Capítulo 3

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JungKook tiró sus jeans y su camiseta sobre la cama antes de abrir el armario y sacar el estricto uniforme de los guardaespaldas de la familia Kim, traje negro, camisa negra, zapatos negros y corbata blanca, y por supuesto la funda de hombro que contenía su fiel Beretta semiautomática. Sopesó de forma inconsciente esta última, acariciando la familiar empuñadura y luego la introdujo en su funda. Sus fríos rasgos no expresaban más que la concentración del asesino que era. Un parpadeo de fastidio cruzó su mirada al darse cuenta que no sabía a dónde iba o cuántos iban a proteger a su  jefe. Aunque supiera cómo enfrentarse a lo inesperado, le gustaba estar al menos un poco informado. Además, al haber sido notificado a toda prisa, era probable que llegara de último, y eso, Kim HeeChul no lo apreciaría en absoluto.

¡Mierda! juró para sí mismo mientras bajaba corriendo las escaleras. ¡Maldición!

Tragándose las molestias, observó la escena con una mirada profesional. De pie, en medio de sus guardaespaldas, cinco en total, seis con él, el jefe daba órdenes con voz autoritaria. A su lado había dos jóvenes de aproximadamente la misma edad. No le costó identificar al heredero. Alto, delgado y, sin embargo, con músculos. JungKook adivinó que, aunque seguramente tendría ventaja en una pelea, no saldría de ella con muchos daños, lucía una media sonrisa insolente. Su presencia y su carisma eclipsaban por completo al que estaba medio escondido detrás de su alta figura, un chico tímido y modesto, de pelo negro e iris azul oscuro, con un físico más latino que eslavo, y que, sin embargo, guardaba un sorprendente parecido con SeokJin.

La fría mirada de Kim HeeChul sobre su persona hizo que las preocupaciones genealógicas de JungKook pasarán a un segundo plano. Sin quitarle los ojos de encima, el mafioso preguntó a su mano derecha en tono seco:

—¿Dónde está Donghae?

—Enfermo, jefe. Creo que se contagió del problema estomacal de su hermano menor. Me tomé la libertad de enviarlo a casa y sustituirlo por Jeon.

"Que tuvo el error de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado", completó este último mentalmente sin que se le moviera un solo músculo del rostro mientras asentía respetuosamente a su jefe.

HeeChul le miró un momento en silencio antes de proceder.

—YoonGi me ha hablado muy bien de ti. No le hagas quedar mal.

—Esa no es mi intención, señor.

—Eso espero. Vamos.

Los guardaespaldas fueron los primeros en salir de la casa. NamJoon abrió la puerta de la limusina blindada, en la que subió primero HeeChul, seguido de SeokJin y el tercer hombre. NamJoon se sentó en el asiento delantero, mientras que los demás ocuparon su lugar en un segundo vehículo. JungKook esperó a que el auto se pusiera en marcha y preguntó a sus compañeros:

—¿Quién es el tipo que estaba con el jefe y su hijo?

—El primo del heredero —respondió el conductor—. Kim BaekHyun, el hijo de la hermana del jefe. Un experto en arte.

JungKook sonrió divertido.
—“Experto en arte”, es decir, un falsificador. —Se sorprendió al escuchar a su interlocutor continuar.

—No te equivoques, muchacho. Realmente es un experto, aunque también tiene talentos más... Clásicos.

—Más vale que lo sepas. —Intervino otro de sus compañeros—. Nadie toca a  Kim BaekHyun  sin encontrar al heredero en su camino.

—¿Ah, sí?

JungKook no había conseguido ocultar del todo su tono divertido, pero el resto de la conversación le hizo cambiar de opinión.

—No te hagas ilusiones, Italiano. Son como hermanos, nada más, pero SeokJin es muy protector con él. BaekHyun es una persona tímida, que prefiere quedarse en su estudio con sus cuadros. Destaca en su campo, y eso es todo lo que el jefe le pide.

Peligroso deseo ♡KookJin♡ [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora