Min YoonGi un apuesto hombre de veintiséis años, dueño de una editorial de libros, mujeriego y para nada creyente en el amor.
Kim TaeHyung un precioso chico escritor recién graduado y con un hermoso hijo de cinco años, quien es su mayor motivación.
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— Jimin, bebé, quédate quieto.
Por decisión de TaeHyung, se sentó en la parte trasera del auto de YoonGi junto con su hijo. Jimin claramente asombrado por el lujoso automóvil no se mantenía en su lugar, se paraba en el asiento y además quería tocar todo lo que estuviera a su alcance. TaeHyung tomó a su hijo y lo sentó en sus piernas.
— Quizás para la próxima lo deje conducir.
— Claro, un niño de cinco años conduciendo un auto, como no lo pensé antes — Respondió sarcástico.
— Tranquilo TaeHyung... No me molesta que el pequeño toque el auto, déjalo.
— Si lo suelto, créeme no se estará quieto.
— Es un niño, solo quiere jugar, déjalo, así se le quitará la idea.
TaeHyung rodó los ojos y el resto del camino se dedicó a mirar por la ventana del auto, escuchando a Jimin parlotear con YoonGi.
Una vez llegaron al lugar bajaron del auto TaeHyung sonrió al ver un bonito parque, había algunas cuantas familias no muchas, pero si habían personas. Jimin por su lado empezó a dar saltitos de alegría al mirar todos lo juegos frente a él.
— Se que no es el mejor lugar, pero supuse que les gustaría algo sencillo y divertido ¿Y que mejor qué un parque?, Espero no les moleste el lugar si no les gusta podemos ir...
— Nos gusta - TaeHyung lo interrumpió —. ¿Verdad Minie?
— ¡Si, papi! - YoonGi respiró aliviado.
— Oh...Olvidé algo en el auto, ahora vuelvo, ¡No tardo! - Dijo YoonGi.
No pasaron más de dos minutos cuando vieron a YoonGi volviendo con un bote con un líquido transparente dentro. En cuanto YoonGi estuvo mucho más cerca de ellos, Jimin salió disparado hacia él, lanzándose a sus brazos con su mano y brazo libre YoonGi cargó al pequeño pelinegro.
— Papi no me deja jugar. - Se quejó formando un puchero, apuntando hacia los columpios.
— Es un amargado, ¿Verdad?
— ¡Si! - Dijo el niño con una tierna risita.
— Luego nos arreglaremos con el amargado ¿De acuerdo, Jimin? - el pequeño asintió y TaeHyung los miró indignado.
— Fantástico. mi propio hijo me traiciona con un desconocido.
YoonGi le miró con una sonrisa burlona, en cuanto estuvieron cerca de los juegos, Jimin saltó de los brazos de YoonGi y corrió hacia ellos, como si su vida dependiera de ello. TaeHyung miró a su pequeño preocupado.
— Está bien, TaeHyung.
— ¡Se fue corriendo! ¿Qué tal si se lástima? No te ofendas, pero y si se lástima po...
