1# Blanca.

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Era primavera, y finalmente, las hojas de los árboles estaban adquiriendo su hermoso color verde

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Era primavera, y finalmente, las hojas de los árboles estaban adquiriendo su hermoso color verde. Los animales que habitaban en los bosques salían de sus escondites después de pasar el invierno, incluyendo no solo a los pequeños como roedores, ardillas o conejos, sino también a los felinos que vivían en los bosques y praderas, recuperándose del frío. Estos felinos vivían en clanes con sus propias reglas. En ese lugar se ubican cuatro clanes: El Clan del Sol, El Clan de La Tormenta, El Clan de La Hoja y El Clan de La Tierra. 

En el campamento del Clan del Sol, algunos guerreros ya estaban despiertos, charlando y otros regresando con carne fresca recién cazada. Los aprendices practicaban sus movimientos en el centro del campamento. El líder del clan, Estrella de Nube, un gato de pelaje corto y gris claro con ojos ámbar, estaba junto al lugarteniente, Hollín, un gato de pelaje largo y gris con ojos azules, debajo de la roca del líder, conversando. 

Dentro de la maternidad, se encontraban dos reinas, Nubleada y Única Oreja. Nubleada, una gata blanca y gordita con negro en las puntas de las orejas, patas y cola, y con pecas negras debajo de sus bellos ojos celestes. Única Oreja, una gata de color gris claro con atigrado más oscuro y ojos amarillos, tenía solo una oreja debido a una batalla cuando era aprendiza. Nubleada tenía tres preciosas gatitas recién nacidas desde hacía cuatro días: Noche, una gatita de pelaje negro con una mancha blanca en el pecho y ojos ámbar; Pequeña Mancha, una gatita de color blanco con manchas negras de varios tamaños y ojos celestes como su madre; y Blanca, similar a su madre pero con una "z" aplastada debajo de cada ojo y mechones de pelo en las puntas de las orejas, heredados de su padre. Única Oreja tenía solo un cachorro, Pequeño Nieve, un gatito de color gris muy claro con patas, orejas y cola blancas, y ojos color azul marino. Mientras la gata gris atigrada limpiaba a su pequeño, Nubleada observaba la maternidad como si buscara las palabras correctas para entablar una conversación con Única Oreja, sin que esta reaccionara negativamente. 

_"¿Cómo... cómo está tu pequeño?"_ Preguntó Nubleada algo dudosa. 

Única Oreja dejó de lamer a su pequeño para levantar la vista hacia Nubleada, respondiendo calmada, algo que sorprendió a Nubleada. _"Gracias al Clan Estelar, está muy bien. "_ Respondió acompañado con un ronroneo. 

_"Me alegro."_ Ronroneó Nubleada. 

_"¿Y cómo están las tuyas?"_ Preguntó señalando a las tres cachorras acurrucadas. 

_"Están muy bien, igual como dijiste, gracias al Clan Estelar." _ 

Única Oreja sonrió y volvió a lamer a su pequeño. Nubleada la miró un rato y luego volvió a sus tres hijas, dándoles lamidas tiernas. (Espero que nunca les pase nada...)

. . .

Mis dos hermanas, Noche y Pequeña Mancha, jugaban a las peleas fuera de la maternidad mientras yo observaba desde adentro. 

_"¡Atrapame si puedes!"_ Exclamó Noche entre risas, corriendo lejos de Pequeña Mancha. 

_"¡Claro que puedo, y cuando lo haga, no podrás escapar de mí!"_ Dijo levantándose de golpe y corriendo tras su hermana. 

Blanca, que observaba la escena, soltó una pequeña risita y se acercó más a la entrada para ver mejor. Se acomodó al costado y se tapó con la cortina de hojas que cubría la entrada de la maternidad. Estaba ansiosa por querer jugar también, pero no sabía cómo y qué tenía que hacer. Envidiaba un poco a sus hermanas; mientras ellas se divertían, ella se quedaba escondida dentro. De repente, un maullido resonó más adentro de la maternidad, asustando a la pequeña.

_"Blanca, ven un momento."_ La llamó Nubleada desde su lecho de musgo. Al escuchar la voz de su madre, Blanca sonrió y fue hacia ella. Adoraba esa voz, suave y bella, siempre la tranquilizaba cuando se sentía mal. La pequeña tocó la nariz de su madre con la suya en saludo.

_"¿Qué pasó, mami?"_ Preguntó junto con un mini ronroneo. 

_"¿Por qué no vas y juegas con tus hermanas?"_ Respondió algo preocupada.

Antes de que Blanca pudiera preguntarle, algo se le pasó por la cabeza que la preocupó. (¿Y si se burla de mí por no saber jugar?) Blanca observó a su mamá con esos ojos celestes, como si estuviera viendo un charco de agua muy cristalino. 

_"¿Y bien? ¿Irás a jugar con ellas?"_ Volvió a preguntar su madre, dándole una pequeña lamida en la oreja a su pequeña. 

_"No."_ Respondió finalmente Blanca.

Nubleada la miró sorprendida. _"Pero..., ¿por qué no?"_ preguntó confusa a tal respuesta. 

_"Porque no."_ Negó nuevamente la pequeña, aunque en el fondo sí quería. 

_"Bueno, si no querés, no querés, pero al menos sal un rato. No me gusta que pases encerrada en la maternidad."_ Dijo señalando la entrada. 

_"Ta bueno..."_ Dio media vuelta mientras hacía un puchero y salió corriendo hacia la salida. 

_"¡Ten cuidado!"_ Le advirtió su madre.

_"¡Ok, mami!"_ Respondió, mirándola por encima de los hombros mientras corría con esas patas tan pequeñas.

_"¡Ok, mami!"_ Respondió, mirándola por encima de los hombros mientras corría con esas patas tan pequeñas

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