Había escuchado que un tipo raro había asesinado a una joven de mi clase, Sherry Polnareff, una chica muy linda, ella iba con una amiga la cual también fue atacada en ese incidente. La policía no había creído su historia tomándola como una invención que su trauma había generado.
Yo por querer darle el pésame a la familia conocí a su hermano mayor, un albino con un peinado extraño, con ojos azules como el cielo.
Ese día había ido a la casa de los Polnareff, el albino fue el que me recibió, me sentí nerviosa sentir su mirada posarse en mis ojos.
- Buenas tardes, soy la delegada de la clase en la que iba Sherry, _____ Bernadotte. De parte de la clase juntamos donaciones para ayudar a pagar su funeral además de comprar este ramo - Le entregué un sobre cerrado en el que venía un cheque y un bello ramo de rosas rosadas y lirios blancos, los tomó.
- Gracias - murmura.
- Además de que de parte de la clase 2-A le damos el pésame por la pérdida de la joven y bella Sherry, todos la queríamos, y ella siempre tendrá un espacio en nuestros corazones - intenté ser respetuosa porque me daba miedo decir las palabras incorrectas.
- Muchas gracias - me sonríe con tristeza, y en su mirada no se veía vida, era una mirada que empecé a notar que reflejaba una profunda tristeza.
- En la escuela le hicieron un pequeño altar, por si gusta ir a verlo. Los estudiantes de otras clases han dejado cartas y muchas flores, también hay gente que reza en su nombre - su mirada me comenzaba a incomodar.
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Habían pasado dos días desde aquel día en que había ido a casa de los Polnareff, en la última clase la orientadora toca la puerta y habla con la maestra, no logré escuchar que decían.
- Señorita Bernadotte, le necesita la orientadora - me dice la maestra. Me levanté y salí al pasillo.
- ¿En qué puedo ayudarle? - pregunté con algo de duda.
- El Señor Polnareff vino y solicitó verla, como delegada pidió que le mostrara el altar que se hizo y supongo que viene a agradecerle a la clase - me comenta la orientadora.
- ¡Oh! - eso me había tomado desprevenida, no pensé que quisiera venir.
- Espero que deje una buena imagen de su clase, será difícil olvidar ese incidente...
- Buen día, señor Polnareff, ¿cómo está? - saludé al albino que tenía un mejor semblante.
- Señorita ___, me encuentro mejor y me gustaría ver el altar que le hicieron a Sherry - este pide con gentileza.
- Claro, sígame - el me hizo caso y comenzamos a caminar en silencio, llegamos al jardín porque cercas en una parte techada había una foto de Sherry, muchas flores, rosarios, cruces, hasta inciensos, había cartas cerradas, un par de peluches hasta un dibujo de ella.
