𝐂𝐚𝐩 35

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Unos cuantos días después

𝐋𝐢𝐞𝐬𝐞𝐥

Iría a Eagle Fang, ni siquiera estaba segura de si el sensei me querría allí, pero hay que probar.

Según me dijeron este dojo está en una vieja fábrica.
Entré al "dojo".

—Esto es lo peor que nos podía pasar—decía el sensei Lawrence—. ¿Competición de habilidades? El kata no es karate es baile ¿Y una división femenina? Creí que estaban a favor de la liberación femenina, que reciban un golpe como nosotros.

—Sensei, creo que nos vendría bien alguna chica—decía Miguel.

—Bien ¿Conocen a alguna chica?—preguntó el sensei.

—¿Necesitáis a una chica?—pregunté.

—Liesel—dijo el sensei.

—¿Todavía puedo volver a ser su alumna?—cuestioné.

—Sí, supongo—respondió.

Sonreí y me puse al lado de Miguel quien me dedicó una sonrisa.

—Bien, pues un problema menos—dijo el sensei.

—Em... sensei, creo que sería mejor si hubiera otra chica en el dojo—dije—. Tendríamos más posibilidades de ganar.

—Cierto. ¿Conocen a alguna?—cuestionó el sensei.

—Yo conozco a una chica del club de debate—dijo Bert

—¿Club de debate?—cuestionó el senseu incrédulo—.  Necesitamos asesinas, no frikis. Muy bien dad algunas vueltas tal vez os refresque la memoria e intentad no respirar mucho hay moho en la esquina.

Comenzamos a dar unas vueltas al dojo como el sensei pidió.

—Llegaste justo a tiempo, Liesel—dijo Mitch—. Necesitábamos a alguien para el torneo de chicas y contigo seguro que ganamos.

Yo sonreí aunque no creyera eso.

[...]

Fuimos con el sensei al instituto, concretamente a la parte donde entrenaban los equipos femeninos.

—¿Seguro que podrá con esto?—le preguntó Miguel al sensei.

—Por favor, cuando estaba en esta escuela lo único que hacía mejor que el karate y eso se me daba bastante bien era hablar con chicas—dijo—. Mira y aprende.

Miguel y yo nos quedamos ahí viendo como el sensei intentaba conseguir alguna alumna.
Pero, no era muy efectivo.

—Bien pasemos al plan b—dijo el sensei sacando de su mochila aceite para bebés.

—¿Qué hará con eso?—pregunté.

—Untarselo a Miguel—respondió.

—¿Qué?—cuestionó el nombrado.

—Quítate la chaqueta—dijo el sensei, Miguel rodando los ojos hizo caso—. Confía en mí, a las chicas les encanta esto.

Le echó el aceite en las manos de Miguel.

—Si tú lo dices—murmuré.

Realmente no sé, haber, Miguel untado con aceite no me atrae mucho, lo veo más como un amigo o hermano, pero si a lo mejor fuesen Robby o Eli...

—¡Demasiado! ¡Demasiado!—dijo Miguel al ver que el sensei no dejaba de echar aceite.

—Untate bien—le dijo el sensei—. ¿Y tu pelota de playa?

𝙈𝙞 𝙥𝙚𝙤𝙧 𝙙𝙧𝙤𝙜𝙖 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙩𝙪́ || 𝘾𝙤𝙗𝙧𝙖 𝙆𝙖𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora