trabajo para mejorar tus notas y había terminado en situaciones mucho más personales con el profesor Lawliet.

Te incorporaste alejando tu rostro de él, solo para rodear el escritorio y esta vez pararte tras su asiento, lo rodeaste con tus brazos por la espalda y susurraste en su oído:

—La lluvia es demasiado fuerte como para que alguien nos escuche.

Sentiste al pelinegro tensarse al escuchar tu voz, por lo que, muy satisfecha, retiraste tus brazos y comenzaste a caminar lentamente en dirección a tu pupitre. Escuchaste un pequeño suspiro, el sonido de una silla moviéndose, algunos pasos y lo siguiente que supiste fue que estabas sentada en el escritorio, con las piernas un tanto abiertas mientras el profesor Lawliet apoyaba sus manos en tus muslos y te miraba con deseo.

—Así que ha cambiado de opinión —volviste a sonreír. —Usted sabe que siempre he sido una buena alumna, ¿verdad?

—A mi parecer, señorita _________ —te dijo él al oído, cambiando de posición sus manos a tu cintura. —Su comportamiento no ha sido el mejor, creo que merece un castigo.

Su imponente voz y sus palabras eran suficientes para hacerte estremecer y desear más de él. No sabías si se debía a su oscuro cabello, a su clara piel, a su voz o a su gran inteligencia, pero había algo en él que simplemente te volvía loca, algo que te había atraído desde el día en que lo conociste.

One Shots | Death Note Donde viven las historias. Descúbrelo ahora