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Dentro del taller de Shinichiro se podían escuchar fuertes carcajadas, más que nada de burla.

¿El motivo de tantas risas?
Pues, la cabeza rapada de Mikey.

Para desgracia del Sano menor, casi todos sus conocidos estaban en el taller de su hermano.

Draken se había quedado sin aire al igual que Shinichiro, Takeomi se cubría la boca aguantando la risa. Koko se agarraba de Inupi para no caerse al igual que Izana con Kakucho. Todos se reían...

No había valido la pena ocultarlo, ya que sus hermanos le arrebataron el gorro que tenía puesto y lo expusieron ante todos. Le tomaban fotografías para guardar tal momento, les serviría para recordarlo en otra ocasión.

El Sano mayor entre risas contaba que Manjiro a sus cuatro años se había cortado el cabello y al final fueron a un peluquero para que lo arreglará. Mikey le hizo un berrinche ya que el había prometido guardar ese secreto.

—¿Quien dejó sin pelo a Mikey?— pregunto Izana secándose las lágrimas ocasionadas por reírse tanto.

—Fue Senju— respondió Haruchiyo.

Todos quedaron sorprendidos, sabían que si le tocaban un cabello a Manjiro el mismo los destrozaria. Un escalofrío inexplicable les recorrió la espalda.

—Haruchiyo ¿Senju esta bien?— exigió saber Takeomi.

—Ella esta bien. Sólo que no se dirigieron la palabra hasta hoy— contestó el pelirosa tranquilamente.

Por más que Senju pidió perdón por su error, Mikey no podía perdonarla. Lo dejo pelón, su hermosa cabellera ya no estaba y eso era imperdonable.

Tal vez tendrían que pasar algunos meses para que su cabello volviera a crecer, sólo que la espera seria realmente lenta.

[…]

Mientras tanto a unas cuadras del taller, se encontraba Takemichi recibiendo instrucciones de su nuevo jefe.

No era un problema tener que atender mesas, pero tenía miedo de equivocarse y que en su primer día hubieran clientes quejándose de el.

Pero afortunadamente nada de eso sucedió en sus próximas seis horas de trabajo en el restaurante.

Todo fue tan agradable que hasta se le hizo raro. Tal vez porque sabía que cuando terminará su turno, podría ir a ver a Manjiro y Haruchiyo.

Tan sólo pensar en ellos dos hacia que su corazón recobrara fuerzas para aguantar diez minutos más.

—¿Takemichi, puedes venir?— escucho decir de su jefe.

Era un tipo muy apuesto, tal vez tenía unos años más que el. Su cabello era blanco con unos pequeños mechones de cabello teñidos de negro, un tatuaje de serpientes en el cuello, piel morena y ojos oscuros.

—¿Pasa algo señor Sato?— pregunto el Hanagaki acercándose hacia el contrario.

—No seas tan formal. Dime Ryusei— dijo amablemente.

De verdad el nuevo jefe de Takemichi era realmente agradable a su manera.

Luego de que el peliblanco le diera algunas recomendaciones y la fecha de su sueldo, el de ojos azules pudo emprender su camino hacia la tienda de motos donde trabajaban sus parejas.

Estando cerca del negocio de Shinichiro, pudo ver a lo lejos a Mikey, Haruchiyo y Senju. Estaban hablando calmadamente por suerte.

Sentía algo de preocupación así que se apresuró a ir hacia ellos lo más rápido posible.

—¡Haru!—.

Con aquel grito, el pelinegro llamo la atención de una de sus parejas. Este volteó sorprendido al verlo.

—Takemichi— murmuró el de cabellos rosados y procedió a abrazarlo por detrás como rara vez hacia.

—¿Como te fue en tu trabajo?— le empezó a preguntar Mikey.

—Bien. ¿Y a ustedes?— respondió contento el Hanagaki.

Así siguieron hablando durante un largo tiempo, en el cual los Akashi y el Sano, se encargaron de acaparar a Takemichi.

Inclusive en el autobús seguían pegados a él.

Al llegar a casa, Haruchiyo comenzó a preparar la cena. Sería algo ligero y delicioso. Luego de eso tal vez verían alguna película o se irían a dar un baño para después dormir.

Su noche fue tranquila y renovadora.
Mikey le había contado que se reconcilio con Senju, que la perdonó por dejarlo casi calvo.

Y que dentro de todo, su día había sido muy calmado. A excepción de que en la tienda, Shinichiro y el habían hablado sobre el partido de baloncesto que jugarían en unas semanas.

Que debían de empezar a prepararse si querían ganar.

Takemichi había olvidado por completo aquello, tan sólo pensar en jugar baloncesto le hacian doler las piernas. Había pasado mucho tiempo desde que participio en un juego.

Pudo ver un pequeño puchero adornar el rostro de Haruchiyo. Se notaba a kilómetros que el no quería participar en dicho partido o torneo al que los había arrastrado Mikey. Sólo que no sabía cómo decírselo para que no se enojara con el.

En otro momento hablaría con ambos y buscarían a otro jugador para completar el equipo.

Cada día era algo nuevo para el Hanagaki. Su convivencia con sus parejas mejoraba mucho. Podía comprender alguna que otra cosa de ellos y aprender cosas nuevas a su lado.

Después de todo, así no era hace unos años...

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He vuelto jajajaja

Me desapareci mucho tiempo. Un día estaba en julio y al otro en septiembre, el tiempo paso muy rápido.

Perdonen si el capítulo es corto.

Espero que les haya gustado y muchas gracias por leer❤

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2022 ⏰

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