A poco más de media tarde estábamos con una bolsa con un par de pertenencias y armas al hombro. Miré a mis compañeros de equipo una última vez, pensando que tal vez tardaría unas semanas en volver a verlos, aunque sabía que nos habían enviado a todos cerca. Todos parecían nerviosos, algunos más que otros, también se veía el entusiasmo por una nueva aventura tras unos meses de puro entrenamiento físico, mental, y con nuestros poderes. Cada día entregamos todo, hasta la última gota de sangre, sudor y lágrimas para ser mejores, para ser unos guerreros, para afrontar todo lo que se cruce en nuestros caminos, para controlar lo que éramos.
Pero no todo era tan bueno. Y dirán, ¿qué es lo que te aflige, si todo va sobre ruedas?
Changkyun.
Le eché un vistazo, suspirando suavemente. Su cabello estaba algo más largo, incluso se había vuelto de un azabache más oscuro, sus rasgos faciales se habían afilado un poco, pero el color de sus labios y sus ojos se había vuelto más intenso.
No habíamos vuelto a hablar de temas serios desde... la biblioteca. Nuestras conversaciones se limitaban a bromear y llevarnos algo mejor, y disipar tensiones en el grupo. Como dicen, el roce hace el cariño, y poco a poco se lo estaba currando.
Pero eso no significaba realmente nada. No habíamos tocado el tema, ni de lo que sentimos, ni el desmoronamiento de sus barreras, ni el tormento que había desencadenado ese jodido beso. Me había fastidiado los planes.
Tenía las intenciones de una vez entrar en la academia cambiaría mi vida. Conocería a mi grupo, gente nueva, nos haríamos amigos y formaríamos una familia, como hermanos, y me olvidaría por completo de mi pasado, pero me perseguía. Changkyun me perseguía como un maldito depredador acechando su presa, y eso me cabreaba. No era una presa que podía ser devorada por un vampiro, no iba a quedarme quieta y de brazos cruzados mientras esperaba mi final. Haría lo que fuera necesario para hacerle entender a mi agresor que no podía capturarme.
Mi rabia me hacía desear eso, pero no era lo que yo quería.
Claro que no. Hyunwoo, estar con él había sido mi sueño, ha sido mi sueño durante toda una vida. Ahora estaba atrapada. No podía verle, ni explicarle, por no decir que ahora sería su perro guardián. Y ese hecho también me cabreaba. No podían atarme a él de una forma tan vil. En la Academia quería dejar mi vida anterior atrás, quería olvidarme de Hyunwoo por todo este tiempo amándolo para nada. Pero la otra parte de mí quería quererlo, demostrarle que siempre fui yo en quién debió confiar. Pero hacer eso significaría que tenía total poder sobre mí, y no era así. No debía demostrarle nada a un capullo que había decidido a su bando hace mucho tiempo.
Entonces volví a esa escena donde Changkyun nos aisló en la oscuridad de la biblioteca, en una esquina estrecha y escondida entre estantes, en la sección que hablaba sobre mi madre. Me mostró, entre toda la bruma de su mente, qué sentía, que deseaba algo que le era imposible tener, que había algo más allá pero no sabía el qué, que nuestro vínculo era mucho más que un mero vínculo. Y luego me arrebató el aliento con ese beso.
Bufé. Dentro de mí algo me decía que llevaba mucho tiempo con las respuestas a varias preguntas, pero eran tantas que las respuestas estaban desordenadas.
No me costó mucho tiempo contárselo a mis dos amigos, el beso, mi sheíman, y todo lo que estaba sucediendo. Kihyun no reaccionó muy bien, y me lo esperaba, pero Hoseok ya sabía que era cuestión de tiempo que algo así pasara. Me dijo que hiciera lo que siempre estuvo en mi mente y nunca fui capaz de hacer. A su vez me daba miedo. ¿Y si no salía como quería? ¿Y si era un error? ¿Y si...? No había tantos "Y si", pero no quería, no podía admitirlo. Llevaba tiempo autoconvenciéndome, apartando esa idea de mi cabeza, pero mi subconsciente sabía la verdad y hablarlo con Kihyun y Hoseok no ayudaba.
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Dead Come To Life [Lim Changkyun]
FanficDestrucción Odio Venganza. Esos sentimientos eran los que movían a Lilith por mar, aire y tierra, removía las entrañas de esta última e incluso buscaba la ira de Dios. Esos mismos habían encadenado a su hija en un sólido laberinto de falacias por e...