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No había edad para comenzar de nuevo.
No había edad para ser aventurero y dejar todo atrás.
No había nada, ni nadie que detuviera a Seokjin de escapar de esa grande y ruidosa ciudad en la que había vivido por años.

Se había preocupado de viajar con sus dos pertenecías más importante.
Su viejo auto negro que se lo regalo su padre cuando cumplió los 20 y Petra su perrita y fiel compañera mestiza que la había adoptado hace casi 8 años.

Lo demás sólo fue ropa, artículos de aseo, cremas y perfumes que usaba frecuentemente, sus libros favoritos que alcanzarán en una caja, su computador y todos los juguetes de su mascota.

En general estaba viajando bastante ligero si se pensaba que se estaba mudando de ciudad.

Dejó muchas cosas atrás. Tanto materiales, como emocionales. Atrás quedaron experiencias y sensaciones que esperaba que se quedarán allá y no lo siguieran hasta Osahiro.

Parecía que estaba escapando.
Y la verdad es que lo hacía.
Estaba dejando atrás una triste y dolorosa ruptura, una familia que por mantener las apariencias son capaz de todo y un trabajo del que había sido despedido sin previo aviso.

Hace unos meses todo iba mal. Era más que una simple racha de mala suerte.
Su perfecta vida se estaba desmoronando en todos los ámbitos posibles y lo último que terminó por enterrarlo fue el ver a la que hasta ese momento era el amor de su vida, en su propia cama con otro hombre.

Fue una imagen impactante. Fue algo que jamás de espero de la tierna y amorosa mujer que hasta ese momento llamaba su prometida.

Osahiro apareció como un salvavidas. Fue una salvación que no esperaba y que no sabía que necesitaba.

Osahiro tenia como definición el camino más luminoso, decidió aferrarse a esa definición y creer de corazón que todo lo que estaba por venir seria bueno, luminoso. Diferente a todos los meses que estuvo viviendo.

La idea de irse de la ciudad llego sin ser buscada. Pero con el paso de los días parecía que cobraba mas y mas sentido. 

Todo comenzó cuando buscaba opciones de trabajo, el primer mes había buscado dentro de la ciudad, pero rápido se dio cuenta que tendría que ampliar la búsqueda a otros lugares mas lejanos y ahí de improvisto apareció Osahiro. 

Un pequeño y remoto lugar del que jamás habia escuchado hablar.  Fueron esas características las que lo llevaron a pensar ¿y si me voy? todo partió por un impulso. 

El anuncio prometía 40 horas laborales, fin de semana libres y parecía estar diseñado a lo que buscaba. Sin pensarlo demasiado postulo. Paso las pruebas y entrevistas sin mayores complicaciones. Y en menos de dos meses ya estaba preparando todo para irse.

En Osahiro viven menos de diez mil personas.
No hay muchos edificios altos, hay un solo gran supermercado y la mayoría de sus habitantes trabajan en la conocida fábrica textil que está casi a la salida del pueblo.
Todos esos datos los habia encontrado en internet y no sabia la veracidad. 

No es el lugar donde creyó que viviría y ahora que los carteles en la carretera indican que quedan menos de 50 kilómetros para llegar el sentimiento de emoción y miedo se está apoderando de todo su cuerpo.

No sabía que esperar.
Solo deseaba estar tomando la mejor decisión.

Al final solo le quedada pensar se forma positiva, porque ya habia dejado todo atrás y  volver no era un opción. 

Avanzar siempre, retroceder jamás era lo que repetía mientras se acortaban los kilómetros hasta llegar a su destino. 

Osahiro Nos Une.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora