4. Una razón para llorar

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Capítulo 4「泣く理由」

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Capítulo 4
「泣く理由」

(...)

Otro día después de tantos.

Algo pesado, pero no tan malo después de todo. Eso pensabas tú y el mayor a tu lado.

Lograron recoger suficiente dinero para comer por unos días más, les quedó algo más para sus gastos, le ofrecieron éste mismo a tu mamá, a lo cuál ella negó.

"Han hecho mucho por nosotras. Deberían de tomar un tiempo para ustedes también y descansar."

¿Un tiempo? ¿Cómo una salida o algo así?
Pero ¿Por qué se negó a venir ella?

— ¿Dónde podemos ir?

Preguntaste, sin embargo, no recibiste respuesta de Gyutaro, éste se encontraba en su propio mundo.

— Gyu, hombre, responde. —Alzaste la voz, mientras tomabas a éste de ambos hombros y lo movías de un lado a otro.— Pisa tierra ¿Estás disociado?

— Espera. Idiota, deja de moverme así, me estoy mareando. —Se quejó, dejaste de hacer eso mientras sonreías de forma burlona.— No podemos simplemente ir a un lugar bonito del Distrito y gastar el dinero, nos echaran de ahí ¿Tú tienes alguna idea, cabeza de trapeador?

— Sí, bueno... Espera, ¿Cabeza de trapeador? ¡¿Qué mierda se te ocurre, Shabana?! ¡Eres un imbécil con los apodos! ¡Tú eres el cabeza de trapeador!

Ambos se trataban igual, inclusive la mayoría de veces se las pasaban insultándose entre sí.
Era una forma de cariño que ustedes mismos se demostraban.

— Al menos te puse un apodo, tómalo como muestra de que te tengo aprecio y te quiero. Eres bastante afortunada ¿Sabes? —Se elogió a sí mismo, sonriendo orgullosamente.—

— Eres un estúpido, Shabana ¿Qué rayos significa eso?

Te sonrojaste de la vergüenza, ocultando tu cara entre tus manos mientras corrías a una dirección opuesta.
Tus pómulos estaban bastante rojos, eso lo notó claramente el mayor.
La dirección, un pequeño bosque que se encontraba cerca.
Gyutaro se sorprendió ante aquello, por lo cuál procedió a seguirte.
Eras bastante rápida a comparación de él cuando tenías las emociones al mil.

— ¡Espera! ¡Era broma! —Decía, tratando de alcanzarte, era inútil, gracias a que sabías sus movimientos.— ¡Por Dios, Sora! ¡Me vas a hacer vomitar el almuerzo de tanto correr!

Tuviste que detener el paso en frente de un pequeño lago, donde te sentaste a admirarlo, los pájaros recorrían alrededor, se dirigieron hacía uno que se encontraba a tu lado, en medio de las flores estaba él, con un mordisco en el estómago y empapado de sangre.

— Sora...

— ¿Es hermoso, no?

— Bueno...

Él estaba incómodo.

— Todo es hermoso, hasta que te das cuenta de el pequeño detalle. —Sonreíste tristemente, mirando hacía donde estaba aquél pájaro.— Él probablemente luchó hasta el final para sobrevivir, la mordida parece de un demonio, además, estamos en un lado donde su alrededor está con glicinas.
Murió en un lugar a salvo y hermoso.

Gyutaro se sentó junto a ti, contemplando el ambiente.
Tenías razón, todo era sumamente perfecto, excepto aquél triste momento.

— Hey, tonta ¿Te puedo hacer una pregunta? No es nada personal.

— Pero ya lo preguntaste. —Dijiste burlona, suspiraste y miraste al frente mientras movías tus pies al son del aire.— Está bien, pregunta sin miedo, con confianza, sin compromiso.

— ¿Alguna vez has tenido el corazón roto? —Preguntó, volteaste a verlo fijamente, dejando de mover los pies y cambiando el gesto a uno serio.— Bueno, en sí es bastante personal.

— Tener el corazón roto, generalmente... Sinceramente sí, ya sabes, todo esto. —Reíste levemente, agachando la mirada.— Todos los problemas que se han acumulado con el paso del tiempo, y el sentirse culpable.

— Y sin embargo...

— Después de todo esto, busqué embriagarme de algo. Mi familia, y ustedes dos. —Soltaste con una sonrisa gentil, mirándolo.— Si no, literalmente ya no estuviera en éste mundo, mis pensamientos eran tan egoístas ¿Sabes? Estar totalmente rota y sólo haber pensado cosas fuera de lo común. Una de mis salvaciones también fue desahogarme de diferentes formas. El ser humano siempre necesita embriagarse de algo para mantenerse vivo.

— Espera ¿Embriagarte de algo? ¡Vamos, no hay forma de detener un corazón roto, Sora! Es imposible, es estúpido con todo lo que has pasado. —Decía él en voz alta, tomándote de la camisa que cargabas y jalándote bruscamente hacía el. Esperabas algún golpe.— ¿Qué haces... Qué haces al respecto?

— Pues lloras, Gyutaro. —Contestaste, llevando tu mano a la de él. Éste mismo aflojó su agarre y lagrimas se asomaron en sus ojos.— Lloras... Siempre habrán razones para hacerlo, y por eso no serás débil.

Aquél hombre cayó en llanto mientras te abrazaba, no te importaba que te empapara de lágrimas, después de todo, habías logrado que se desahogara contigo.
Algo que nunca pensaste lograr.

Acariciaste su espalda, abrazándolo como si fuera tu protegido.

— Fue tan difícil, todo ha sido tan difícil... —Decía en medio del llanto.— Desde que nací, todo ha estado en mi contra, como si todo lo malo del mundo fuera creado para hacerme sufrir... Mi madre nunca nos quiso, incluso trató de suicidarse cuando apenas yo estaba en su vientre, también cuando nací, agregando que trató de matarme, me golpeaba a diario. Luché por sobrevivir desesperadamente, llegué a alimentarme con ratas e insectos, por eso tengo ésta apariencia física tan deteriorada, tan horrible, nací en un lugar donde sólo importaba la belleza, y yo era un monstruo, de pequeño me insultaban de todas las formas posibles, me lanzaban piedras. Actualmente he tenido pesadillas, donde pierdo a Ume, una de las personas más importantes de mi vida, donde las pierdo a ustedes y me quedo solo, donde te pierdo a ti...

— Calma, estamos aquí, estamos para ti, estamos bien, después de todo eres un chico fuerte. —Dijiste, abrazándolo más fuerte.— ¿Quieres que sólo te escuche, o te aconseje en algo?

— Sólo escúchame. —Se aferró a ti, como si fueras lo último que le quedaba. Como un niño pequeño se aferraba a su madre cuando estaba triste.— Prométeme que nunca se irán de nuestro lado sea cual sea las condiciones. Prométeme que trabajaremos juntos para ser felices, alcanzar la felicidad, y hacer feliz a nuestra familia, a Ume, tu mamá y hermana menor.

Una promesa que cambiaría mi vida.

— Lo prometo. —Acariciaste su cabello.— Nos sobra mucho tiempo, seremos felices y todo irá bien. Ven, mírame. —Lo tomaste de ambas mejillas, alzando su rostro el cual estaba completamente mojado, limpiaste sus lágrimas y sonreiste.— Yo siempre cumplo mis promesas.

¿Realmente las cumplo?

(...)

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Lᴀ Hɪsᴛᴏʀɪᴀ Jᴀᴍᴀ́s Cᴏɴᴛᴀᴅᴀ «ᵍʸᵘᵗᵃʳᵒˣˡᵉᶜᵗᵒʳᵃ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora