Día 11: Suigetsu.

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Fumiko salió de la habitación de Reiko y rápidamente se fue hacia su sector para no ser vista por nadie, lamentablemente, una sombra había presenciado la huida de la Uchiha. Caminó hasta la puerta entreabierta de la habitación de Reiko y al entrar vio a la muchacha muerta en el piso mientras la sangre ya había formado un charco. Aquella figura avanzó hasta el cadáver y se inclinó para tomar el brazalete de la muñeca de la chica, hurgó en sus bolsillos para hurtar la llave de su habitación y luego salió de ésta con el mismo sigilo con el que entró...

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Reiko corría por los corredores, sus manos temblaban, qué mierda había hecho? Jamás pensó que habría alguien ahí, solo lo había hecho para defenderse.

- Reiko!- una persona le habló.

- Por fin te encuentro, dónde estabas?!- le gritó la rubia.

- Revisaba las puertas que tienen códigos, creo que funcionan.- dijo aquella persona.

- Claro que funcionan!!!- Chilló la chica histérica, algo inusual en ella.

- Qué te ocurre Reiko?

La chica guardó silencio por unos segundos, pero decidió hablar.

- Yo... hice algo...- dijo nerviosa la rubia.

- Qué cosa?...

- FUMIKO!!- era la voz de Benjiro.

- Mierda! Viene alguien!- la joven se escondió junto con aquella persona y divisaron como el castaño corría por los corredores.

- Reiko, qué pasó?- le preguntó aquella persona.

- Maté a Izumi...- los ojos de la chica se llenaron de lágrimas...

Una vez que Benjiro se llevó a una destrozada Fumiko, Reiko junto con su acompañante, entraron a aquella habitación.

- Mierda Reiko...- expresó aquella persona al ver el cadáver de Izumi.

- Qué voy a hacer?- expresó nerviosa la rubia.

- Primero, recuperemos tu lanza.- aquella persona le sacó la lanza a la pelinegra.- Llevemonoslo.

- Qué?!!!

- Hagamos un montaje, así no sospecharán de ti.

- Tú estás loco?! Como vamos a-

- Quieres tener a Itachi Uchiha encima?- le dijo seriamente.

La rubia tragó saliva.

- Qué tienes pensado hacer?- preguntó nerviosa.

- Tengo un plan, confías en mí?- le dijo aquella persona mirándola fijamente.

- Sí... confío en ti, Ukyo...

El pelinegro abrió sus ojos con mucha dificultad, le pesaban demasiado como si no hubiera dormido en días, pero se sobrepuso para poder despertar adecuadamente. Lamentablemente, no pudo ni terminar de despertar cuando Neji y Kenjiro entraron a su habitación.

- Pero qué...?- expresó el muchacho confuso.

- Ukyo, lo siento, pero tienes que venir con nosotros.- dijo Kenjiro con seriedad.

- Por qué?- el pelinegro sintió miedo de repente.

- Ya deja de resistirte! Tú vienes con nosotros y punto!- Neji lo agarró sin ninguna delicadeza y junto con Kenjiro lo sacaron a la fuerza de su habitación.

40 días y 40 noches.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora