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Sin dudas San Valentín fue un día inolvidable para todos, sólo que las consecuencias fueron inevitables dolores de cabeza, vómitos y mareos los esperaron al siguiente día.

Pasaron los días y ya era viernes, faltaban un día e irían a la fiesta de bienvenida de Keitaro. Takemichi le encargó a Hinata y Senju, buscar otro regalo para el bebé.
No podían ir con las manos vacías al hogar de los Sano.

Y ellas, se aventuraron en el centro de la ciudad y centros comerciales, en busca del obsequio perfecto para el pequeño.
Aquella misión estaba hecha para ambas, pues sus chicos hubiesen elegido cualquier cosa.

Takemichi no podría decidirse por un regalo entre tantas opciones, Mikey se distraeria con el puesto de Taiyakis que está en la esquina de la cuadra. Y Haruchiyo, bueno, no sabría que regalarle a un bebé.

Así pasaron su tarde, Hinata le compró un peluche de gato no tan grande, y Senju un conjunto de ropa de color azul marino.
Iba a ser un regalo que entregarían de parte de los cinco, así que se empeñaron en buscar algo que les gustará a todos.

Regresaron a casa luego de esa tarde en el centro comercial, caminar y observar las tiendas, agotaron a sus pies.
Era ya de noche, así que al volver, Haruchiyo las esperaba en la puerta, no estaría tranquilo si algo les sucediera.

En casa, Manjiro y Takemichi compartían un postre que había traído el ojigris de su tienda favorita de dulces.

— Si comen eso. No podrán comer la cena— les regaño Senju a los dos chicos.

—La enana tiene razón. Dejen los taiyakis y pongan los cubiertos— dijo Haruchiyo con cierto enojó.

—Takemicchi. ¿Vas a ir con la remera que dice " Love and peace"?— le cuestionó Mikey al ojiazul.

—Es que no se que ponerme— se excusó el pelinegro con un poco de tristeza.

— Yo te ayudare a elegir— dijo Hinata observando la ropa en el armario del Hanagaki.

Los gustos de Takemichi si se trataba de ropa no cambiaban desde su juventud. Sólo habían camisetas y más camisetas con alguna que otra frase.
No fue hasta que encontraron una remera negra, se vería muy bien en el.

—Irás con esta camiseta y tus pantalones jean que están ahi— le habló la Tachibana indicandole las prendas de ropa encima de un mueble.

—Gracias Hina— agradeció Takemichi y le dio un beso en la mejilla.

Los demás los observaban detrás de la puerta y ambos se percataron de sus presencias. Hicieron señas con sus manos para que se acercaran y así lentamente se abrazaron.

—Mañana es la fiesta. Seremos los mejores tíos que tendrá Keitaro— murmuró Mikey hundiendo su cabeza en el hombro del Hanagaki.

—Claro que lo seremos— afirmó el ojiazul, dándole suaves toques en los hombros al pelinegro.

……

El día por fin llegó, se alistaron y desayunaron temprano. Estaban emocionados por volver a ver al pequeño.
Irían a las 10:30 a casa de los Sano, pues querían acompañarlos y ayudarlos con los preparativos. Todos los amigos de Draken y Emma  asistirian.

—Tomaremos el metro. Llegaremos rápido si nos vamos en cinco minutos— aviso Haruchiyo mirando el reloj de su muñeca izquierda.

Dicho esto, Mikey se apresuró a guardar alguno que otro dulce que tenía, pues le daban antojos de esos deliciosos dorayakis que compró el día anterior.

El trayecto iba a ser un poco largo, ya que se encontraban lejos del vecindario donde sería la fiesta de Keitaro, la antigua casa del ojigris.

—Hina. ¿Llevas el regalo?— pregunto Senju guardando uno de los regalos para el bebé.

Nuestro TakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora