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Tres días lleva en Osahiro.
Tres días en que aún seguía sin su auto y dos días en que había ocupado para pasear con Petra, descubrir que tan lejos quedaba el trabajo y desempacar las cosas que había traído.

Había conocido a sus vecinos.
Al lado izquierda una familia con tres pequeños que intentaban jugar con Petra y se metían a su diminuto jardín sin permiso.

Al lado derecho aún no sabía con certeza quién vivía, pero había visto salir del lugar a varias personas. Todos de edades similares, parecían un poco mas jóvenes que él. 

En tres días debía presentarse en su trabajo y del taller mecánico aún no le daban un valor y días estimados de cuando estaría listo su auto, el señor Jeon decía que su hijo estaba trabajando y que pronto podría retirarlo.

Tenia dinero ahorrado por si surgía alguna emergencia en el futuro y pensaba con eso pagar el taller mecánico y solo esperaba que no fuera tanto, porque en ningún momento espero tener que ocuparlo a menos de una semana de llegar. 

Hasta ahora solo había tenido jornadas virtuales de trabajo en las que había estado largas horas escuchando reuniones, planes y proyectos que esperaban que lleve a cabo.

La soledad y miedo llegaba a él por las noches.
Era ahí cuando se permitía preguntar ¿Qué estoy haciendo?
No conocía a nadie y si bien esa era la idea de comenzar de nuevo, era difícil comenzar en un lugar donde lo más cercano que tenía a una familia era su perra.

¿En qué estará su ex novia? ¿Desde hace cuanto lo engañaba? ¿Debería contestar a sus llamadas? ¿Cuánto lo iban a ignorar sus padres? ¿Seguirían pensando que es solo una rabieta infantil?

En estos días no había conseguido respuesta y lo que había optado por hacer era salir a correr por las madrugadas.

Hubiera preferido andar en bicicleta. Pero nunca fue especialmente bueno manejando una, cuando era pequeño solía caerse constantemente y pelarse las rodillas en el proceso. De igual forma no tenia una bicicleta en la cual practicar, así que solo le quedaba usar sus pies y correr. 

Hasta hace dos meses tenía una bicicleta. Era nueva, se la había regalado su ex novia y cada vez que la usaba para ir al trabajo o al supermercado eran sus partes favoritas del día.

No está demás decir que vendió la bicicleta. Vendió todo lo que alguna vez le regalo su ex novia y aquellas cosas que quedaron simplemente las desecho.
No quería nada que le recordará a ella.

Por eso ahora le tocaba correr en la madrugada. Esta madrugada había despertado especialmente enojado y triste por lo que luego de vestirse con unos pantalones cortos y una sudadera salió de su casa sosteniendo una pequeña botella.

Paro varias veces y comprobó que llegó más lejos que otras veces cuando miró alrededor y no tenía ni la menor idea de donde estaba.

Ya casi no habían casas, sólo árboles, el sol comenzaba aparecer tímidamente y vio un poco más allá un camino largo que reconoció como el que llevaba a la carretera.

Se sentó al borde del camino con la respiración agitada, se limpio el sudor del rostro con la sudadera y bebió lo que le quedaba de agua. Sentía todo el cuerpo cansado y pesado y él solo pensar en que debía volver lo hizo quejarse.

Después de varios minutos sentado pudo ver un auto que venía a la distancia, estuvo tentando a detenerlo y pedir que lo llevara, pero tenía demasiado cansancio hasta para ponerse de pie.

Grande fue la sorpresa y el susto cuando el auto paro a su lado y bajó la ventanilla del piloto.

No conocía a nadie en el pueblo o eso pensaba hasta que vio al chico grúa conduciendo el auto.

Osahiro Nos Une.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora