Su voz sonó más baja, más intensa y sensual. Mordí mi labio, conteniendo la respiración para ver cómo abría las puertas de golpe, y con la misma rapidez con la que había mandado a volar su sudadera, se metía dentro y volvía a capturar mis labios.
-¡No, oy-!
Después de unos segundos dejé de resistirme. Tomó mis manos y las atrapó a la altura de mi pecho para evitar que pudiera huir. Como venganza mordí su labio, a lo que gruñó de nuevo.
Sin embargo, después de ese juego en su rostro se dibujó una preciosa sonrisa, tan deslumbrante y perfecta, y la acompañaban unos ojos que contaban más de mil versos de amor y ternura.
Me tomó entre sus brazos estilo nupcial y me dejó sobre su cama cuidadosamente.
Creo que los dulces los terminaríamos más tarde.
Dejé caer mi cabeza contra la cama, frunciendo el ceño en una máscara cómica.
-¿Vas a secuestrarme, encerrarme en el sótano para atarme a una silla con unas cuerdas y vendarme la boca?
Soltó una carcajada, posando sus manos a los laterales de mi cabeza para repartir su peso entre sus brazos y piernas, de esa forma no caía todo su cuerpo sobre mí. Algunos de sus mechones oscuros descendieron por efecto de la gravedad, tapando un poco su rostro. Me fijé en que su cabello había crecido un par de centímetros, lo suficiente para parecerme que se volvía aún más irresistible. Admitía que desde que se había dejado crecer el cabello había adoptado un look más atrayente, sensual, y de alguna forma su color natural acentuaba el efecto que producía. Se había vuelto mucho más atractivo con el paso de los años, quizá por sus rasgos más acentuados, o porque era de esas personas que la edad le sentaba bien.
-¿Y dejar que arruines a mi niña? Lo siento, pero es un riesgo que no estoy dispuesto a correr.
Solté una risita nerviosa, sintiendo mi corazón palpitar fuertemente en mi pecho. ¿Era por su sonrisa encantadora que mi corazón parecía recorrer una maratón? ¿O quizás esa expresión tan relajada, que le sentaba tan bien? Me encogía, pero a la vez hacía que mi corazón diera un vuelco, y sabía, por su expresión pícara, que había notado mi sangre bombear a velocidades inimaginadas.
-Euh... ¿Tu niña? No le haré nada a tu moto...
Deslizó ese músculo lánguido que le pertenecía por su labio inferior, dejando un margen considerable entre el inicio y el fin de la acción para dejarme seguir el movimiento con mis ojos. Volví a subir mi mirada a la suya, mientras aparecía la burla como destellos en sus iris, acompañada de una expresión lasciva.
Él lo sabía.
Sabía el efecto que causaba en mí, y se aprovechaba de ello.
-¿Seguro? No sabes las maravillas que se pueden hacer en ella.
Mi corazón dio un vuelco más brusco y doloroso, como si se desconectara de mi cuerpo y empezara a caer en un vacío profundo. Sentí cada fibra de mi ser tensarse, y con ello unas descargas que cruzaban mi espalda. No imaginé que algún día pudiera lanzarse a la piscina y liberar comentarios indecentes.
Carraspeé, tratando de recuperar algo de voluntad y fuerza para no caer en la tentación tan fácilmente. Arqueé una ceja, aún suspendida en el aire.
-¿Puede volar con un cohete en el tubo de escape? Eso si que sería una mejora a añadirle.
Comenté irónica, ignorando aquella táctica de coqueteo. Su mirada se volvió más intensa, me escrutaba con ella a medida que desaparecía su sonrisa y se calaba en mi alma como un inquisidor.
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Dead Come To Life [Lim Changkyun]
Hayran KurguDestrucción Odio Venganza. Esos sentimientos eran los que movían a Lilith por mar, aire y tierra, removía las entrañas de esta última e incluso buscaba la ira de Dios. Esos mismos habían encadenado a su hija en un sólido laberinto de falacias por e...