No lo había pensado, ni siquiera había tenido el tiempo para caer en la cuenta de lo que significaba volver a pisar esa ciudad. Habían pasado unos tres meses aproximadamente desde que había recorrido las calles de los suburbios con el Kia Picanto azul. Normalmente solía conducir por la ciudad para ir y venir de la universidad, por si tenía que ir a buscar un pedido de comida o ir con mis amigos. De resto me gustaba quedarme en casa y prepararle el almuerzo para el trabajo a mi hermana, aunque a la señora Chae le gustaba venir a visitarnos de vez en cuando para que mi hermana mayor le pusiera al día de los últimos cotilleos del trabajo. Al ser amigas y compañeras de trabajo solían emplear bastante tiempo juntas, y sorprendentemente evitaban el tema de Hyungwon, aunque lo agradecía, porque no estaba preparada para hablar sobre ello con ella. Aunque suponía que Abrahel le habría advertido sobre que no comentara nada sobre mi relación con su hijo, porque era muy complicado acallar la curiosidad insesante de la señora Chae.
A veces me quedaba escuchándolas desde la cocina, sintiéndome bastante agradecida con el ángel guardián que cuidaba a mi hermana. Generalmente no se relacionaba con nadie más que con la señora Chae y mi madre, aunque rara vez se daba la oportunidad. Salvo en las ocasiones que salían en plena madrugada para saciar su naturaleza súcubo.
Mis padres había tenido una crisis muy gorda que trataron de solucionar teniendo un segundo hijo como yo (normalmente los demonios que creaban no tenían forma humanoide), mi hermano menor Jimin. Nos llevábamos siete años de diferencia. Sin embargo, no sirvió de mucho. Tras el fallecimiento de mi "abuelo" materno (un demonio mayor que había ayudado a mi madre y la había tratado como su familia), mi padre se había declarado abiertamente homosexual y le había pedido el divorcio a mi madre. Mi madre no se lo esperaba. Había estado toda la vida al lado de un hombre que creía conocer y la había ayudado a superar lo de Adán, y saber que las cosas cambiaban fue un golpe duro. Tras un tiempo mi padre rehizo su vida con un hombre bastante cariñoso y atento en otra ciudad. Vivían juntos y era maravillosa la energía que se respiraba en su casa. En cambio mi madre estaba devastada. Le costó mucho hacerse a la idea y pasar página. Decidieron poner la casa en la que vivíamos los tres como un apartamento vacacional y mi madre se mudó a un departamento a las afueras junto a mi hermano. Por mi parte, como no me sentía a gusto con ninguno, ni con las decisiones que habían tomado, me quedé con mi madre postiza, mi hermana Abrahel, la reina de los súcubos e íncubos. Trabajaba en el hospital como enfermera (era su faceta para disimular ante los humanos) y era extenuante, pero siempre sacaba algo de tiempo que dedicarme, algo que le tenía como queja a mis padres ya que apenas se habían preocupado por daños colaterales y se centraron en rehacer sus vidas apartandome un poco. Aunque agradecía que mi madre no hubiera sacado su lado vengativo y hubiese iniciado una guerra en el infierno
Abrahel sabía sobre mi destino hacia la academia, aunque por supuesto se había llevado un disgusto al saber que me habían convocado y debía irme. Sin embargo, estaba de vuelta, aunque no como quisiera.
Aparqué el Kia en el parking de la facultad, y tras acicalarme un poco entré de nuevo en el edificio, buscando a mi objetivo. Para mi sorpresa estaba solo dentro de un aula. Acomodó su mochila en el suelo echó hacia atrás su asiento para sentarse y ponerse con el móvil. Creyó oir algo y se giró hacia trás, justo donde yo estaba. Por un segundo me asusté, pensando que podía verme, pero me equivoqué al ver que volvió a su posición anterior. El glamour había funcionado.
Me acerqué a él, poniénodme delante de sus narices. Cotilleé un poco lo que estaba haciendo con su móvil. Veía algunos videos en YouTube, hasta que abrió el KakaoTalk para hablar con Nancy. Bufé, rodando mis ojos. Me apoyé en la mesa frente a él, analizando sus expresiones. Ponía una sonrisa boba, y no dejaba de enviarle cursiladas. Sabiendo que pasaría la mañana en la univerisdad y en ese plan bufé. No iba a poder aguantarlo. Pero durante estas dos horas que correpondían a un clase, me di cuenta de queno era tan simple el enamoramiento que teanía Hyunwoo.
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Dead Come To Life [Lim Changkyun]
FanficDestrucción Odio Venganza. Esos sentimientos eran los que movían a Lilith por mar, aire y tierra, removía las entrañas de esta última e incluso buscaba la ira de Dios. Esos mismos habían encadenado a su hija en un sólido laberinto de falacias por e...