Cap 9. Cambio.

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Creo fielmente que un ingrediente para la cura a la depresión es la música.

Cualquier tipo, banda, género, lo que sea, desde que a ti te guste y te sientas bien con ella, tanto feliz como triste. La música es una de las cosas que están bien en este mundo, pero yo, en este preciso momento, odio una melodía, la que proviene de mi despertador.

Maldita sea T/n, ¿A quien se le ocurre dejar activa su alarma un sábado luego de una noche de fiesta?

A la misma que dejaron con las ganas anoche y por la furia solo quería dormirse.

Mierda.

Apliqué un poco más de fuerza a la usual al botón de apagado de mi despertador, aparté un poco mis cobijas, me estiré, sobé mi cabeza que me dolía un poco, me senté en mi cama... Dios, ni siquiera cerré mis cortinas, la luz del día da directo a mis ojos, que molesto pero, nada que bajar a prepararme el desayu-... Bajar... Bakugou... BAKUGOU ESTA ABAJO EN MI SALA.

Me puse un suéter largo y bajé a toda velocidad, al encontrarme frente a la sala vi al rubio doblando la manta que le brindé la noche anterior.

Bakugou:- Oh, hola loca

Lo escaneé con la mirada, tiene los mismos jeans que la noche anterior pero es la parte superior su camisa celeste totalmente desapuntada, dejándome ver parte de su abdomen desnudo, su cadena colgando de su cuello y un poco despeinado, aunque siendo sinceros, no creo que él se peine normalmente, pero si se veía su cabello diferente al habitual

T/n:- Bu-buenos días - tartamudee, haciendo que el rubio arqueara una ceja en señal de confunsión por mi comportamiento nervioso

Bakugou:- Maldita sea, mi cabeza... - posó sus manos en su cien

T/n:- ¿Quieres una pastilla para el dolor- aparté mi mirada, sonrojada, ya que al alzar sus manos vi aún más de su abdomen desnudo... No ayudas Katsuki, ¿Por qué tienes que estar tan... Apetecible?

Un baño de agua fría no nos caería mal.

Bakugou:- Puff... No. No soy débil, se me pasará luego

Vale, hay arrogancia, ¿Es el mismo Bakugou de anoche quién hacia todo lo que yo le dijera?

T/n:- Solo me preocupaba por ti... Pero está bien, mejor desayunemos y- me detuve al oír el ruido de mi puerta principal cerrándose

No tenía mi mirada sobre él, así que por eso no sentí en que momento se dirigió hacia la puerta, pero lo que me dejó perpleja no fue eso, fue que... Se fue.

¿Así y ya? Digo, no esperaba un beso o un abrazo pero, simplemente así. ¿Ni siquiera las gracias por haberlo traído a mi casa para que sus padres o específicamente su madre no lo matara? ¿Nada?

No lo soporto, maldito Bakugou.

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Sábado y domingo, dos días, 48 horas, y ese maldito rubio no dio señales de vida.

Los fines de semana siempre venía a mi casa, hacíamos los deberes, la cena, entrenabamos o si por alguna extraña razón no venía, estábamos en contacto constante, y ahora no. Lo odio enserio.

Llegué el lunes en la mañana a la academia, tal vez con el peor humor del mundo.

Aunque sabía que debía actuar linda, aún tengo una misión y seguí actuando como la Naoko amigable, pero al llegar a mi lugar... Dios. Aclaré mi garganta sonoramente para que aquel rubio con el uniforme desarreglado, piernas sobre el escritorio y mirada hacia la ventana me oyera

Mi Debilidad (Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora