Las desiciones incorrectas ¿Podrán al menos tener solución? ¿Puedes ser tú la solución?
El destino se vuelve completamente diferente al entrar una nueva persona en la vida de alguien más. Alguien que por alguna razón del mundo, estaba sufriendo lo m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 11 「思い出と達成する使命」
(...)
— ¿Es éste el lugar, no?
Preguntaste seriamente, habías arreglado lo necesario antes de venir al lugar donde estabas parada ahora mismo, ropa, maletas, algunas cosas extras ¡Incluso dinero de la compañía que tenías! Y lo dejaste todo en la casa Kyougoku ¿Cómo sucedió esto? Larga historia, debías recordar que en unas semanas tendrías una reunión con un hombre, el dueño de otra compañía; aquél templo donde estabas ahora mismo te daba mala espina.
— ¡Sí!
Un hombre las recibió, ¿Era un espadachín normal? No tenías la menor idea. Sólo diste las gracias y pasaste a aquél gran sitio, observando todo a tu alrededor y teniendo cuidado.
La energía era abrumadora en ese momento.
Las tres chicas que venían contigo en todo el camino estuvieron persiguiéndote, como si de tus pequeñas hijas se trataran. Nunca podían despegarse de ti, se habían encariñado mucho como para hacerlo.
Habían bastantes personas de clase alta, incluso de las grandes casas del Distrito Rojo, a lo lejos pudiste observar como una mujer se acercaba lentamente a ti, lo que puso tus sentidos alerta.
— ¿Ustedes son las de la famosa compañía de medicina? —Preguntó observando a las tres mujeres y luego a ti, notaste como apretaba su mano contra su kimono.— ¿Pasaron primero por la casa Kyougoku, cierto?
— Correcto. —Asentiste, ocultando el sentimiento nostálgico que invadía tu pecho.— ¿Usted es la Oiran Warabihime, verdad? Es un placer.
Bajaste la cabeza en señal de respeto, aquella mujer sólo se limitó a observarte y luego girarse al lado contrario, alejándose de ustedes.
— Disfruten la celebración...
La fiesta era como cualquier otra, aunque nunca habías asistido a una, sin embargo, siempre te mantenías informada al respecto de eventos así. Los minutos pasaban, así que con una sonrisa de confianza decidiste darle el permiso a tus subordinadas para que disfrutaran del lugar, con la condición de que no aceptaran regalos o invitaciones extrañas.
Suspiraste y te dirigiste a la mesa de bocadillos y bebidas, era lo único que podías hacer mientras tanto ¿No? Comer, tu especialidad, o al menos eso, ya que habías pasado días sin comer. Tampoco es que eras muy social que digamos.
Tomaste de una bebida tranquilamente mientras pensabas ¿Cómo terminaste en un lugar como éste? Podías rechazar aquella invitación, pero, tal vez sólo querías consentir a tus tres amigas, anteriormente ellas no tenían la libertad que actualmente tienen, eran esclavas y sus pasados son igualmente trágicos.
Sonreíste, poco a poco podías darle un poco de felicidad a personas que han sufrido mucho en el pasado, lo tuyo no te importaba, sólo tenías una misión, luego todo acabaría.
